La adversidad te traerá fortaleza

La adversidad puede ser dolorosa, pero traerá fortaleza y pulirá nuestro espíritu. La clave es aferrarse al arado aún cuando las primeras gotas de agua que reciba la tierra sean las de nuestras lágrimas. Nuestro Dios nos...

Marta Martínez Aguirre

Hay ocasiones en las que, a pesar de haber tenido experiencias espirituales profundas, podemos caer en la tentación de sólo aceptar la leche y miel de la tierra prometida, pero nos resistimos a enfrentarnos a los gigantes, o a los muros de Jericó en nuestra vida cotidiana. Un enchufe que se rompe, un niño que no para de llorar, la pelota que rebota y daña los brotes nuevos del jardín, pueden ser batallas cotidianas que nos resistimos a enfrentar con fortaleza.

¿Dónde está Dios cuando estamos sufriendo? ¿qué velo cubre su rostro cuando entramos en el círculo de la desesperación? muy a menudo glorificamos y alabamos Su nombre sagrado, pero cuando la adversidad golpea la puerta o se instala alrededor de la mesa, mientras los niños corren gritándose unos a otros, acudimos para rogarle con insistencia que evite las batallas y de ser posible las pelee por nosotros.

Olvidamos que, como bien dijo el maestro Richard J. Maynes: “El Padre Celestial ha organizado nuestro viaje en la vida para que sea una prueba de nuestro carácter. Estamos expuestos tanto a las buenas como a las malas influencias y se nos da el albedrío moral de elegir por nosotros mismos qué camino tomaremos… A medida que soportamos por un tiempo los desafíos que podemos solucionar, y continuamos sobrellevando los que no podemos solucionar, es importante recordar que la fortaleza espiritual que desarrollemos, nos ayudará a superar con éxito todos los desafíos que enfrentemos”.

Hoy en día miles de niños toman metilfenidato (ritalina). Este medicamento ayuda a los niños con déficit atencional para que logren focalizar la atención. Estoy convencida de que, como nosotros solemos estar distraídos, y Dios nos ama, Él crea diferentes acontecimientos para captar nuestra atención. Me gusta pensar que las pruebas son la dosis adecuada de ritalina que necesitamos para alcanzar la vida eterna.

Él es un Dios paciente que se deleita en caminar a nuestro lado, pero si no salimos al encuentro, tarde o temprano nos buscará para avanzar a otro nivel de entendimiento, donde “aprehenderemos” las lecciones necesarias para el progreso espiritual. Digo “aprehenderemos” con H, porque la mayoría de las veces captamos sólo intelectualmente los mensajes de Dios. Hasta que no los hagamos propios y los encarnemos en vidas convertidas, sólo serán momentos de pruebas dolorosas y no joyas de valor eterno que han fortalecido nuestro carácter y renovado nuestra fe.

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Así, algo que he aprehendido en mi vida es a perseverar por más dura que sea la batalla. Durante mi vida tuve que enfrentarme al golpe inesperado de no poder tener hijos, una operación de un tumor en la fosa posterior del cráneo, desocupación, y diversas dificultades más, nací prematura pesando 1,750 gramos y a lo largo de mi infancia mi salud fue tan frágil como un lirio del campo. Sin embargo mi Salvador me ha tomado en sus brazos cuando yo creía no tener la fortaleza suficiente.

He tenido momentos de incertidumbre y no siempre tuve la entereza de no quebrarme, he sufrido la agonía de preguntarme si Alguien del otro lado estaba escuchando a mi desconcierto y he llorado de dolor al experimentar el temor de no obtener respuesta frente al quebranto. La mayoría de las veces traté de mantener un corazón lleno de pasión por orar con esperanza y obtener una respuesta y si bien el tiempo parecía lentificarse, descubrí que Dios es un caballero que nunca llega tarde a la cita.

Cuando hay pérdidas o etapas dolorosas, ¿cómo hacer para seguir adelante adorando a Dios? Las respuestas que puedo compartir contigo son éstas:

Persevera en tu testimonio de que Dios está ahí y tiene control de todo

Algo que me consuela en el tiempo de hondo dolor, es saber que Jesucristo experimentó previamente mis dolores y entiende cómo me siento en tiempos de desolación. Leyendo las palabras de Richard Maynes encuentro consuelo y regocijo: “A medida que soportamos por un tiempo los desafíos que podemos solucionar, y continuamos sobrellevando los que no podemos solucionar, es importante recordar que la fortaleza espiritual que desarrollemos nos ayudará a superar con éxito todos los desafíos que enfrentemos… La perseverancia es un principio importante dentro de la doctrina de Jesucristo. Es importante porque la calidad de nuestro futuro eterno es proporcional a nuestra habilidad de perseverar en rectitud.”

Descubre el sentido de esa batalla y deja lugar para el asombro

Cada uno de nosotros tiene una misión en la vida, el estilo para cumplirla es personal, único e irrepetible. El modo en cómo te enfrentas a la adversidad, es lo que marca tu carácter y esa experiencia te fortalece a ti y tiene sentido para tu progreso espiritual. Cada situación vital es un reto y plantea un problema que cada uno debe resolver. Cada uno de nosotros deberá responder por su vida, sólo podremos lograrlo haciéndonos responsables de encontrar un sentido en cada circunstancia. Sentido y asombro van de la mano. El asombro te permite ver donde otros sólo pueden mirar, para quien se asombra de la grandeza de Dios en medio de las batallas; las sombras del sufrimiento son destellos de luz de la eternidad.

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Dedicación y autodisciplina

En la Biblia,Bartimeo el ciego insistente que pidió a gritos su sanación, no contaba con un seguro de salud u organizaciones sociales que lo socorrieran, sólo tenía un deseo y estos atributos. Bartimeo no creía en Jesús como el genio de la lámpara, no se acercó para frotar tres veces su manto, se acercó para pedir misericordia, pero para ello esperó con dedicación y aunque los discípulos insistían en la agenda repleta del Salvador, él persistió con esperanza y la determinación del todo o nada.

La adversidad puede ser dolorosa, pero nos traerá fortaleza y pulirá nuestro espíritu. La clave es aferrarse al arado aún cuando las primeras gotas de agua que reciba la tierra sean la de nuestras lágrimas. Nuestro Dios nos aguarda al final del camino.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: