Ayuda a tus hijos a cumplir sus sueños

La historia del pequeño Connor nos deja una enseñanza para todos los padres que desean apoyar los sueños de sus hijos.

Arturo Leonardo

Cuando tenía 11 años, descubrí que mi pasión era narrar historias deportivas. Primero al micrófono. Luego, gracias a la confianza que depositó mi madre en mí y que siempre creyó en mi decisión, pude alcanzar esa meta: soy periodista deportivo y no sólo narro historias con un micrófono, sino también mediante la palabra escrita, aunque en ocasiones de mi teclado salgan principalmente disparates.

strong,Connor “el Triturador”

Una de esas historias es la de Connor, un niño de siete años que logró lo que nadie en la liga de lucha libre más grande de los Estados Unidos: sometió al campeón de la WWE, lo tomó por el cuello y logró vencerlo. Por si esto fuera poco, el niño Connor, al que apodaron “El Triturador”, y al que presentaron como “más poderoso que un huracán y con la fuerza de 100 hombres”. Connor, lleno de vitalidad, tuvo una oportunidad ante Triple H justo en el centro del ring. “El Triturador” tomó fuerza y conectó un tremendo derechazo.

Una decena de fans presenciaron el evento, se tomaron fotos, charlaron unos minutos con las estrellas del wrestling, pero, hubo una persona muy especial que siempre acompañó a Connor, esa persona creyó en la regla básica del mundo de los costalazos: todo se puede cumplir, si lo deseas: se trataba de su padre.

¡Connor logró ser el campeón! Y su campeonato será eterno, debido a que el pequeño Connor Michalek tenía cáncer y murió pocas semanas después de su aventura en la WWE. Cuando Connor le dijo a su padre que estaba decidido a ser campeón de la WWE, su padre se dedicó a ayudarlo a cumplir su sueño sin importar la condición delicada del niño. Movió cielo, mar y tierra para lograrlo, y nunca le dijo a su hijo que el tiempo no le alcanzaría. Se subieron juntos al tren del éxito y se bajaron en la estación final.

Advertisement

¿Conoces los sueños de tus hijos?

¿Qué tanto le haces caso a lo que te dicen tus hijos? ¿Te platican de sus sueños? Si lo hacen, no dejes de hacer caso a ello, atesóralos. Mejor aún: foméntalo. Un niño con confianza y apoyo puede llegar a lo más alto y hacer lo que se proponga.

Escucha a tus hijos, no esperes un evento traumático como una enfermedad o accidente. Crezcan juntos y quizá descubras tu verdadera vocación gracias a él: entrenador de futbol, fotógrafo, videograbador u orador profesional en momentos difíciles, quién sabe.

Cómo ayudarlos. Bien lo primero ya está más que dicho pero nunca está de más resaltarlo:

  1. Confía en ellos. No pongas en tela de juicio si te dicen que cuando sea grande caminará sobre la Luna o anotará el gol de la final en la Copa del Mundo. Tómalo por el hombro y dile que te lo prometa.

  2. Recuerdáles la promesa. Depende de las actividades y el ritmo de cada familia el tiempo en que puedan entender exactamente qué significa una promesa. Un día cualquiera sé tú quien le recuerde que se comprometió a meter ese gol y hagan planes acerca de ese día, por ejemplo, que viajarás al mismo estadio donde jugará.

    Advertisement
  3. Explícales cómo llegar a ese fin. Evidentemente, a cada edad la estrategia será diferente, pero sí es importante decirle: “Bien, si eso quieres, adelante, pero éstas son tus opciones y los caminos para hacerlo.” Al ir creciendo puede que aumenten sus desafíos para conseguir su sueño o que el sueño cambie. De cualquier modo apóyalo y enséñalo a perseverar.

Mi hijo es pequeño: aún no cumple los tres años de edad, pero es un fanático de las películas de automóviles y le encanta ver autos en las calles y todo lo que tenga que ver con ruedas. Me señala los autos y entonces le digo, “cuando tú lo manejes, me llevas”, espero que en varios años eso pase, y mientras esté entre sus sueños, lo ayudaré a que llegue a Fórmula 1 y grite desaforado junto a él por la velocidad alcanzada, claro, en el asiento del copiloto y si los autos de F1 no lo tienen, pues lo inventamos.

Toma un momento para compartir ...

Arturo Leonardo

Comunicador fanático de sus hijos a quienes les relata día a día sus aventuras de música y deportes, gusta de leer lo que se cruce en su camino, piensa que el acto más revolucionario que puede existir es el de reír.