El fútbol dio un pésimo mensaje a tus hijos. ¿Qué mensaje les darás tú?

En la Copa América de Chile 2015, Arturo Vidal, jugador chileno, estrella del equipo. Chocó su automóvil por estar en estado de ebriedad, el fútbol lo perdonó ¿la sociedad también?

Arturo Leonardo

“Hacer feliz a tanta gente, no causa derechos, genera obligaciones”, escribió el periodista José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo, y yo no puedo estar más de acuerdo en ello. En la Copa América de Chile 2015, Arturo Vidal, jugador chileno, estrella del equipo, chocó su automóvil por estar en estado de ebriedad. Tanto el futbol como y la vida lo perdonaron. ¿La sociedad también?

A quien quieres, le permites todo

Recapitulemos: Vidal, ídolo del futbol chileno, juega en la Juventus de Italia, equipo que ha ganado los últimos cuatro torneos locales y que acaba de perder, de forma decorosa, la final de la Liga de Campeones de Europa ante el Barcelona.

Vidal es la figura principal en la que descansan, de alguna manera, las aspiraciones deportivas de todo un pueblo. Pero el futbol es mágico y peligroso a la vez: transforma a simples mortales en celebridades que algunos (incluso ellos mismos) elevan a la categoría de héroes o dioses durante noventa minutos. El peligro se da cuando esos protagonistas, al salir del estadio, no se salen del papel.

Después del juego que Chile, anfitrión de la Copa América, empató ante México 3-3, Vidal, como cualquier ser humano, tuvo unas horas para divertirse. Pero Vidal tentó a la suerte, fue a un casino e ingirió bebidas alcohólicas, como casi cualquier ser humano. Entonces tomó su automóvil, un Ferrari (que no tiene cualquier ser humano) y se estrelló en la carretera. Él y su esposa salieron ilesos: la vida les dio un segundo tiempo.

El niño consentido, que cree merecerlo todo

El problema es que cuando la policía llegó a la escena del accidente, Vidal se creyó que todavía estaba en el estadio. Él amenazó a los policías diciendo que si lo esposaban, todo Chile se volcaría contra él, pero Vidal recibió un cubetazo de humildad y pasó una noche detenido, tal y como lo manda la ley chilena en estos casos.

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Entonces llegó Jorge Sampaoli, entrenador de la selección chilena y la propia Federación de Futbol de ese país, que decidieron que lo de Vidal era un tema menor, “un error como cualquiera lo tendría”, y no solo no lo corrieron del equipo nacional, sino que no recibió ninguna consecuencia.

La importancia de fijar límites

El futbol y más aún, Sampaoli, el responsable de la disciplina en la selección de Chile, dieron un pésimo mensaje al mundo. Claro, cualquiera puede equivocarse, pero aplaudir o solapar el alcohol y el volante en deportistas me parece inaceptable.

Y es más inaceptable porque Vidal estaba en competencia. Sí, era su día libre, pero no estaba de vacaciones. Dígame usted si en su hora de comida puede echarse unos tragos y regresar al trabajo. Vidal estaba trabajando, y le pagan un buen dinero por representar a su país, no es un tema de que lo hace “por amor al futbol”.

Chile pudo dar un manotazo y mandarle el mensaje a la juventud: “Antes que ser figura, eres un ejemplo para la sociedad”. ¿Cuántos jóvenes no esperarán ser como Arturo Vidal para que la fama los ayude a cubrir sus errores?

El deporte tiene historias y enseñanzas maravillosas, pero también, pasajes oscuros, más cercanos a los cuentos de gánsteres que a los de gloria y honestidad.

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Twitter@oscarMAL16

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Arturo Leonardo

Comunicador fanático de sus hijos a quienes les relata día a día sus aventuras de música y deportes, gusta de leer lo que se cruce en su camino, piensa que el acto más revolucionario que puede existir es el de reír.