¿Existe alguna manera de ayudar a un padre enfermo por el alcoholismo?
Las familias estamos conformadas por seres imperfectos, pero es maravilloso darnos cuenta que estas diferencias nos hacen únicos. Lo mejor es perdonar. Todos podemos caer, lo importante es levantarnos.”
Myrna del Carmen Flores
Los recuerdos más lindos que mi mejor amiga Sonia tenía de su padre son, cuando siendo una niña, cada domingo, sin falta, la llevaba a la matiné del cine. Le compraba cacahuates y golosinas; pero el regalo más grande, era el tiempo que le regalaba esos días. Entonces su padre, para ella, era el hombre más guapo, perfecto y dulce que hubiera existido.
Luego las cosas fueron cambiando, su padre empezó a beber cada vez más. Vivieron momentos muy difíciles como familia. Uno de los más tristes, del cual fui testigo, fue el día que comenzó a mirar a su padre de una forma diferente; ambas teníamos trece años.
Su padre llegó a casa de mi amiga Sonia bastante aturdido por el alcohol. Se sentó a la mesa dispuesto a comer algo. Luego observó su mano izquierda. Traía un reloj que no era el suyo y de mucho menos valor. Se levantó de la mesa con rapidez dirigiéndose a la salida. La madre de Sonia intentó detenerlo, pero fue en vano; estaba decidido a recuperar su reloj.
Pasaron algunas horas. Su madre estaba muy nerviosa. Lloraba. “Búsquenlo, por favor,” nos pidió. Mi amiga y yo caminamos por muchas calles buscándolo. Lo encontramos tirado sobre la banqueta. Nunca supimos si lo habían golpeado, o si se había caído por su estado. Él no lo recordaba. Por supuesto, nunca recuperó el reloj.
Ese día la imagen que Sonia siempre había tenido de su padre comenzó a cambiar. Ya no era el hombre poderoso e invencible de su niñez. Se transformó en un hombre abatido por el alcoholismo. El amor no cambió, pero la confusión se apoderó de su adolescencia.
Muchos años después la admiración por su padre volvió. Pero esta admiración ya no era la de una niña que ve a su padre como un superhéroe, sino la de una mujer adulta que admira a un gran hombre que supo sobreponerse a todos sus errores, pedir perdón y vencer su alcoholismo. Un hombre que supo ganarse el amor y respeto de sus nietos.
Lo lamentable fue que el alcohol ya había hecho mella en su salud. La cirrosis hepática le ganó la batalla hace unos años. Aún ahora, Sonia se siente culpable al pensar que tal vez hubiera podido hacer algo más por él. Pero era solo una adolescente que sabía poco o nada de esa enfermedad.
La mayoría de las adolescentes que pasan por una situación de esta magnitud, lo que más necesitan, además de apoyo, es información.
Existe una asociación llamadaAl-anon que es una asociación parecida a la de Alcohólicos anónimos. Esta asociación se interesa por ayudar a los familiares de una persona que tiene problemas con su forma de beber.
Existen cuatro categorías de alcohólicos
1. Los bebedores fuertes. Son personas que tal vez beban un poco pero diariamente, o que solo lo hagan en ocasiones pero en cantidades muy grandes. Es probable que encuentren ridículo que se les llame alcohólicos; sin embargo, están pisando una línea en la cual pueden dejar de beber o perder por completo el control de sus vidas.
2. Los que han perdido el control, y lo saben. Sienten que hay un problema, piden perdón al día siguiente y se proponen no volver a hacerlo. Perro en cuanto se sienten bien, vuelven a hacerlo. En esta etapa no tienen aún problemas en su trabajo.
3. Los que cruzaron una nueva línea. Estos bebedores ya tienen problemas con su trabajo, con su familia, y con sus amistades. El sentimiento que los domina es la lastima por sí mismos.
4. En esta última etapa el alcohólico muchas veces es violento y lo más probables que se esté pensando o se haya tenido que internar en alguna institución. Sufren alucinaciones alcohólicas. Al beber parecen lenajendados. Pero aún en esta etapa es posible su recuperación.
Y entonces, ¿qué puede hacer un hijo o un familiar de un alcohólico en cualquier etapa?
1. Reconocer el problema e investigar sobre programas como alcohólicos anónimos.
2. Buscar apoyo. Es necesario romper el silencio y contarle lo que te pasa a un consejero o maestro. Un adulto que te pueda orientar en esta situación.
3. Reconocer que la decisión de recuperarse es personal, necesitan el apoyo de la familia, pero en realidad, son ellos los que tiene que decidir recuperarse. A veces el enfermo necesita saber que ha perdido todo, para tocar fondo y darse cuenta que necesita ayudarse para poder recuperar a los que ama.
4. Aceptar que el único que puede poner fin a esta situación es el enfermo. Tú no eres responsable de su conducta.
5. Comprender que en la etapa de recuperación el enfermo tiene un deber consigo mismo y va a estar tan concentrado en recuperarse que tal vez se vuelva egoísta.
6.
Perdonar. Esa la única forma de sanar las heridas. Independientemente de si él o ella decidió recuperarse o no. Lo mejor que puede hacerse es perdonar a esa persona y dejar ir todo el rencor acumulado.
7. Detener el ciclo. Los hijos de padres alcohólicos, por lo regular optan por dos conductas: no beben, o beben demasiado.
8. Volver a admirar. Según la psicóloga Trinidad Ochoa, “Es bello que la infantil y muchas veces fantasiosa admiración por nuestro padres, se recupere en la etapa adulta, desde un plano más objetivo, basada en lo que son las personas en realidad.”
Los últimos años de su vida, el padre de Sonia se transformó en un símbolo de orgullo para ella. Se superaron los momentos difíciles. Los consejos fueron muchos, después de las lecciones aprendidas. Pero al final, lo que ella guardó en su corazón fue la unión de dos almas que en un plano diferente, frente a Dios, se abrazarán sin rencores.