Escoge hoy a tu hijo favorito

¿Te animas a hacerte una intro-retrospección y analizar si existe un favorito entre tus hijos?

Edith Kingore

La igualdad ha sido siempre un tema fundamental en la sociedad. Se han escrito leyes, redactado constituciones y se habla seguido en las iglesias al respecto. En todas las culturas se presenta el favoritismo en las familias, a modo de: el privilegio de tener un varón, el del primogénito, la espera de la mujer, el menor de la casa, el que tiene necesidades especiales, etcétera. Hay datos sobre el tema desde los principios de la humanidad. Un ejemplo figura en el libro de Génesis, donde un hijo de entre doce hermanos varones era el favorecido de su padre: “Jacob amaba a José más que a todos sus hijos… y le hizo una túnica de diversos colores”. Ello atrajo celos y odio por parte de sus hermanos, hasta el punto de que lo querían asesinar; finalmente, lo vendieron a unos comerciantes.

Obviamente se trata de una debilidad humana en la cual pareciera que existe una constante lucha, porque todos tenemos la necesidad de equidad e igualdad. La desigualdad y el favoritismo se ven en las familias de hoy, y es un tema que a muchos padres no les guste tocar, porque ¿no se supone que no debe de haber favoritismo entre los hijos?

En todas las etapas los hijos requieren del completo amor de sus padres y sentir que son especiales para ellos. Pero cuando llegan a la adolescencia pueden reaccionar de forma negativa si se da algún desequilibrio familiar. Necesitan ver la aprobación de los padres, sentir su amor, saber lo importantes que son; requieren de su apoyo. Necesitan que su autoestima y sus motivaciones se eleven y se hagan fuertes para cuando llegue el momento de salir al mundo como adultos. Es una etapa en la que la igualdad, la equidad y la justicia desempeñan un papel importante en su formación. A esa edad son conscientes de ellos mismos, y muchas veces hay competencia entre hermanos; por ejemplo, quién es el más alto, quién tiene más fuerza, quién corre más rápido, quién tiene más pretendientes… pero tus hijos no deberían trabajar tan duramente para demostrarte a ti, como padre, lo buenos que son, a fin de recibir tu cariño.

El favoritismo de los padres (intencionado o no) puede crear resentimiento por parte del menos favorecido, como en el caso de los hermanos de José. También les baja la autoestima y provoca celos. Entonces, ¿qué puedes hacer para evitar caer en el favoritismo?

No compares a tus hijos

Ni siquiera con tus otros hijos, ni con otras personas. Si es posible no compares en tu mente, ni en tu corazón. Particularmente no compares a tu hijo obediente con el que tienes más afinidad con el hijo adolescente más rebelde, o con el que difieres en opinión.

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Asegúrate de que tomen turnos

Dales las mismas oportunidades para su progreso personal. Por ejemplo, el que viaja en el asiento delantero del automóvil, el que tiene control de la televisión, el que recibe la mejor presa del pollo. Toma esto en cuenta también respecto a tomar clases fuera de la escuela, como el deporte, la música, el arte, el idioma u otras materias.

No uses el favoritismo como una táctica de aprobación o de castigo

Autoevalúate

Si ves a tus hijos que actúan con mucho resentimiento o celos con sus hermanos, haz una honesta autoevaluación para ver si no estás actuando con preferencias.

Hazles sentir que son únicos e ireemplazables

El antídoto para el favoritismo de un hijo sobre otro es que todos sean tus preferidos. No basta con decirlo: hazles sentir que cada uno es único y altamente apreciado, que ninguno de ellos puede ser reemplazado por nadie más y que cada uno es tu hijo preferido. Cuanto más amor les des mejor, y este nunca será demasiado.

Cuando tus hijos aprenden a ser apreciados y amados al igual que sus hermanos y que son únicos para ti, serán personas seguras de sí mismas, sabrán el valor único que tienen, lo que los llevará a ser felices; y es que se han criado, al fin, en un hogar con igualdad.

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Edith Kingore

Edith Kingore es originaria de Argentina. Estudió Psicología en México. Se ha dedicado muchos años a la educación y trabajos con infantes y niños de edad preescolar. Actualmente reside en Estados Unidos con su esposo y tres hijas.