¿Por qué debo perdonar a mi madre?
"¡Todas las madres dan el ser, pero algunas mucho más!" José Narosky
Yordy Giraldo
¿Por qué no tengo una madre amorosa?
¡Madre, solo hay una! No importa si cumple con esa imagen idealizada de lo que una madre debe de ser o, por el contrario, si es la causa de todos tus males: no podrás nunca hacer de cuenta que no creciste en sus entrañas, que no emergiste de su ser. Es por ello que por ti, tu salud mental, tu propia felicidad y tu paz interior, debes estar dispuesto, en caso de que sea necesario, a perdonarla.
Las razones por las cuales algunas madres no son la típica mujer amorosa y entregada a sus hijos que aparece en las películas y en poemas sobre el amor materno, pueden ser muy variadas. Algunas de esas razones tienen un origen en verdad doloroso, y van desde conductas aprendidas en su propia infancia hasta embarazos no deseados o que fueron resultado de relaciones no consensuadas. También puede deberse a enfermedades mentales, algunas de ellas nunca diagnosticadas y/o atendidas, violencia intrafamiliar, entre otras causas.
Sin importar cuál sea el caso, lo cierto es que el maltrato proveniente de una madre marcará la vida de su hijo para siempre, determinando su carácter, sus sueños, miedos y la forma en que encarará cada aspecto de la vida. Y es que, un niño que no se sienta amado por su madre, tendrá mayores probabilidades de desarrollar una baja autoestima, problemas para relacionarse con los otros, incapacidad para confiar en las personas, un carácter agresivo, relaciones basadas en la violencia, dependencia emocional y hasta depresión. Sin embargo, aunque se dice que infancia es destino, lo cierto es que está en nosotros comprender el origen de la conducta de nuestra madre, para luego comenzar a sanar nuestras heridas. De ese modo, evitaremos que las cicatrices hagan pústula en nuestra identidad, y nos definan como individuos.
Cómo empezar a perdonar a mamá
Es complicado pedirle a un niño que tome conciencia de algo así y que actúe en consecuencia, sin embargo, como adultos sí tenemos una responsabilidad con nosotros mismos, de no ser víctimas de nuestras circunstancias. Debemos decir ¡basta! y no permitir que lo que nos dañó a nosotros, dañe a alguien más. Es cierto: es más fácil decirlo que hacerlo, sin embargo, no es imposible. Debes saber que el daño que recibiste no es tu culpa: la agresividad proviene de la frustración, y las personas agresivas con frecuencia son incapaces de controlar sus emociones.
Para que la historia no se repita en la relación con tus hijos y superes el dolor de una relación madre-hija dolorosa, es necesario que inicies el camino de reconciliación contigo misma. Para ello, te recomiendo consideres lo siguiente:
Lleva un diario
Esto te ayudará a liberar tus emociones y no quedarte con lo que te lastima.
Busca ayuda
Lo ideal es que busques ayuda profesional, pues la terapia te ayudará a saber cómo sanar las heridas. También puedes buscar lecturas de autoayuda: aunque cada persona es un mundo, estos libros te orientaran para salir del círculo de maltrato.
Háblalo con tu madre
Es muy importante que dejes salir tus emociones, que le digas a ella lo que sientes de su proceder y lo que éste ha provocado en tu vida.
No te encierres
Al contrario, busca actividades que te permitan liberar tu energía y te sirvan para desahogar tus emociones.
Fortalece tu autoestima
Crea frases que te ayuden a tomar conciencia de tu gran valor. Por ejemplo, decirte a ti misma que te amas, que puedes lograr todo lo que te propongas, que mereces respeto.
Trátate con amor
Cuida de ti. No te castigues, te desmoralices, ni permitas que otros lo hagan, sin importar quién sea. Errar no sólo es de humanos: es la forma más efectiva que tenemos para aprender y crecer.
Toma la iniciativa para restablecer el vínculo
Busca a tu madre. Trata de conectarte con ella, de permitirle explicarte por qué actuó como lo hizo. Llévala a otro escenario donde puedan comunicarse.
Busquen hacer cosas juntas
Encuentra puntos de acuerdo, coincidencias en sus intereses, espacios y gustos que les permitan construir nuevas historias juntas.
Escríbele
Puedes escribirle una o muchas cartas: las que sean necesarias para hacerle saber lo que sientes.
Dile que la amas
Muchas veces las personas que nos lastiman son seres muy necesitados de comprensión y amor.
Dile que la perdonas
Pero lo que es mejor: ¡perdónala!
La ilusión de toda mujer, cuando convertirse en madre pasó de ser un anhelo a una realidad, es ser la mejor madre posible. Pero no siempre podemos alcanzar los altos estándares que la sociedad, nuestros familiares, hijos y hasta nosotros mismos nos imponemos. Es normal que en este proceso de criar, educar, amar a nuestros hijos cometamos errores creyendo en el momento es lo mejor que podemos hacer para nuestros hijos y toda la familia.
La maternidad es una labor que nos exige todas las horas, de todos los días de todos los años, desde el momento en que nuestro bebé llega al mundo. Y no termina nunca, ni siquiera cuando los niños crecen, tienen sus propias familias y envejecen. Por ello, debemos ser conscientes del enorme esfuerzo físico y emocional a que nuestras madres están expuestas, sin descanso.
Te invito a que regales tu madre el agradecimiento, si no por el afecto recibido, sí por la vida que te dio: algo que sólo ellas pueden dar. Este don, el de la vida, bien merece que le des una oportunidad más. Es posoble que el día de mañana seas tú quien esté en el lugar de ella, esperando la comprensión y perdón de tus hijos, por tus errores. Finalmente, agradezcamos a todas esas mujeres quienes, a sabiendas de que la perfección no existe, y menos cuando de madres se trata, ¡no dejan nunca de intentarlo!