Cosas de mujeres… que todos los hombres en casa deberían saber
¿Te has preguntado por qué nos cuesta tanto trabajo hablar de la menstruación? Aunque no lo creas, esto puede estar relacionado con la forma en que la vives, seas hombre o mujer. Echa un vistazo y descubre por qué.
Mariana Robles
Hay muchas formas de nombrar popularmente el periodo menstrual en las mujeres, la “regla”, “la visita de Andrés” o “estar en tus días”. Estas formas de nombrarla en general asocian este proceso fisiológicamente saludable con algo sucio, secreto o que provoca vergüenza. De ahí, quizás, que nos cueste tanto trabajo hablar de ella por su nombre correcto, sobre todo con nuestros hijos e hijas. Pero más allá de los rubores que puede enfrentar una madre o un padre para hablar con sus hijas sobre el periodo menstrual, lo que pocas veces nos detenemos a pensar es qué es lo que transmitimos respecto de ella a través de las formas que tenemos de vivirla en la familia, qué palabras utilizamos para referirla o para evitar nombrarla. Es importante que antes de hablar con tus hijas sobre este tema, pienses en cómo se vive la menstruación en tu familia, tanto por los hombres como por las mujeres que la integran. Para ello, te sugiero que consideres algunas cosas:
1. No es un tema tabú
Aunque es indudable que la menstruación es un tema que pertenece a la intimidad de una mujer, debemos cuidarnos de no tratarlo como un tema tabú. Es importante que podamos hablar con toda claridad y confianza, sin rubores o miedos, sobre el tema de la sexualidad y la reproducción. No solo con los niños, también entre adultos. Si eres mujer o un hombre que convive con mujeres (sea tu madre, tus hermanas, tu pareja, amigas o hijas), es importante informarse sobre el tema de modo que puedas tener claridad sobre aquello que ocurre en tu cuerpo, o en el de aquellas mujeres a las que amas. Esto te ayudará a vivir este proceso sin dudas, pena o incomodidad. Recuerda, además, que informarte te permitirá luego explicar con claridad y precisión sobre aquello que tus hijos necesiten saber.
2. No es solo “asunto de mujeres”
La menstruación no es únicamente “cosa de mujeres”, aunque forme parte de los procesos físicos que se dan en el cuerpo femenino. Por ello, dejar de tratar el tema de la menstruación como un tabú implica también reconocer que no es algo que tenga que ocultarse a los hombres de la familia. Podemos hablar también con los hijos varones de las dudas o inquietudes que puedan sentir sobre el tema, de modo que nadie, ni los niños o las niñas, ni papá o mamá, puedan sentir vergüenza respecto de la menstruación. Aquí, un aspecto importante a destacar es que no es necesario explicar a los niños más allá de lo que ellos precisen saber: no necesitamos decirle a un niño de cuatro años las cosas que podemos hablar con uno de doce, pues el de cuatro no se lo habrá preguntando aún. Simplemente escuchemos las inquietudes de nuestros niños y respondamos a ellas sin rubores, con un lenguaje sencillo, pero informado y correcto. Sentemos las bases para que ellos puedan ir comprendiendo estos procesos sin prejuicios y según la etapa de desarrollo psíquico y cognoscitivo en que se encuentren.
3. Despójate de prejuicios sociales
Muchas mujeres viven la menstruación como algo indeseable y hasta traumático, pero es importante tener claro que si esto es así, se debe sobre todo al conjunto de significados sociales que se asocian a ella hoy. Piensa, por ejemplo, en el contenido simbólico que anida en la mercadotecnia utilizada para promover medicamentos tendientes a aliviar los malestares asociados con la menstruación: en todos ellos se dice que obstaculiza la vida cotidiana, que transforma a las mujeres en seres irracionales e incomprensibles de quienes otros deben cuidarse, o bien, que es tan doloroso y desestabilizante que lo mejor que puedes hacer es ingerir un par de pastillas para que puedas seguir con tu vida. Muestran, en síntesis, que es un asunto patológico, que afecta a hombres y mujeres con sus terribles síntomas. Desde el campo de la psicología y los estudios de género, investigadores sobre el tema han llegado a plantear que en muchas mujeres el llamado síndrome premenstrual está mucho más asociado a la ansiedad, el temor y el rechazo con que socialmente miramos la menstruación que a los procesos físico-químicos que ocurren en el cuerpo femenino durante este periodo. Incluso, si lo notas, el modo de nombrar las manifestaciones físicas y emocionales que se pueden presentar a lo largo del periodo ovárico, implica ya la idea de enfermedad, pues un síndrome es un conjunto de síntomas asociados entre sí y que son característicos de una enfermedad. No menosprecies el poder de las palabras, estas no solo sirven para comunicarnos con otros, sino que con ellas creamos el sentido del mundo y las cosas: dejar de nombrar la menstruación como un periodo patológico implicará empezar a pensarla de manera diferente y, por consiguiente, podrás vivirla como un proceso saludable que te vincula con los perfectos y rítmicos ciclos de la naturaleza.
En síntesis, si eres madre o padre y estás preguntándote cómo hablarás de la menstruación con tus hijos, no olvides que los niños aprenden más del mundo a través de las formas en que los adultos nos movemos en él, que por aquello que les decimos sobre este. Una forma de ayudar a nuestras hijas a vivir la llegada de la menstruación sin miedo y vergüenza consiste en que nosotros, como padres y madres, podamos vivirla como un periodo que, aunque implica malestar y dolor, es testimonio de la hermosa complejidad y precisión que habita en nosotros, tanto como en el sorprendente movimiento de los astros.