Ella creía que todos los hombres eran de Marte, hasta que leyó estas palabras
Las ideas virus, tan abundantes en la "Psicología Pop", tan de moda, pretenden ayudar pero en realidad dañan tu matrimonio y la manera en que crías a tus hijos. Aquí te doy un ejemplo perfecto de ello.
Oscar Pech
Hablemos de que las mujeres son de Venus, y los hombres de Marte. Ya luego te voy a explicar cómo daña tu vida el creer esta verdad a medias, pero empecemos con esa idea. El lector no informado puede pensar que todo se inició con el escritor texano John Gray, nacido en 1951.
Mr. Gray es un autor de Psicología Pop, esos libros de autoayuda que son ligeros, poco profundos, mentirosos y dañinos. Sus libros enseñan que los hombres y las mujeres son intrínsecamente diferentes en su psicología, y que la armonía entre los sexos se consigue mediante el reconocimiento y la aceptación de esas diferencias, en lugar de tratar de borrarlas. Es decir, que para creer sus ideas debes primero creer que todos los hombres son iguales, y lo mismo las mujeres; por tanto, son radicalmente diferentes entre ellos. Me imagino que estarás de acuerdo conmigo en que esto es ofensivo, entre otras cosas, porque se trata de una sobre-simplificación de la psicología humana: nos encajona en estereotipos que, por supuesto, no te describen como persona.
Yin y yang, la fuente original de John Gray
Miles de años antes de Mr. Gray, ya la cultura china había hablado de un consejo semejante pero, creo, mucho mejor: el de la dualidad: “Yin y Yang”. Ellos decían que ambos principios mantienen el equilibrio en el universo, como opuestos que se necesitan y se complementan, de la siguiente manera:
Yang: es dominante y representa lo masculino, el día, el fuego, lo activo, el calor.
Yin: Es complaciente y representa lo femenino, el agua, la noche, lo pasivo, lo frío.
Aquí alguien podría decir: “¿Ya ven?: ¡Los chinos también creían que los hombres eran opuestos y diferentes de las mujeres!”, pero no: ellos decían que todo tiene su opuesto, aunque éste no es absoluto sino relativo, ya que nada es completamente yin ni completamente yang. Por ejemplo, el invierno se opone al verano, aunque en un día de verano puede hacer frío y viceversa.
No solo eso, sino que el yin y el yang pueden subdividirse a su vez en yin y yang indefinidamente. Por ejemplo, la noche es oscura, pero si hay luna, es una noche clara. Hay libros que son nefastos, pero incluso en esos libros habrá algunos que sirvan como base para nuevos descubrimientos, etc. Es decir, no hay una división tajante como para afirmar que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus.
En la filosofía oriental, en el yin hay yang y en el yang hay yin. Siempre hay un resto de cada uno de ellos en el otro, lo que conlleva que el absoluto se transforme en su contrario. Por ejemplo, una semilla enterrada soporta el invierno y renace en primavera.
Herencia cultural contra herencia biológica
Ahora, yo no quisiera que esto pareciera como una propaganda de filosofía china. Lo único que trato de hacer es que veas que es muy simplista pensar que todos los hombres son iguales, o que todos son de Marte. Pensar en ello es pensar que biológicamente nuestra manera de pensar es diferente, y no es así: en nuestras decisiones, actitudes y manera de ser hay más peso de nuestra herencia cultural, que de nuestra herencia biológica.
Si tú empiezas a creer que los hombres son de Marte, lo que encuentras es una explicación simplista que te ciega a encontrar puntos de entendimiento verdadero con tu pareja. Y si transmites esa idea a tus hijas e hijos, los encasillas culturalmente en concepciones que no solo son falsas, sino que no les ayudarán a la unión con sus futuras parejas. Yo como hombre, por ejemplo, no solo no creo que soy de Marte, sino que soy muy consciente de mi lado femenino: disfruto de las películas románticas y a veces me gusta lo que me conmueve, me enternece y me hace llorar; lo disfruto y le doy su espacio: creo que eso me enriquece como persona.
Las verdades a medias distorsionan la manera en que ves la realidad
Termino con esta idea: La mitad de los signos del zodíaco chino son Yin, y la mitad son Yang. Es decir, para quien cree en eso, le queda claro que la mitad de la mujeres serían “de Marte”, y la mitad de los hombres serían “de Venus”. Pero incluso si fuera así, entre los chinos está este concepto, que a mí me parece muy sabio: “los signos del zodíaco no hacen tu futuro. Solo el esfuerzo personal y la fuerza de voluntad lo logran”.
Así pues, mi invitación es que veas con desconfianza las ideas virus de la Psicología Pop, particularmente que no le enseñes a tus hijos que las mujeres son de Venus y los hombres de Marte: son ideas simplistas que, si tus hijos las creen, no solo determinarán y justificarán su conducta y su incapacidad de comunicarse con sus futuras parejas, porque esas ideas terminarán por dañar la manera en que ellos entiendan al sexo opuesto y, por lo mismo, la manera en que vean y se relacionen con su futura pareja, así como la manera en que vean y entiendan este mundo, de por sí tan, tan complejo. O al menos eso creo yo. Y tú: ¿Qué piensas?