¿Estás, o te sientes solo? Descubre la diferencia, y combátela

La sensación de soledad viene de situaciones que se están dando a nuestro alrededor y en la cuales no estamos recibiendo el sostén que deseamos o necesitamos.

Yordy Giraldo

Estar solos, o sentirnos solos, no es una misma cosa. La mayoría le tememos a la soledad, y por ello estamos siempre dispuestos a sacrificar incluso nuestra paz con tal de no sentirnos así. El problema es que de todos modos la sensación no desaparece simplemente porque el ruido no llena espacios, distrae, eso sí, pero el vacío sigue.

Y eso nada tiene que ver con quién vivimos, sino cómo vivimos. Las soledades se sienten desde dentro, y el remedio es aprender a cohabitar con la única persona capaz de hacernos compañía: nuestra persona. Nadie puede llenar nuestro interior, porque son nuestras experiencias como individuo las que nos colman.

No le temas a sentirte solo, en todo caso busca en ti qué es lo que te hace sentir de esa manera. En no pocas ocasiones la sensación de soledad viene de situaciones que se están dando a nuestro alrededor y en la cuales no estamos recibiendo el sostén que deseamos o necesitamos.

Combate la soledad en cinco pasos:

1. Ven a Cristo

“Si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible” (Mateo 17:20).

Un espíritu con fe se sabe capaz, y con esa fuerza de su lado no teme enfrentarse a nada. Alimenta la fe, sobre todo en ti mismo y no te sentirás desalentado, ni solo. Orar es una buena terapia para el alma.

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2. No te regodees en tus miedos, ni sientas pena de ti

Muchas veces, el sentimiento de desolación provoca que hagamos más grandes nuestros problemas, y eso aumenta el temor a la soledad, porque si así nos va teniendo personas a nuestro lado, ¿qué habrá que esperar cuando no haya nadie? Lo mejor es darte un tiempo para hacer un plan de acción en vez de preocuparte todo el tiempo.

3. Manos y cuerpo entero a la obra

La mejor manera de espantar la soledad es ocupándonos: haz planes, reúne lo necesario para su consecución y llévalos a cabo. Quizá, en un principio, te den pereza, pero no dejes que ésta te venza. Cuando estés solo aprovecha el espacio para hacer cosas para ti, no permitas que sea tiempo muerto.

4. Da el primer paso

Si ya identificaste lo que hace que te sientas en situación de abandono no esperes a que los demás adivinen lo que sientes, alza la voz, toma el control y ve por lo que deseas. A veces queremos sentirnos necesitados, pero esperar a que los demás nos valoren no es la respuesta. Es tu vida, no seas un espectador pasivo de ella.

5. No sufras en silencio

El silencio, muchas veces, es causante y cómplice de nuestros males. La carga que se comparte pesa menos, así que no te encierres, ni entierres lo que sientes. Deja salir lo que te acongoja y verás cómo de inmediato liberas la pesadumbre y tu interior descansa.

La soledad que es física es fácil erradicarla, basta encontrar con quien compartir el espacio; sin embargo, rara vez es la que pesa; la que reside en nosotros es la que daña, y la mejor manera de combatirla es sustituyéndola con satisfacciones, alegrías, propósitos y ganas.

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Tememos a la soledad por una simple razón: nos aterra ese diálogo interno que nos dirá aquello de lo que carece nuestra vida, pero dar la espalda a la realidad nunca la ha evitado, y en el mejor de los casos sólo la pospone. No temas a lo que la soledad tiene para decirte, el mejor camino es escucharla atentamente.

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Yordy Giraldo

Yordanka Pérez Giraldo, Cubana de nacimiento, mexicana por elección.