El constante sufrimiento de cometer errores como madre

No hay un manual que nos diga cómo ser padres ni acciones que nos aseguren conseguir nuestro objetivo. Todos cometemos errores, pero lo importante es darse cuenta y remediarlos. El constante sufrimiento de cometer errores como madre.

Diana Brante Morales

Mis padres están separados desde que tenía cinco años de edad. Hoy mi padre está casado con quien ha sido mi madrastra y madre de mi único hermano. Tengo dos hermanastras y muchas veces me sentí como la Cenicienta. Durante cinco años recé todos los días movida por la misma intención: volver a tener a mis padres juntos. Cuando nació mi hermano me di cuenta de que eso no pasaría, y que debía acostumbrarme a ser hija de “padres separados”.

Debo admitir que en las fiestas olvidaba todo lo malo, ya que celebraba dos veces: dos navidades, dos cumpleaños, dos día del niño… Siempre tenía muchos regalos y el doble de vacaciones que el resto de mis compañeros. Todo eso me enseñó lo mucho que los niños necesitan a sus padres presentes en el día a día, y que a pesar de disfrutar un mes al máximo el resto del año era un constante sufrimiento. Aquí desgloso algunos consejos sobre situaciones por las que pasé y que ahora intento corregir como madre:

  • Un “te quiero”. Creo que mis padres daban por hecho que yo sabía cuánto me querían. La mayor parte del tiempo lo demostraban con regalos y acciones, pero si hay algo que extraño es escucharlo. Cuando nació nuestro hijo Gabriel, me prometí decirle “Te quiero” todos los días, para que nunca olvidara esa pequeña frase llena de sentimientos.

  • Un beso. Al saludar, al dar los buenos días y al dar las buenas noches; todos los días del año es importante manifestar físicamente el amor que sentimos. No bastan los regalos ni decir lo que sientes, también debes expresarlo de manera tangible.

  • Felicitaciones. La peor costumbre que tenemos como padres es siempre creer que nuestros hijos deben ser los mejores “porque sí”, no solo porque estamos seguros de que tienen las capacidades para ello, sino que DEBEN SERLO y, por consiguiente, olvidamos o nos no damos el tiempo para felicitarlos por sus logros. Recuerdo haber sido la única alumna que obtuvo nota azul en una prueba de matemáticas, llegué a casa muy emocionada a contarle a mi padre y su respuesta me dejó de una pieza, “Mal de muchos, consuelo de tontos”. Esa fue la última vez que me sentí orgullosa por mis calificaciones.

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  • Son niños.Los niños son, tal cual lo dice la palabra, NIÑOS. No son pequeños adultos, por lo tanto no podemos esperar que piensen, que reaccionen o que actúen como adultos. En más de una oportunidad castigué a Gabriel por no ser capaz de controlar su frustración, cuando debería haberlo ayudado a superar la situación. Tras muchos momentos de llanto he comprendido que es un niño y no el adulto que yo quiero que sea.

Los padres no somos perfectos, no tenemos un manual que pueda guiarnos para llevar a cabo nuestra labor de la mejor manera. Lo único que tenemos a nuestro favor es el amor que entregamos y la grandeza de nuestros hijos para amarnos de vuelta tal cual somos.

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Diana Brante Morales

Me gusta comenzar cada día como un nuevo día, darme la oportunidad de ser feliz y sonreír por las cosas básicas. Dar sin esperar nada a cambio. Siempre sorprenderme.