¿Eres controlador? Ten cuidado: tienes en las manos un explosivo
Si has sido acusado de ser controlador por tu pareja acá te dejo algunas características de una persona con ese tipo de carácter y te dejo algunas pautas para que cambies en pro de tu felicidad.
Erika Otero Romero
Marlon recurrió a mí en busca de ayuda. Cuando nos encontramos percibí en él una mezcla de angustia, rabia e impotencia. Tanta, que tan pronto nos sentamos empezó a hablar de manera descontrolada. Luego de un rato se sintió más confiado y me contó que tenía una relación de tres meses con una chica llamada Amira, pero que en ese tiempo se había dado cuenta de que ella no era tan sincera como él había creído.
Al preguntarle la razón de esa afirmación, me relató que en una ocasión había estado llamándola por teléfono, pero que por más que insistió ella no respondió de modo que, al ver que ella ni había contestado su llamada ni la había regresado tiempo después, fue a buscarla donde suponía que la iba a encontrar a esa hora, en la universidad. Pero por más que la buscó no la pudo encontrar. Desesperado, se dirigió a la casa de ella, donde la encontró; le preguntó dónde había estado y ella le respondió que estaba pagando unas cuentas y haciendo unas compras, pero para él sólo fueron excusas; también le reclamó por qué no le había respondido la llamada, Amira le dijo que había olvidado el teléfono en casa y aún más enojado le advirtió que si la próxima vez le volvía a decir esos pretextos podía dar la relación por terminada.
Luego de eso le pregunté por qué consideraba que Amira lo estaba engañando o por qué tomaba las razones de ella como excusas; su respuesta me dejó fría: “No hay justificación para que yo llame a mi pareja y no me diga dónde o con quién está, es lo mínimo que puede hacer para que yo no me preocupe ni imagine cosas que no son”. Desconcertada, le repliqué: “No será que te estás pasando de controlador” y él, tratando de controlar su molestia, me dijo: “Fue lo mismo que ella me dijo y no me parece justo que me juzguen de esa manera”, y dio por terminada la plática.
A veces, para una persona es doloroso darse cuenta de sus errores; sin embargo, es lo mejor que se puede hacer si esa forma de ser está poniendo en la cuerda floja tu relación de pareja. Cómo descubrir que eres una persona controladora:
1. Te preocupas sin un motivo real
Consideras que si estás al tanto de cada paso de tu pareja podrás prestarle ayuda en caso de que lo necesite.
2. Crees que tu pareja debe adaptarse
Es decir, que serás más feliz en la relación si tu pareja cambia una o dos cositas que te molestan; por esta razón, tratas de orientarlo para que cambie eso que a ti tanto te incomoda.
3. Quien debe ceder es ella, no tú
Tratas de manipular a tu pareja para que encaje en tu modo de ver las cosas y cumpla con TUS expectativas, ya que para ti todo debe ser “perfecto” y funcionar según tus planes.
4. Te enoja que las cosas no lleguen a tus expectativas
Tiendes a ser un juez tirano y te enoja que las cosas en la relación no funcionen como quieres; para alcanzar esto sueles llamar la atención de ella para que cumpla tus perspectivas. Y sueles dar “críticas constructivas” con el único fin de alcanzar tus propósitos.
5. Te importa mucho la manera en que eres percibido
Temes mostrarte tal como eres, o decir tus creencias para lograr que te acepten, ya que te interesa mucho la percepción que los demás tienen de ti.
Pese a todo esto, el panorama no es tan nublado como parece y siempre puedes hacer algo para cambiar y evitar que a la larga tu pareja no se aleje de ti. Enseguida te dejo algunos puntos sobre los que te puedes apoyar para que lleves a cabo este plan:
Si sientes que la situación se torna insostenible busca ayuda de un profesional que te oriente en los orígenes de tu situación y una forma personalizada de ayudarte.
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Deja de mostrarte como alguien que no eres; las personas confiarán más en ti y poco a poco descubrirás que será más fácil que pongan en ti su confianza y lo que pueden esperar de tu persona.
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No cambies tus valores y principios porque perderás el respeto a ti mismo.
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Pon de tu parte para controlar tu ímpetu de hacer valer tu palabra y opinión por encima de la de los demás.
Respeta las diferencias de cada persona y no reacciones de manera pasivo-agresiva tratando de manipular a los demás para que “funcionen” según tus expectativas. -
Aprópiate de tu responsabilidad sobre tu propia felicidad, ya que ésta sólo depende de ti.
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Cambiar siempre es posible mientras te des cuenta en qué aspectos fallas y qué tan interesado estés en ser una mejor versión de ti mismo.