Esas pequeñas amadas imperfecciones

Yo he descubierto, a base de errores, que el amor es acción y aceptación.

Marta Martínez Aguirre

Hace unos días, mi amiga Conchi me mandó desde España un video maravilloso sobre lo que es importante cuando hablamos de amor. Qué palabra tan breve y, sin embargo, que evoca cosas tan distintas cuando la expresamos. Para unos es fuego, llama ardiente, paraíso tropical, encanto, maravilla, locura y frenesí. Para otros es dolor, desengaño, tristeza, herida mortal, despojos y miserias.

¿Realmente sabemos lo que es el amor? ¿Será que nos contentamos con imágenes ajenas, del cine y la televisión? ¿Nos atrevemos a mirarlo a los ojos, tal como es y como nos llega?

Las pequeñas amadas cosas

En ese video que te invito a mirar, la señora Lee nos comparte lo que para ella significó amar a su esposo y el modo en que las pequeñas cosas, las pequeñas amadas imperfecciones, son las que comenzarán a hacerse ausencia ante su falta.

Yo he descubierto, a base de errores, que el amor es acción y aceptación. Acciones cotidianas, pequeñas y significantes, como preparar una tostada, esperar a tu hijo con la cama caliente en invierno, dejarle a tu esposo la vianda lista para el trabajo, regalar un abrazo cada mañana.

Las pequeñas cosas, que tal vez no sean tan gratas, son muy importantes. Lo son porque significan que el ser amado aún está a tu lado: esa manía de tu hijo de dejar el rollo de papel higiénico vacío, tomar la leche por el pico de la botella, dejar el baño todo inundado después de ducharse.

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Daría lo que fuera por tener a mi padre desayunando a mi lado, ¡tantas veces le miré con cara de “otra vez” por esparcir migajas! Ese acto molesto y fastidioso en otros tiempos, significa hoy su imagen y su ternura cotidiana. No tienes ni idea cómo me fastidiaba (en silencio) que mi madre no supiera poner un CD o darle Play al video; hoy daría todo porque me pidiera de nuevo: “Marta, ¿me enciendes el equipo de audio?”

Yo no sé cuáles son las pequeñas imperfecciones de tus seres amados que te perturban, pero te pido que hagas una lista de ellas por cada integrante de la familia; mañana, cuando te despiertes, celebra que todavía están allí, a tu lado.

El amor, como te dicho en otras oportunidades, no es un acertijo: es conocimiento cotidiano. Como dice Sergio Sinay, es necesario “atravesar el misterio del amado”. Para lograrlo, piensa en lo siguiente:

1. El amor acepta

Ese olor a rancio de transpiración, la fastidiosa tendencia a dejar la ventana mal cerrada y ver cómo otra vez se escapó el gato; el sonido de la cucharita golpeteando la mesa, el ruido de las monedas entre los dedos, las medias bajo la cama. El ropero desordenado, la mochila convertida en un basurero, los treinta íconos en la pantalla de la PC. Ama y acepta al otro como es.

2. El amor pide espejos

Necesitas descubrirte en el espejo del otro y aceptar que esas imperfecciones están ahí para que adquieras paciencia, ternura, comprensión y tal vez aceptación incondicional de pequeñas imperfecciones. Nadie tiene solo aspectos positivos, también tú tienes tus sombras, que seguro molestan al otro. Toma esas imperfecciones de tus hijos, esposo, amigos, como oportunidades para aceptar los opuestos en ti.

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3. El amor engendra cambios

El amor no limita, permite autonomía y da oportunidades, porque el amor es energía pura que logra posibilidades. Los pequeños gestos fastidiosos pueden llegar a desaparecer o estar allí para siempre hasta el último día, pero seguro cuando trabajas en ello, habrán producido en ti una nueva actitud. Una mañana me levanté y escribí en pequeños papeles adhesivos tres palabras: “encender”, “apagar”, “adelantar”, y los coloqué en las teclas del equipo de sonido. No imaginas la felicidad de mi madre. Desde ese día, por sí misma pudo escuchar sus audiocassettes de Zitarrosa, Pablo Stramin y otros tantos. Pero también con ese acto descubrí que puedes dar felicidad con cosas tan simples.

El amor es la suma de las maravillas y de las imperfecciones, pero más que nada es acción cotidiana.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: