¿El suicidio parece seducirte? No nos dejes antes de tiempo

La esperanza en ciertos momentos parece una utopía y la idea de la muerte se instala alrededor de quien sufre, volviendo esa espera insoportable. ¿El suicidio parece seducirte? No nos dejes antes de tiempo.

Marta Martínez Aguirre

Cuánto menos vives tu vida, más se lleva la muerte.

Los suicidios en Hollywood empezaron el 20 de septiembre de 1920 con la muerte de Olive Thomas, una de las actrices más destacadas de ese momento. La aparición del cine sonoro se llevó, entre 1930 y 1945, treinta y cinco estrellas, por miedo al fracaso debido a sus voces chillonas. De ahí en adelante, hay una larga lista de actores que han escogido vencer sus temores anticipando la muerte.

Este año lloré por la pérdida de mi actor favorito, Philip Seymour Hoffman, y hace unos días me conmovió la muerte de Robbin Williams.

No todos los suicidios responden a un deseo de quitarse la vida, la mayoría son un deseo profundo de obtener paz y terminar con algún tipo de drama interno, ya sea una enfermedad, una adicción, un quiebre emocional, una crisis prolongada.

Según datos de la OMS, cada año se suicidan casi un millón de personas, esto significa que hay una muerte cada 40 segundos. La muerte de personas públicas afecta enormemente, porque la mayoría de las veces, de forma errónea, se asocia popularidad y dinero con felicidad.

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Según los reportajes realizados a familiares y amigos, tanto Hoffman como Williams estaban pasando por períodos de depresión muy profunda. Sabemos que la depresión quita todo tipo de esperanza, tornando la vida insípida y desesperante. La esperanza en ciertos momentos parece una utopía y la idea de la muerte se instala alrededor de quien sufre, haciendo esa espera insoportable.

Conjuga verbos

Tener esperanzas es detener el miedo, animarse a esperar otro poco, aferrarse un tiempo más a la idea de que algo va a ser diferente. Vivir con esperanzas no es sentarse bajo un árbol a esperar en la sombra, es ponerse en movimiento, como dice Sergio Sinay, es una “convocatoria permanente a conjugar los verbos”. Busca dentro de ti los recursos para actuar y salir a buscar la paz que anhelas. Yo he pasado por períodos muy dolorosos, donde la idea de la muerte parecía seducirme el oído a través de comentarios del entorno, “Qué duro lo que estás pasando”, “Si yo fuera tú, me hubiera matado”, “No sé cómo haces para seguir”… Sin embargo, conjugué el verbo “poder” cada mañana y cuando quise acordarme, el gozo me había alcanzado.

Mira la muerte

Cuando te miras en el espejo y ves otra cana en tu cabello, una arruga más en el rostro y tu paso comienza a estar cansino, no te acomodes para huir, mira la muerte de frente, no la esquives. Y dile: “¿Piensas que voy a olvidar mis sueños?, ¿que voy a dejar huérfano el mundo de mis experiencias?”. No huyas de su sombra respirando en tu calendario. Su figura en la tristeza más profunda es la que debe desafiarte a darte cuenta de que todavía estás viva y puedes enaltecer los momentos que te queden de vida. Mírala a los ojos y dile que no vas a sofocar tus sueños de felicidad y realización personal.

Renuncia a la idea de un pasado mejor

Sé que lo que has vivido puede hundirte y hacerte entrar en deseos de morir, pero tengo que decirte algo, que quizá suene duro: debes renunciar a la idea de un pasado distinto al vivido, nada de lo que hagas va a mejorar la calidad de la imagen o hacerte repetir las escenas que han salido mal. Las dificultades que has vivido son las que te han hecho más fuerte y más humana. Has desarrollado cualidades y saberes que en otras circunstancias no hubieras tenido. No creas que la muerte se llevará algo de tu pasado. Mira para atrás y obsérvate, antes eras frágil, pero paulatinamente has ido adquiriendo fuerza y valor.

El doctor en psicología Claudio García Pintos, dice: “Morirse es obligatorio, pero cómo hacerlo es optativo”. Ya que la muerte es un inevitable, puedes escoger cómo llegar a ella, viviendo el tiempo que te reste como una misión. Dejando un legado, vivirás para siempre y tu dolor por más horrible que sea, será trascendido en una tarea significativa.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: