Con buena comunicación, ¡mejora tu relación con tus hijos!

Comunicarnos adecuadamente con nuestros hijos es una tarea fundamental. Si te cuesta trabajo hacer que ellos hablen, te comparto algunas acciones que puedes llevar a cabo para que tu comunicación no se quede solo en una buena intención.

Paola López Martínez

Cuando descubrí que estaba embarazada me invadió una felicidad inmensa. Di gracias a Dios porque la bendición más grande de mi vida venía en camino y oré a Él pidiéndole sabiduría, amor y fortaleza para educarla. Creo que desde ese día mi relación con Dios cambió; ahora lo necesitaba cerca. Quería sentirme próxima a Él, así que empecé a hablarle.

¿Que cómo lo hice? Fue difícil empezar, pero había algo en mí que me insistía a hacerlo: oraba, pedía bendiciones para mi bebé, para mi matrimonio, para mí y le daba las gracias. Sin darme cuenta, de pronto me sentí amada como jamás lo había sido antes. ¿Que cómo supe que ese amor venía de Dios? Descubrí que entre más hablaba con Él, más segura y feliz me sentía. Comunicarme con Él, me acercaba a Él.

Poder comunicarnos es un privilegio único que Dios nos ha concedido. Tenemos la gran bendición de expresar lo que pensamos y sentimos no solo a través del habla, sino también por medio del uso de nuestro cuerpo con caras, gestos y abrazos. O también por otros medios como la escritura, las imágenes, etc. ¡Siempre nos estamos comunicando! Así es que de la misma manera en que nos sentimos plenos cuando estamos en contacto con Dios, así también sienten nuestros hijos cuando nos acercamos a ellos y los escuchamos.

¿Quieres hacerlos sentir valiosos? habla con ellos. Cuando escuchas atentamente les estás diciendo: me interesas. Preocúpate por lo que tienen que decir, por lo que piensan y lo que sienten. La buena comunicación favorece las relaciones, ya que desarrolla confianza, amor y bienestar.

En todas las etapas de nuestra vida necesitamos sentirnos en contacto con los que nos rodean:

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Si estás embarazada

Háblale a tu bebé. Acostúmbralo a escuchar tu tono de voz, a sentir tu ternura y amor. Cuando tu pequeño haya nacido y escuche tu voz, sabrá que eres tú quien le cuidaba y era su principal fuente de amor, esto les permitirá desarrollar un vínculo irremplazable.

Si tu hijo es pequeño

Enséñale a comunicarse, a decir lo que piensa, a demostrar lo que siente. Enséñalo a escuchar y respetar lo que los demás tienen que decir.

Si tu hijo es mayor

Motívalo a hablar, acércate a él, gánate su confianza, no le juzgues ni te burles de lo que tiene que decir, ayúdale a esclarecer sus dudas, sentimientos y emociones. Al volcar nuestra total atención hacia nuestros hijos, les demostramos lo importantes que ellos son para nosotros. Si te cuesta trabajo hacer que ellos hablen, permíteme compartirte algunas acciones que puedes llevar a cabo para que tu comunicación no se quede solo en una buena intención:

Rompe el hielo

Si no están acostumbrados a hablar, el primer paso lo tienes que dar tú. Inicia la conversación, cuéntale cómo estuvo tu día, lo que hiciste y cómo te sentiste. Tal vez por muchos días solo seas tú quien hable, pero esto te hará ganar su atención y se dará cuenta que, al igual que la de él, tu vida está llena de sucesos que contar y compartir.

Elimina los intrusos

Hoy en día la televisión, los iPods y los teléfonos celulares nos han robado la atención de nuestros hijos. Cuando hables con tus hijos, busca que puedan desconectarse del mundo exterior. Uno de los mejores lugares para propiciar una buena charla es el automóvil: ahí no hay manera de huir. Un buen momento para propiciar la conversación, es después de haberlo recogido de la escuela, cuando sus sentimientos están a flor de piel. Apaga el estéreo, dile que se quite sus audífonos y apaga tu celular.

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Pregunta, pregunta, pregunta

¿Cómo te fue en la escuela? es la mejor excusa para que expongan su sentir. No te conformes con un simple “bien, regular o mal”: indaga, pregúntale por qué se sintió así, quién tuvo que ver con eso, qué aprendió. Lo importante es que le ayudes a que comparta sus experiencias y emociones contigo.

Escucha todo lo que tiene que decirte

Un error que cometemos con frecuencia, es emitir un juicio antes de haber escuchado toda la historia. Déjalo que hable, no opines, juzgues o restes importancia antes de tiempo. Si vas a aconsejar, ten cuidado de hacerlo hasta que haya terminado de contar todo.

Evita los malos entendidos

Uno de los principales problemas al comunicarnos es no saber expresar lo que sentimos, y si hablamos de hijos adolescentes, la tarea es todavía más complicada. Ayúdale a entender lo que siente, enséñale la diferencia entre estar enojado, triste, impotente o confundido. Si no entiende lo que siente, será complicado expresarlo.

Busca comunicarte a toda hora

A la hora de comer, en el coche, en su cuarto, mientras juegan, antes de acostarse, propicia en todo momento una charla, Asegúrate de poner tu total atención en ellos. Si haces que tus hijos platiquen contigo en diversos momentos del día te asegurarás de estar al corriente en sus necesidades y desafíos.

Hacer que nuestros hijos encuentren en nosotros a su principal fuente de confianza y buen consejo es nuestra tarea. Tu mayor recompensa será que ellos experimenten serenidad y plenitud. Yo estoy convencida por completo de que, como en nuestra relación con Dios, mientras más nos comunicamos con nuestros hijos, más nos acercamos a ellos. Y tú: ¿Qué otros consejos podrías compartirnos?

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Paola López Martínez

Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Tamaulipas y tengo dos diplomados, uno en Orientación Familiar y otro en Asistencia Social y Voluntariado y desde hace un año doy terapia psicológica mi email es plopezmtz@hotmail.com