Corrige a tus hijos a tiempo, antes de que ellos te hagan pasar vergüenzas

Si crees que la responsabilidad de criar en valores es de la escuela, descubre la delgada linea entre lo que tú y la escuela deben corregir. Delincuencia juvenil: la delgada línea entre lo que los padres pueden corregir y lo que no.

Erika Otero Romero

Algo en lo que concuerdo con los profesores, es que los hijos de una familia responsable deben ir educados desde casa. La escuela es una institución que infunde conocimientos en diversas áreas y, por lo tanto, no debe de ser responsable de los desórdenes, errores, e incluso crímenes que cometen niños, adolescentes y jóvenes.

Se trata de un tema espinoso, sin duda, pero no tratarlo no hace que el problema sea menos grave. Los padres de familia reconocen que cada día son muchos los eventos desafortunados que ocurren en las escuelas a manos de los estudiantes; esos sucesos van desde la burla y ridiculización de un niño al que otros han agarrado de “chivo expiatorio”, hasta amenazas de hacerle daño, peleas a las afueras o en las mismas instalaciones del colegio, robos y muchas otras faltas graves.

Por si fuera poco, cuando un padre o madre preocupados desean corregir a un hijo que ellos mismos reconocen que se ha salido de sus manos, la situación se vuelve insostenible porque ese vástago puede llegar a agredirlos o los amenaza con denunciarlos a las entidades gubernamentales por maltrato; triste, sí, pero cierto.

Lo anterior me lleva a recordar una noticia reciente: una madre descubrió que su hijo había hurtado un smartphone; ella lo presentó ante las autoridades, reconociendo que ella misma ya no sabía qué hacer ante esa situación. La pregunta que surge es la siguiente: ¿qué es lo que los padres hacen mal para que un hijo se salga de sus manos y deban recurrir a las autoridades? Mi respuesta es nada o mucho.

¿Por qué nada o mucho?

Nada, porque como me dijo una vez mi tío: “Se crían hijos, mas no sentimientos”. A los hijos se les puede dar lo que esté al alcance de las posibilidades, se les reprende y corrige con “chancla” o cariño y, solo si ellos quieren, OPTAN por el camino bueno. Y es que ese es el meollo del asunto: siempre que un ser humano pueda elegir, es él y únicamente a él a quien hay que hacer responsable de sus actos y sus consecuencias.

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Asume que los niños tienen poder de distinguir lo bueno y lo malo de la vida a partir de los 8 años (otros a menor edad); si a eso se le suma que han vivido en un ambiente, bueno o malo según el caso, ese será el ejemplo que tenga de la vida y será, además, lo que le aporten a la sociedad. Es cierto que muchos menores han pasado por situaciones de veras horribles y son, de hecho, los mejores seres humanos que jamás se pudo conocer, pero hay otros que aunque han vivido en hogares ejemplares, eligen el camino más retorcido (caso de algunos asesinos en serie) sin que los padres puedan suponer que su hijo se va a ir por ese tipo de camino.

Acá es cuando viene la respuesta al mucho: otorgar a un hijo todo, sin medida; pelear con la pareja frente a ellos, no acudir a su llamado de ayuda ante el bullying escolar o del lugar donde se viva, no saber qué tipo de amigos tiene e ignorar comportamientos claramente perturbadores sin acudir a un psiquiatra que diagnostique una posible enfermedad mental, son detonantes para que tu hijo mañana se salga de tus manos y se convierta en un criminal.

Recomendaciones

Mucho se ha dicho al respecto, pero como lo que bien se aprende no se olvida, aquí va de nuevo:

  • Presta atención al tipo de amistades que tiene, anota nombres, dirección, e incluso procura conocer a sus padres.

  • Atiende las quejas de tus hijos ante un posible maltrato, averigua su procedencia y busca una solución.

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  • Corrige al niño para no castigar al adulto. Si notas que algo no está tan bien como debería, observa en qué está equivocándose tu hijo y corrige su sendero.

  • Dale buen ejemplo tratando bien a tu pareja, y arreglado sus problemas en privado, ese será el ejemplo de hogar, padre o madre y pareja que desee tener.

Enseñándole honradez

Si llega a casa con algo que no le pertenece, haz que lo devuelva aunque le suponga pasar una vergüenza.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.