Los 10 grandes consejos que me dio mi mamá
Un recuento de las palabras que mi madre me ha dedicado e indicado a lo largo de la vida
Arturo Leonardo
Lo primero que te quiero decir es que no debes de esperar una fecha especial para agradecerle a tu mamá lo que ha hecho por ti. Esto es algo tan esencial como una regla de oro.
Ahora, hace unos días mi mamá tuvo de nuevo una recaída y su salud una vez más no fue la mejor: algo con lo que mis hermanos y yo vivimos desde hace unos años. Pero por fortuna, después de algunas desveladas, mamá de nuevo está en casa. Esto de las desveladas, es quizá una de las partes más suculentas de la enfermedad. Creo es apenas un ligero porcentaje de devolverle las que ella pasó cuando yo era bebé, y lo que ahora vivo con mi hijo: el aprender que uno como padre debe tener un despertador interno de 56 horas al día.
Ahora bien, lo poco o mucho que he logrado en esta vida, empezando con el sobrevivir en este mundo tan complejo, se lo debo en gran medida a mi madre quien, siempre con una lección o regaño de por medio, porque con esta cabeza tan dura a veces ni así entiendo, me ha dado esas herramientas de supervivencia que ahora trato de compartirte.
Sé que esto será leído en todas partes del mundo, así que esto será un gran ejercicio internacional: quiero saber hasta qué grado son parecidas las madres de todo el mundo así que, sin más preámbulo, te comparto las grandes enseñanzas de mi mamá, mexicana con sangre Potosina.
Todo cuesta
La verdad nunca fui un niño modelo, pero mi mamá me enseñó que hasta la cama donde uno dormía, debía tenderla. “Éntrele m’ijito”, me decía cuando empecé a trabajar, y me acostumbró a dar un gasto. Eso, ahora que mantengo una familia, es una lección invaluable.
No robes
Todo tiene dueño y si no es tuyo, no lo tomes. Luego de un penoso incidente sucedido un supermercado, historia que me llevaré a la tumba, esta lección cobró más valor.
Si lo quieres, trabájale
Va de la mano con el punto anterior, y el anterior. Para lograr cualquier objetivo o anhelo, hay que esforzarse.
Pon atención a quien te habla
Este punto es fantástico. Mi madre tiene una frase que retumba en mi cabeza siempre: “No me importa si te está hablando el presidente: si te hablo yo, me haces caso a mí”. Entendido.
Nunca dejes de desarrollar tus talentos
Mi mamá escribe y comparte poesía para sus hermanas y papá, redacta “Calaveritas” (versos que en México tienen mucha popularidad el Día de Muertos). El verla, me enseñó a plasmar mis ideas en papel y, como tengo una letra espantosa, a recopilarlas con un procesador de texto.
Nunca te des por vencido
Ella ha tenido que enfrentar situaciones muy complejas pero hasta ahora nunca la han derrotado. Con su ejemplo y sus hechos me enseñó a que hay que levantarse, mirar de frente y recordar que: “Cuando más oscuro es el firmamento, significa que ya va a amanecer”.
Nunca hay que dejar de sonreír
Cuando ella no sonríe, es que sí hay que preocuparse. De ella he aprendido que un chiste o varios siempre serán una gran ayuda para continuar con lo que hacemos.
El respeto se gana, no se compra
Tiene más de veinticinco años trabajando y es admirable que ella nunca, o al menos yo nunca me enteré, ha tenido problemas con compañeros de trabajo. Todos la saludan, platican con ella, le piden consejos y la ayudan.
Busca tu camino
Ella siempre dice: “Las cosas pasan por algo”, y ese algo cada quien lo define. Hay un efecto para cada causa, así que entonces hay que buscar a dónde nos llevan esas causas. Ella siempre me dijo: “Piensa más allá de lo que ves, de lo que oyes y de lo que sientes, siempre más allá”.
Actividades de adultos, responsabilidades de adultos
Es la última gran lección y que por supuesto, entra con la fuerza de un terremoto. ¿Realmente cuántos entenderán esto?, ¿cuáles son las actividades de adultos a las que se refiere?, creo todos tenemos una respuesta y por supuesto hay que hacerse responsable de lo que se diga y haga.
Hoy quiero felicitar a todas las mamás del mundo, a esas mujeres admirables que nos cuidan desde otro plano existencial: porque un cinturonazo o jalón de orejas de la mamá, acompañado de un buen abrazo o beso, jamás se olvidan. Cuando yo sea grande, quiero ser como ella.
Y a ti, ¿qué lecciones te dejó tu mamá?