El “cinito familiar”: una de nuestras mejores tradiciones familiares

Hijos pequeños y poco dinero son los únicos ingredientes que necesitas para que tu creatividad te regale excelentes experiencias de diversión y aprendizaje. Te comparto una de las mejores de nuestra vida.

Emma E. Sánchez

Mi esposo y yo amamos el cine pero una vez que nos casamos y tuvimos a todas nuestras hijas, nos fue mucho pagar entradas para toda la familia así que comenzamos a ver películas infantiles que amigos y familiares nos prestaban; luego llegamos a comprar algunas que intercambiábamos con otras familias con hijos pequeños también. Primera lección:Muchas familias están en la misma situación que la tuya, si se organizan todos salen beneficiados.

Comenzamos a observar que las niñas memorizaban de manera sorprendente todas las canciones e inclusive muchos de los diálogos de los personajes, y decidimos poner las películas en otro idioma y pronto estaban cantando y diciendo frases en esa nueva lengua, cosa que nos agradaba mucho pero cuando quisieron vestirse o actuar como lo hacían en las películas la cosa nos preocupó pues no nos parecía del todo correcto que las niñas hicieran eso por lo que decidimos ver “algo más” que solo películas infantiles. Segunda lección:Los niños aprenden todo lo que ven y escuchan sin discriminar, por lo tantodebes de estar con ellos para ayudarles a entender y comprender lo que sucede.

Los cuentos e historias clásicas fueron los siguientes temas a ver en películas pero debo decirte que esos temas no siempre eran fáciles de encontrar con los amigos ni en los centros de videos, sin embargo las niñas se mostraban interesadas y hacían más preguntas por lo que tuvimos que recurrir nada manos y nada más ¡qué a los libros! Y todo un nuevo mundo que no imaginábamos se abrió ante nosotros. Tercera lección:Los libros son mejores que las películas (o por lo menos a esa conclusión llegaron nuestras hijas y nos hicieron muy, muy felices). La adolescencia de nuestras hijas inició y ya eran buenas lectoras, muchas películas de sagas juveniles fueron leídas en casa antes de que la película se estrenara y en esos tiempos, cuando ya podíamos ir un poco más al cine, era común escuchar algún comentario como: eso no es cierto, en el libro no sucede así o yo me lo imaginaba mejor.

Los años pasaron y nuestra actividad familiar de sentarnos juntos a ver y comentar películas se transformó en “el cinito familiar” donde compartíamos algunos de los breves espacios juntos a lo largo de la semana para ver una sola película: un día media hora otro día una hora y así hasta verla completa. A veces vamos por temas, por directores, series o países; seguimos cantando juntos o llorando a ratos, imitando personajes, jugando y criticando, aprendiendo lecciones de la vida de lo que veíamos en la pantalla, hablando de cosas serias a partir de algo que sucedió en una película, comiendo palomitas y quedándonos solos viendo la película porque ellas ya tiene otras cosas qué hacer y compromisos de gente grande qué cumplir. Cuarta lección:Los niños crecen y se van, las tradiciones familiares y recuerdos son grandes lazos que nos mantienen para siempre unidos.

Me sorprende ver la cantidad de películas y libros que hay en casa; me encanta cuando escucha a mis hijas citar autores, cineastas o tener una visión más amplia de las cosas y las personas, pero no hay nada que se compare al sentimiento que me llena cuando veo a toda mi familia reunida, comiendo palomitas y discutiendo una película y los ojos se me llenan de lágrimas si imagino que un día, ahí se integrarán niños, muchos niños: mis nietos y volveremos a cantar y repetir una y otra vez la misma película hasta aprenderla de memoria. Me muero de ganas por verlos cuando descubran a los personajes que emocionaron a mis hijas, sus madres, cuando tenían la misma edad y nos sobraba imaginación para educarlas y divertirnos.

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Quinta y última lección

las palomitas son opcionales

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.