El papel del sexo en un matrimonio donde Dios está presente

El sexo es un don divino de Dios y tenemos que tratarlo como tal . La sociedad nos enseña que el sexo es para el placer y unicamente el placer, pero Dios tiene un plan diferente para nosotros.

Christina Ayres Smith

Cuando un hombre y una mujer se aman, ellos quieren casarse y formar una familia. Eso incluye, o debe incluir, la seriedad y la fidelidad al convenio matrimonial. Lo cual a su vez abarca la monogamia y la fidelidad, tanto en el pensamiento, como en la acción.

Del mismo modo que el matrimonio no es sólo la legalización de las relaciones sexuales, la formación de una familia no sólo es casarse y tener hijos. La familia es el lugar donde “el hombre y la mujer se convierten en una sola carne.” Es el lugar donde el amor de Dios se revela a través de los padres a sus hijos y muchas generaciones por venir.

Sexualidad: un regalo de Dios

Todo lo que Dios hace es bueno. Y cada cosa que Él hace tiene como propósito de revelar su gloria. Como hombre y mujeres temerosos de Dios, tenemos que entender que las relaciones maritales son uno de los dones de Dios que Él nos ha dado para nuestra felicidad. Las relaciones íntimas son el poder de crear vida, y es natural que existan directrices específicas sobre el uso de este privilegio. David A. Bednar dijo, “la manera de ver y usar este poder sublime determinará en gran medida nuestra felicidad en la mortalidad…”

Fuentes de información turbia

Por infortunio, una gran parte de los seres humanos tienen una falsa expectativa de lo que son las relaciones íntimas en el matrimonio. La mayoría de nosotros tenemos contacto con la sexualidad demasiado temprano; a través de la moda, las novelas, la pornografía, películas y el Internet: los medios muestran de continuo que la sensualidad es atractiva. Es la vieja confusión de llamar deseo al amor.

Este tipo de “costumbres” se enfoca excesivamente en el sexo —en el cuerpo— y no en toda la experiencia de armonía y la complementariedad de los sexos. Más allá de tener un aparato genital diferente, el hombre y la mujer fueron hechos el uno para el otro. El deseo, la anatomía y la atracción es dirigida el uno hacia el otro. Es la entrega recíproca y la unión de cuerpos, mentes y corazones. No es sólo sexual y físico, sino también el placer mental y espiritual que complementa una pareja y los hace uno en propósito con el plan divino.

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Sexo indiscriminado: la destrucción de la sociedad y la desaparición de las familias

Cuando el sexo se usa en una forma distorsionada, se convierte en sufrimiento para muchos y para la familia en general. Las consecuencias son:

  1. Embarazos no deseados

  2. Las madres que crían solas a sus hijos

  3. Falta de afecto natural

  4. Masturbación

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  5. Enfermedades venéreas

  6. Perversiones sexuales

  7. Abortos

  8. Niños huérfanos

  9. Violaciones

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  10. Infidelidad

  11. Divorcios

En fin, la destrucción de familias enteras. El hecho de que los gobiernos, reinos, leyes, políticos corruptos e incluso algunas iglesias traten de reducir la gravedad de estas prácticas al hacerlas legales, no ha ayudado al sostenimiento de la fuerza de la familia, sino todo lo contrario.

La castidad: ejercicio de fidelidad

La castidad es un entrenamiento para la vida. Es un ejercicio de fidelidad, lealtad y ayuda en momentos difíciles en un matrimonio. Una agradable pareja de amigos era tan feliz y estaban tan enamorados que la gente no podía evitar sentirse feliz a su alrededor. Después de algunos años de matrimonio, un trágico accidente hizo que la esposa quedara cuadripléjica. Esto hizo que su relación física se complicara. Su esposo la cuidaba y amaba aún más. Ella estaba dispuesta a dejarlo ir y “dejarlo ser feliz ” con otra persona, pero él se mantuvo firme junto a ella. Hoy en día, más de 20 años después, dicen que se aman más que nunca. Este es el tipo de amor divino que trasciende los deseos sexuales.

El sexo como un complemento de un matrimonio divino

Algunos piensan que la felicidad es algo fácil de adquirir y está siempre a la vuelta de la esquina, salvo que Spencer W. Kimball, un experto en relaciones matrimoniales, nos recuerda: “Una pareja puede sentirse inmediatamente atraída el uno al otro, pero el amor va más allá de la atracción física. Es algo más profundo, amplio e integrador. La atracción física es sólo uno de varios elementos; debe haber fe, confianza, comprensión y unidad. Deben existir ideales y normas comunes. Tiene que haber una gran devoción el uno al otro y al compañerismo. El amor incluye pureza, progreso, sacrificio y abnegación. Esa clase de amor no se cansa o se debilita, pero continúa viviendo en medio de la enfermedad y el dolor, la pobreza y las privaciones, triunfos y decepciones, en el tiempo y en la eternidad… Cada uno debe olvidarse de sí mismo y preocuparse constantemente por el otro.”

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Enseña a tus hijos a encontrar la verdadera felicidad

Enseña a tus hijos el carácter sagrado del sexo en el matrimonio. Dios enseña que el sexo no es una mera curiosidad por explorar, un apetito para ser satisfecho, o un tipo de recreación o de entretenimiento.

Enseña a sus hijos lo que Dios realmente espera de un hombre y una mujer en relación con el sexo y el matrimonio. Deben saber cómo invertir tiempo y paciencia en el matrimonio a través del ejemplo que tú les das a ellos y no lo que enseña la sociedad. Si haces esto, no sólo van a experimentar, cuando se casen, las relaciones íntimas como Dios quiere que las disfruten Sus hijos, sino también la felicidad divina que viene de obedecer Sus leyes.

_Traducido y adaptado al español por Miguel Jaimes del artículo de Chris Ayres,Christian Marriage: The role of sex in a marriage where God is present

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Christina Ayres Smith

Chris Ayres me, esposa, escritora e fotgrafa. Para contat-la, visite www.chrisayresauthor.com ou www.chrisayresphoto.com.