Cosas feas que los padres se dicen frente a sus hijos

Cuando nos gana la efervescencia del conflicto en una discusión en pareja y cometemos el error de explotar frente a nuestros hijos, perdemos mucho más de lo que ganamos.

Marilú Ochoa Méndez

Miguel y Sara llevan siete años de casados y tienen tres hijos. Están acostumbrados a los silencios incómodos, ya que si bien hablan todo el tiempo con sus hijos, entre ellos existe mucha frialdad. Han permitido que su matrimonio se desarrolle con muchos huecos, sentimientos de rencor, distanciamiento, expectativas insatisfechas y de falta de comunicación.

Hoy ha sido un día especialmente duro para Sara. El bebé ha llorado casi toda la mañana y le ha costado trabajo terminar los pendientes de la casa. Miguel no ha tenido un día mejor, los clientes le han dado muchos dolores de cabeza. Es la hora de la cena, y cualquier pretexto es la chispa que desata una acalorada discusión que los niños viven en silencio, mirando hacia sus platos con cereal y sin saber qué decir o cómo sentirse. Ni Miguel ni Sara consiguen estar bien luego de esa discusión, se levantan de la mesa y cada uno atiende sus asuntos. Sara lleva a los niños para lavarse los dientes y los acuesta a dormir.

Ella no ve desde afuera que la herida en el corazón de cada uno de ellos —incluso del bebé— es profunda y dolorosa, está muy ocupada en sus propias heridas. Miguel tiene un sentimiento muy amargo en el corazón, pero se refugia en el periódico hasta que Sara se duerme. ¿Conoces casos así? ¿Te ha pasado?

Matrimonio estable = hijos seguros

En el contexto de tu familia, tus hijos definitivamente aprenderán lo que vivan. Las formas en las que es posible salir avante de una discusión, dependerán si tu interés es encontrar una solución al conflicto o sólo ganar o quedar bien. Estas, son enseñanzas que quedan grabadas hondamente en el corazón de tus hijos.

De acuerdo con estadísticas de estudios recientes (véase Why Marriage Matters: 26 Conclusions from the Social Sciences, Institute For American Values, 2005), “la presencia de padre y madre, unidos en una relación estable y comprometida como la que establece el sacramento del matrimonio, crea para los hijos el contexto de seguridad, protección y alimento emocional que ellos necesitan para crecer y ser felices”.

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¿Por qué los padres discuten?

Es normal tener complicaciones con la pareja, los retos que vivimos los padres de familia hoy en día son muy grandes. Los niños nos desafían constantemente y nos llevan a dar mucho más de lo que creíamos posible. La vida laboral parece una selva salvaje donde al menor descuido, pueden devorarnos. Si no tenemos una base fuerte, una vida de oración profunda y la inteligencia emocional suficiente, es probable que explotemos en un mal momento con las personas inadecuadas, es decir, con nuestra familia.

En el mejor de los casos, explotaremos contra nuestro cónyuge, pero ¡ojo! esto no es menor, porque al tratar de manera inapropiada a nuestra pareja, estamos lastimando profundamente a nuestros hijos.

La versión de Tiana

Hace poco tiempo descubrí un video que se volvió viral en las redes sociales, en el que aparece una pequeña de seis años que habla con su madre —recién divorciada— y le pide lo siguiente:

  • Trata de ser amiga de papá, tranquila, bajando el nivel de enojo.

  • Si yo puedo ser amable, creo que todos podemos serlo.

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  • Quiero que todo el mundo sonría.

  • Tratar de ser estables y bajar ese enojo, bajarlo hacia en medio, hacia el corazón.

  • Si vivimos en un mundo en el que todos son malos, serán monstruos en el futuro. Necesito que seamos personas, que seamos todo lo buenos que podamos ser.

La versión del “Hijo del Divorcio”

Una iniciativa denominada “Child of Divorce” realizó el video de una carta donde un niño expresa a sus padres todo lo que sufre cuando los ve metidos en un conflicto e hiriéndose el uno al otro. La carta es desgarradora y algunos de los puntos que menciona son:

Cuando me ponen en medio de una de sus discusiones, me enseñan que ganarle al otro es más importante que mi vida, me enseñan que es mejor estar bien que dar amor.

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  • Necesito sentirme querido.

  • Arriesgan mi seguridad por llenar un vacío en su corazón.

  • Las cosas buenas le pasan a la gente buena, debo entonces ser malo.

¿Podemos?

No creo equivocarme si afirmo que, escuchar en estos videos a sus hijos decir estas palabras tan profundas y acertadas, cambió el corazón de sus padres. Estamos a tiempo de luchar con más fuerza por tener una relación más cálida y respetuosa con nuestro cónyuge. Siempre podemos ser más delicados, más amables y más amorosos. Ganaremos mucho nosotros y aseguraremos el corazón de nuestros hijos, y lo mejor es que lograremos que ellos –más adelante- busquen una relación que a pesar de los malos ratos y los malos días, siempre les brinde calidez.

Finalmente, te invito a releer: La cara amable del divorcio

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Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.