Disfruta la vida fuera de la pantalla del celular
Has experimentado miedo a alejarte de tu teléfono celular, tal vez estés acercándote a la nomofobia. Te invito a averiguarlo.
Camila Ignacia Gómez González
Con la llegada de los nuevos aparatos tecnológicos, como tabletas, teléfonos celulares, computadoras portátiles, televisores inteligentes y otros tantos, a la par han comenzado a surgir nuevos fenómenos. Uno de ellos es lo que hoy se conoce como nomofobia (el miedo a quedarse sin el celular).
Quienes han comenzado a padecer este trastorno presentan algunos de los siguientes síntomas:
Miedo extremo a salir de casa sin el teléfono
Si se les plantea salir sin su celular se abstienen de aceptar la invitación o, por el contrario, de llegar a hacerlo comienzan a experimentar la sensación de estar desconectados, solos, en desventaja frente a sus pares, desprotegidos, vulnerables y aislados “del mundo”. (Todos son sentimientos similares al síndrome de abstinencia).
Consultan varias veces al día las diferentes notificaciones
Les resulta imposible no acceder durante un día a los mensajes, chats, correos electrónicos y todo lo que contenga su celular.
Evitan de cualquier forma quedarse sin saldo o carga
Que el celular se apague a mitad del día, o que los minutos contratados se acaben, desata en ellos la ansiedad. Por esta razón las personas que tienden a la nomofobia llevan siempre un cargador consigo, y están todo el tiempo atentos al saldo que tienen en su teléfono móvil.
No se desprenden de su teléfono
Dejarlo lejos es algo impensable, y quedarse sin señal o creerlo perdido se convierte en una catástrofe; esto, como en el punto anterior, genera ansiedad.
Se le dificulta concentrarse en sus deberes diarios
Muchos comienzan a desatender sus obligaciones por darle mayor tiempo al uso del celular. Postergar actividades y dejar de conversar con los pares comienza a convertirse en algo común.
Son fanáticos de las redes sociales
La sensación de seguridad que otorga el poder conversar de manera instantánea con quien se desee, entrega implícitamente seguridad. Por ello parecen relacionarse de mejor forma con las personas que están al otro lado de la pantalla que con quienes tienen enfrente.
Pero, ¿qué hacer si estamos frente a alguien con estos síntomas, o si nosotros los experimentamos? Algunos consejos para cambiar son:
Buscar ayuda profesional si no se puede manejar la situación
Luego de reconocer que el teléfono celular ha comenzado a ganarnos la batalla, debemos buscar la ayuda de un psicólogo, que intervenga en este aprendizaje erróneo, para que señale diferentes pautas a seguir, a fin de dejar los miedos atrás.
Usar otros tipos de ayuda para recordar
Si consideras que no podrás recordar todo lo que tienes que hacer luego de comenzar a dejar atrás el celular, es tiempo de que comiences a desempolvar tu antiguo reloj, compres notas autoadhesivas, calendarios, agendas o cualquier otro objeto que te ayude a recordar las tareas pendientes.
Desconectar internet al hacer tareas importantes,
para mantener la concentración en cada una de esas actividades que requieren concentración durante el día, tales como: horas de estudio, reuniones de trabajo, comidas, conversaciones familiares, al conducir el automóvil, etcétera.
Disminuir la cantidad de horas que se navega en internet
Esto debe ser un cambio gradual, que vaya en aumento al pasar los días. Puedes comenzar a restar 30 minutos diarios, y aumentar gradualmente durante la semana. Poco a poco comenzarás a percibir un cambio en tu rutina.
Salir en familia sin celular,
para evitar la tentación de estarse fijando de manera constante en las diferentes notificaciones. Deja el celular en casa o asegúrate de que alguien te lo guarde mientras dura la salida.
Lo importante es que no dejes que la tecnología domine y ordene tu vida, sino que la utilices como parte de ella, para convertirla en una ayuda que no esclavice, ni te aleje de las personas que amas; que sea una herramienta, una aliada, que logre acercarte hacia tus metas personales y familiares. ¡Comienza a disfrutar la vida fuera de la pantalla!