La paz que trae el perdón sincero

El perdón es una virtud que puede sanar tu corazón, espíritu y alma. ¿Realmente piensas que las acciones que te han dañado son tan graves que no puedes perdonar al culpable y vivir en paz y felicidad el resto de tu vida?

Ruth Huppe

La habilidad para perdonar es una virtud que puede sanar tanto tu corazón, como tu espíritu y tu mente. Puedes llegar a pensar que las acciones que otras personas cometieron hacia ti son imperdonables y que no merecen tu perdón, pero al hacer esto no sólo estarías perdiendo tu paz interior, sino también la única forma en que podrías superar el daño. ¿Realmente piensas que las acciones que te han herido son tan graves, que no puedes perdonar al culpable y vivir en paz y felicidad el resto de tu vida?

La siguiente historia me inspiró a buscar el perdón en mi corazón, y espero que pueda inspirarte también a ti: “Corrie ten Boom, una devota cristiana holandesa, encontró ese alivio a pesar de haber estado cautiva en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Ella sufrió mucho, pero a diferencia de su amada hermana Betsie, que pereció en uno de los campos, Corrie sobrevivió.

“Después de la guerra, Corrie, a menudo hablaba en público de sus experiencias, de la sanación y del perdón. En una ocasión, un hombre que había sido un guardia nazi y que había sido parte de su doloroso confinamiento en Ravensbrück, Alemania, se acercó a ella, regocijándose en el mensaje sobre el perdón y el amor de Cristo.

“—Cuán agradecido estoy por su mensaje, Fraulein, —dijo—. Pensar que, como usted dice, ¡Él ha lavado mis pecados!

“Extendió su mano para estrechar la mía, —recordó Corrie—. Y yo, que había predicado tan a menudo… la necesidad de perdonar, mantuve mi mano pegada a mi cuerpo. Aún mientras los pensamientos de venganza e ira crecían dentro de mí, reconocí que eran un pecado… Señor Jesús, oré, perdóname y ayúdame a perdonarlo.”

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“Traté de sonreír, [y] me esforcé por levantar la mano. No podía. No sentía nada, ni la más mínima chispa de calidez ni caridad. Una vez más ofrecí una oración en silencio: Jesús, no puedo perdonarlo. Dame Tu perdón.

“Cuando tomé su mano, sucedió algo increíble. Desde mi hombro por mi brazo y a través de mi mano, una corriente parecía pasar de mí a él, mientras que en mi corazón surgió un amor por ese extraño que casi me abrumó.

“Así descubrí que la sanación del mundo no depende de nuestro perdón ni tampoco de nuestra bondad, sino de los de Él. Cuando Dios nos dice que amemos a nuestros enemigos, Él nos da, junto con el mandato, el amor mismo”.

Una de las cosas que más me impresionan de esta historia, es la conciencia que ella tenía de que, por su propio beneficio, ella necesitaba perdonar y lo logró. Y cuando por disciplina propia no pudo hacerlo, acudió al Señor por ayuda, hasta que Él le dio ese sagrado don, el de perdonar. Aunque es fácil hablar de este principio, cuesta mucho llevarlo a la práctica. De ahora en adelante puedes recordar que si una mujer pudo perdonar el que mataran a su hermana en un campo de concentración, tú puedes perdonar los errores de otras personas y las acciones que otros cometieron para dañarte inconscientemente o con la intención de hacerlo.

Algunos consejos que te podrían ayudarte a perdonar son:

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Aprende a dar amor y tener amor por ti mismo

Si amas a otras personas y sobre todo a ti mismo, siempre será más fácil perdonar. El perdonar es un acto de amor hacia los demás y hacia ti.

Sé el primero en perdonar

No esperes que se disculpen contigo antes de perdonar a alguien. Puedes pasar toda tu vida esperando, teniendo sentimientos negativos y dañando tu salud.

Busca ayuda religiosa

Muchas veces las acciones de otras personas pueden dejar una marca muy grande en tu vida y en la de tus seres queridos. Además de buscar ayuda de profesionales, el tener guía religiosa hace más sencillo encontrar perdón.

No exageres las situaciones

Aunque para ti sea imperdonable lo que te hicieron, para otras personas no significa nada. Algo que te ayudaría es tener una perspectiva diferente. Pregunta a tus amigos y familiares qué piensan de esa situación. Sus respuestas te sorprenderán. No pierdas tu tiempo y energía creando tormentas en un vaso de agua.

Enseña a otras personas a perdonar

Cuando hayas logrado perdonar a una persona, anótalo en tu diario con la intención de que otros puedan leerlo o compártelo con un familiar o un amigo y así puedes edificar su vida.

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La paz que trae el perdón sincero no tiene límites: cuando aprendes a perdonar, puedes dormir mejor, sonreír más, tener amor para compartir y seguir tu vida sin gastar energía de vida, odiando a los demás. Nunca subestimes el poder sanador que tiene. Una persona que no perdona, tiene una vida muy solitaria. Perdona para que te perdonen, y encuentra la paz en tu corazón.

1. Corrie ten Boom,

The Hiding Place, 1971, pág. 215.

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Ruth Huppe

Ruth Huppe estudio Nutrición en Guadalajara, México. Ruth también es esposa y futura madre.