Ayúdenme: Las preocupaciones están afectando mi matrimonio

Muchas personas viven demasiado preocupadas por los afanes diarios y se pierden de disfrutar la fascinante dicha de vivir. Es mejor ocuparse que preocuparse para vivir mejor.

Arelly Vela Catzín

En nuestro hogar tanto como en el trabajo, estamos a diario expuestos a enfrentar preocupaciones que pueden volverse excesivas. Éstas pueden llegar a impedirnos disfrutar de las cosas bellas que nos rodean, incluso de los detalles simples de la vida. A lo largo de nuestra vida atravesamos muchas etapas preocupados por cosas que son pequeñas, pero que nos parecen enormes al momento de vivirlas.

La realidad es que a veces podemos estar desperdiciando nuestra vida, si damos a las preocupaciones cotidianas una importancia mayor de la que realmente tienen. Muchas veces, los problemas nos distraen y nos perdemos de esos momentos “mágicos” con nuestro cónyuge o con nuestros hijos, momentos que, aunque queramos, ya no podremos recuperarlos.

Es cierto que no hay que tomarse la vida a la ligera o de forma superficial, pero tenemos que aprender a vivir el presente como es, minuto a minuto, de modo que no dejemos ir lo mejor de nuestra vida familiar sin que siquiera lo percibamos.

Dice una frase bíblica: “Baste a cada día su propio afán” (Mateo 6:34). Nos cuesta comprenderlo y aún más practicarlo, pero recordemos que si reaccionamos adecuadamente ante los “afanes de cada día”, podremos vivir más tranquilos y felices.

Para ayudarte a lograrlo, permíteme compartir contigo algunos ejemplos de lo que podemos hacer para no preocuparnos más de la cuenta, o bien, para disminuir el peso de las preocupaciones cotidianas en nuestra vida y la de nuestra familia:

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1. Platica con tu pareja

Muchas veces pensamos: “No quiero que también él se preocupe. Es mejor no contarle lo que pasa”. Esto nos lleva a encerrarnos en los problemas y con ello se incrementa el peso de éstos en nuestra espalda. Recuerda: Dos cabezas piensan más que una. Habla con tu cónyuge, cuéntale lo que está sucediendo, por insignificante que te parezca. Habla con claridad y aprende a compartir tus sentimientos. Escucha las posibles soluciones que tu pareja te comparta y exploren juntos nuevas opciones. Esto hará que disminuya un poco la tensión y juntos encuentren una mejor solución a los problemas.

2. Organiza tu espacio y tu tiempo

La preocupación ocupa nuestra mente y nos lleva a descuidar pequeños detalles que, en conjunto, afectan el orden en nuestra familia: se acumulan las cosas fuera de su lugar, olvidamos dónde las dejamos y hasta pensamos que todo y todos están en contra nuestra, incluso nuestro cónyuge y nuestros hijos. Eliminar el desorden te dará una sensación de que las cosas están bajo control, así que tómate cinco minutos para cerrar los ojos, respirar profundo, despejar tu mente. Claro, esto no solucionará tu problema pero tampoco lo empeorará, así que inténtalo. Luego, observa un momento el lugar que te rodea y deshazte de las cosas que no uses o que ya no necesitas. Guarda lo innecesario, renueva tu espacio, ordena con creatividad.

Organizar nuestro tiempo también ayuda un poco. Programa tus actividades, sin restarle prioridad a las que realmente son importantes y, aunque no tengas la mejor disposición, ocúpate en ellas. Acumularás menos pendientes y tendrás un ligero avance en tus compromisos.

3. Intenta relajarte

Es muy difícil controlar ese estado de constante preocupación, es verdad. Los pensamientos nos abruman y no podemos conciliar el sueño. Por si fuera poco, una mente cansada rara vez es productiva, pues no nos deja pensar con claridad. Por ello, te sugiero que antes de acostarte, platiques con tu pareja de cosas que te ayuden a relajarte y a ver las cosas con optimismo. Reconoce que mañana será otro día y puede ser mucho mejor que hoy. Si a pesar de ello no dormiste bien, intenta durante el día tomar breves siestas, o bien, busca amigos con quienes puedas compartir un rato agradable, distraerte y pasarla bien. Si es necesario, busca ayuda médica para que logres descansar y conciliar el sueño.

4. Prepárate para enfrentar futuras preocupaciones

La vida es impredecible, no sabemos cuándo llegará a ella una preocupación, ni de qué manera o por cuánto tiempo tendremos que enfrentarla. Por ejemplo, si hablamos de desempleo, antes que los problemas lleguen, busca con tu pareja opciones que se ajusten a los deseos, sueños, retos y preparación de ambos. Si hablamos de la educación de los hijos, prepárense leyendo, preguntando, observando y pidiendo consejo. Respecto a las finanzas, haz tus pagos a tiempo, busca saldar tus deudas. Recuerda: no dejes para mañana lo que hoy puedas hacer.

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5. No te quedes quieta o inactiva

Considera que si dejas que las preocupaciones te paralicen, ésto solo aumentará tu ansiedad y te volverá irritable. Para ver la vida con entusiasmo, piensa que los problemas son oportunidades que sacan a relucir lo mejor de nosotros y nos dejan enseñanzas que nos ayudan a vencer las adversidades. En ti está decidir si actúas y aprovechas esas nuevas oportunidades o las dejas pasar. Para progresar, puedes apoyarte en el consejo de otras personas y luego actúa para enfrentar tus problemas. Trabaja en equipo con tu pareja. Pídele que haga algunas cosas por ti. Tú puedes. Hazlo.

No es fácil vivir sin preocupacionesexcesivas, pero tampoco es imposible. Recuerda: sólo se vive una vez, y si vives la vida de manera adecuada, con esa vez será suficiente.

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Arelly Vela Catzín

Arelly Vela es Maestra en Ciencias Químicas, graduada en la Facultad de Química de la UADY. Es madre de 2 niñas y consejera de matrimonios. Para cualquier contacto escribir a qfbarellyvela@hotmail.com