La envidia, el peor enemigo

Este artículo te ayudará a encontrar un camino para superar la envidia y evitar que tus hijos se vean contaminados por esta emoción destructiva.

Erika Otero Romero

Lo que más me incomoda de la envidia es cómo me hace sentir: para nada es un sentimiento positivo y mucho menos una experiencia agradable. ¿Quién no la ha sentido alguna vez? Me atrevería a decir que todos, porque mucha gente tiene cosas o goza de situaciones que nosotros no tenemos y codiciamos.

La envidia es, en resumen, un sentimiento de tristeza o enojo que experimenta una persona que no tiene o desearía tener para sí algo que otra posee. Es un problema ligado a la baja autoestima.

Infinidad de crímenes a través de la historia se han cometido por efectos de la envidia. La Biblia narra algunas historias, como la de Caín y Abel, por nombrar sólo la primera y quizás más conocida: Caín mató a su hermano Abel. Génesis 4:5-8 dice:

“… pero [Jehová] no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante… Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató”.

¿Qué tal el ejemplo? Vemos entonces que no es un “mal de los tiempos modernos”, surgido a razón del dinero o la vida superficial y efímera de la actualidad. Es algo que brotó con los mismos hombres, pues pueblos enteros desaparecieron a manos de otros que codiciaban lugares con mejores vistas y más riquezas, exterminando personas sin piedad. Así es: la envidia es también el origen de las guerras.

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Y es justo a eso lo que debemos temer, que a raíz de ese sentimiento negativo, podemos llegar a ser capaces de acciones bastante reprobables. Muchos matrimonios y carreras se han visto dañados por la envidia y además hace que no seamos honestos con las personas que amamos.

Las consecuencias de la envidia son

  1. Nos vuelve rencorosos.

  2. Nos convierte en personas tristes y propensas a padecer ansiedad.

  3. Por estar al tanto de los logros ajenos, perdemos de vista nuestras metas y sueños, perdiendo así grandes oportunidades.

  4. Una persona envidiosa no disfruta de sus triunfos, sino que está insatisfecha constantemente, pensando en los logros de los demás y sintiéndose frustrada día con día por lo que no tiene y otros sí.

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  5. Nos puede llevar a tomar decisiones equivocadas respeto a los demás, por sentir rencor y odio.

  6. Deteriora las relaciones familiares al punto que podemos llegar al divorcio porque, aunque no lo creas, la envidia entre esposos existe debido a sentimientos de competencia y de demostrar quién es mejor en algo.

  7. Nos vuelve víctimas y victimarios de la crítica y el chisme.

  8. Podemos llegar a cometer crímenes.

Sin embargo, no es un mal que no tenga cura, y si ponemos de nuestra parte podremos llegar a ser capaces de dominarla hasta que logremos hacerla desaparecer de nuestras vidas. Acá dejó algunos puntos que te ayudarán a controlarla de manera efectiva:

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Reconoce tu propio valor

Tienes razón cuando piensas que no eres igual a los demás. Eso no te hace malo o bueno, te hace diferente y, por lo tanto valioso, tanto para ti mismo como para tu familia: ellos te aman por quien eres no por lo que tienes.

Recuerda que tus hijos son espectadores de todo lo que sientes, haces y dices

Que no te des cuenta no va a disminuír la atención que ellos pongan en tu comportamiento, que a larga van a imitar. ¿Quieres a un envidioso entre tus pequeños?

Ten presente que hay personas con ambiciones diferentes a las tuyas

Ellos han hecho esfuerzos que no conoces para lograr sus metas y las han alcanzado a través de grandes sacrificios y tú no conoces esa historia detrás de su éxito. Tal vez hay algo en sus historias que no te gustaría vivir.

No toda la gente que tiene todo lo que tú quieres, y es feliz con lo que posee

¿Lo habías considerado?

Alégrate de los triunfos de los demás

Eso te liberará de cargas y te permitirá ver el mundo desde otra perspectiva.

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Perdónate a ti mismo por tus emociones

En mi caso, me hace sentir mal conmigo misma el sentir envidia; lo que suelo hacer es volcar mi atención a diversas actividades y poco después me siento mejor. Sólo me LIBERO DE ESE MAL SENTIMIENTO.

Es muy probable que en algún momento hayamos sufrido las consecuencias de la envidia, pero lo que nos hace mejores cada día es ayudarnos entre nosotros como familia a superar esos momentos de debilidad que exponen nuestros “bajos instintos” y nos hacen perder el control de nosotros. El truco es mantenerse consciente de que podemos controlarnos y corregirnos, para después poder apoyar a los nuestros en sus propias luchas interiores por superar sus desafíos personales, en este caso, la envidia.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.