Los pequeños grandes milagros de Dios para ti
Cuando estés preparado y Dios considere que es el momento y que es bueno para ti, llegará a tu vida lo que tanto esperas. Por ahora goza de cada pequeño regalo que te da.
Diana Cantor Martinez
Hay días en que el peso de las preocupaciones nos abruma y tan sólo vemos la presencia de Dios en los grandes milagros. O quizás hace mucho tiempo hemos orado por algo que no llega y entonces desestimamos todos los otros pequeños milagros, deseos y caprichos que día a día Dios nos concede. Aunque será en Su tiempo, si sabes esperar en Dios, Él sabrá recompensarte, y no sólo eso: si confías al Creador cada ilusión, por pequeña que ésta sea, no dudes, Él té la concederá.
Yo espero algo que hoy en día considero que sólo un milagro traerá a mi vida. Y así, cada una de las personas que conozco en lo más profundo de su ser esperan por algo que el Creador aún no les concede: Una de mis mejores amigas no ha podido ser mamá. Varias de mis más exitosas amigas en el plano laboral, bellas y con un gran corazón, hoy a sus cuarenta años o un poco más aún esperan que el amor toque a sus puertas. Otro amigo ve muy lejano el día en que sea ascendido a gerente en su compañía, pese a estar preparado y ser un excelente líder; y así la historia no tiene fin.
Hombres que anhelan sanar de alguna enfermedad que es incurable, una mujer que espera que su esposo recapacite y regrese a su hogar, un hombre con una deuda inmensa por pagar y sin empleo… Se podría decir que casi todos los seres humanos necesitamos un milagro en nuestras vidas.
Pero esperando ese milagro quizás nos hemos olvidado de reconocer los pequeños milagros de cada día. En muchas ocasiones he tenido sencillos caprichos o deseos que Dios en su infinito amor me ha concedido. En uno de mis cumpleaños, recuerdo que al bajar de mi cama, abrí mis brazos y dije: “Señor, hoy quisiera un hermoso ramo de flores, hace muchos cumpleaños no recibo uno”. Al llegar a mi oficina, en mi escritorio había un ramo precioso no sólo con flores sino también con frutas. Y entonces dije: “Debí pedirte un automóvil”. Siempre quise conocer Nueva York, y cuando menos me lo esperaba llegó la oportunidad. Pero desde estas cosas que no parecen tan pequeñas hasta el deseo de comer una fruta y de repente tenerla ante mis ojos, así es Dios, te sorprenderás de su amor cuando esperas en él.
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Cómo reconocer los pequeños grandes milagros
Necesitas ser consciente de lo que deseas. Por un minuto en tu día detente y reflexiona sobre qué has deseado y qué de lo que has deseado Dios te lo ha concedido: Tal vez querías comer pescado y de repente aparece en el menú del almuerzo en el restaurante. Hace días querías comprarte un libro y en tu cumpleaños alguien te lo regala. No sabes de la vida de tu mejor amiga y te gustaría saber cómo esta y sin más ni más te la encuentras en el supermercado o te sorprende con un mensaje. Querías comer helado y llega tu hija de visita y lo trae. Quieres unos zapatos para tu hijo y vas a la tienda y están a precio especial. No dudes: son los pequeños grandes milagros de Dios para ti.
Para el milagro que esperas tal vez necesitas prepararte mejor
Quieres un esposo, pero aún no renuncias a tus comportamientos que te impedirían llevar una vida armoniosa en pareja. Quieres un ascenso, pero quizás te falta prepararte mejor en algún aspecto de tu personalidad o incluso ampliar tus conocimientos en algo. Otra cosa que puedes contemplar es si eso que deseas es una bendición para tu vida, si te conviene en todos los aspectos, tal vez deseas que alguien que está comprometido te ame, o tal vez quieres un trabajo en el que ganarás mucho dinero, pero implicará dejar solos a tus hijos en casa mucho tiempo. El Creador piensa en todo y tiene mejores cosas para ti de lo que quizás puedas imaginar, si sabes esperar en Él.
Por otra parte, en las Sagradas Escrituras encontramos en Isaías 1:15 la razón por la que Dios no escucha algunas oraciones, básicamente aquéllas que nacen de un corazón sin buenas intenciones: “Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo, cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.” La vida es un milagro así como cada una de sus más pequeñas manifestaciones. Tarde o temprano, cuando estés preparado y Dios considere que es el momento y que es bueno para ti, llegará a tu vida lo que tanto esperas, por ahora regocíjate en cada pequeño regalo que Dios te da cada día y no pierdas la fe.