Las diez frases que NO debes decirle a una primeriza
Cuando somos madres primerizas escuchamos todos los consejos, aunque muchas veces algunos sean desacertados. Por lo mismo, éstas son las diez frases que no se deberían decir jamás a una madre primeriza.
Fernanda Gonzalez Casafús
Espontáneas, impredecibles y autoritarias. Dulces, sensibles y contenedoras. Divertidas, a veces serias, a veces mandonas. Así somos las mamás; podemos ser todo eso y mucho más y cambiar rotundamente en cuestión de segundos. Para mitigar estos cambios de ánimo repentino no existe nada más reparador que la sonrisa de tu hijo. Mi hija me desarma cuando la quiero hacer dormir y la miro y me larga una sonrisa que derretiría el Polo Norte.
Pero a veces esos momentos de cercanía están empañados por personas que critican tu forma de criar, sobre todo cuando eres primeriza. Muchas veces, en el afán de ayudarnos, o de brindarnos consejos, no caen en la cuenta de que nos están perjudicando; de que su experiencia como padres o madres no aplica de manera generalizada a todas las madres que están criando un bebé y así ellos o ellas creen saber mejor que nosotras cuándo nuestro bebé tiene frío, cuándo tiene hambre. Creen saber si lloran por sueño, porque les duele algo, como también creen que tú, que eres la madre, no sabes nada. Sí, hay gente querida a nuestro alrededor que siempre está dispuesta a darnos una mano o ayudarnos en este difícil y bello trance de ser mamá, pero hay muchas personas que tiran consejos u opiniones sin que se las pidas y de esta forma nos irritan o nos sacan de los cabales, justo cuando tenemos una revolución hormonal y necesitamos más apoyo que nunca.
Por lo mismo, después de haber pasado por esa experiencia, comparto diez frases que considero que NO se deberían decir nunca a una madre primeriza.
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“Pobrecito, tiene hambre“. Los bebés no sólo lloran por hambre y si se chupa la mano, no siempre que se chupa la mano un bebé tiene hambre; los bebés se chupan la mano y se llevan todo a la boca normalmente: es su manera de conocer el mundo, y también lloran por otras razones.
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“Te tomó el tiempo“, o “Se va a acostumbrar a los brazos“. Los bebés lloran porque no saben hablar. Es su forma de comunicarse, y a veces nos piden que les echemos brazos. Si eres de las madres que tiene ganas de “escuchar” a tu hijo cuando te lo pide, adelante. Si tu instinto dice que lo levantes, pues levántalo. El tiempo pasa muy rápido, y cuando menos lo esperes estará corriendo por toda la casa y, créemelo, llegará el momento en que vas a anhelar los días en que se dejaba cargar en brazos.
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“Dale un biberón y dormirá toda la noche“. Muchas veces la gente se empeña en decirte cómo tienes que alimentar a tu hijo. Dar el pecho es lo mejor que hay para nuestro bebé, no hay nada que pueda reemplazar el alimento que brinda el pecho. Además, es un consejo desafortunado para los primeros meses de vida, ya que si el bebé se acostumbra a tomar leche de fórmula, la producción de la leche materna puede ir disminuyendo.
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“No lo acostumbres a dormir al pecho, después no lo podrás sacar más“. Yo aún no he visto a nadie que con 35 años siga alimentándose del pecho de su madre y así se duerma. Cada madre hace lo que siente y lo que le inspira su instinto. Llega un punto en que los niños solitos van madurando neurológicamente y ya no necesitarán el pecho o el chupete para dormir.
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“No lo pongas en tu cama, no lo sacarás más“. Lo mismo que el anterior: ¿Alguien durmió con sus padres hasta los 30? El colecho es una práctica histórica, y es muy beneficiosa para el bebé y para la madre. Tiene más beneficios que desventajas, así que si eres de las madres que optan por dormir con su bebé, adelante. Confía en tu instinto materno. Haz lo que sientas y no lo que te digan.
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“Lo mal-acostumbraste a estar contigo y ahora no quiere ir con nadie“. Los bebés quieren —y necesitan— el calor y el olor de su mamá, donde no sólo estuvieron nueve meses, sino que es la persona con la que tienen más contacto en los primeros meses de vida; es lo más natural y normal del mundo que la persona con la que más necesiten estar es su mamá. Eso se llama apego seguro, y es la mejor herramienta que podemos brindarle a nuestros hijos para que crezcan independientes y seguros. De a poquito van a ir haciendo contacto con el mundo externo y ya irán haciéndose más sociables, pero es natural que un bebé de seis meses sólo quiera estar cerca de su madre cuando hay extraños cerca, y eso no significa que el niño no sea sociable.
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“Ese niño tiene cinco meses, ya debería comer” La OMS recomienda que los bebés hasta los seis meses de edad tomen sólo leche materna en forma exclusiva, o en su defecto leche de fórmula. La alimentación, luego de los seis meses, es sólo complementaria y tiene un rol más que nada lúdico y de aprendizaje. Luego del año de vida la alimentación sí ya es importante porque tiene un rol nutritivo. No hay prisa porque tu bebé coma, todos tienen su tiempo.
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“Después de los seis meses tu leche ya es aguada” Nada más lejos de la realidad. La leche materna es el mejor alimento que hay para un bebé hasta el año de vida, posee todos los nutrientes y las defensas que necesita, y luego de los seis meses sigue siendo tan nutritiva como al comienzo. Haz oídos sordos, sigue alimentando a tu bebé con leche materna, que además de nutrientes le da mucho amor.
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“Será que tu leche no lo llena” ¡Si habré escuchado esta frase durante los primeros 30 días de mi hija! Un bebé de un mes toma cada poquito tiempo. Necesita estar prendido al pecho casi todo el día, como los bebés perritos o gatitos. Esta frase puede desestabilizar a cualquier madre, y ella puede cometer el error de creerlo. Es importante que como mamá sepas que tu leche sí llena y está hecha especialmente para tu hijo. Si un bebé chiquitito llora, eso no significa que tenga hambre: puede necesitar cambio de pañal, o tener frío, o algún dolor o incomodidad. Por otra parte es normal que mamen cada dos o tres horas, incluso hay ocasiones en que lo necesitan cada hora. Luego ese horario se va a ir regulando, así que es importante brindarles tiempo y mucha paciencia.
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“La teta es una esclavitud“. Dar el pecho es un acto de amor, nada más lejano que describirlo como una “esclavitud”. Más esclavo puede ser salir de casa con la leche en polvo, los biberones, el agua caliente, los recipientes térmicos y encontrar dónde calentar el agua. La lactancia materna es como un “Express-service”; está ahí a la temperatura justa para nuestro bebé, a cada momento y al lugar que vayamos.
Así que relax, mamis. Nadie dice que es fácil. A veces nos topamos con personas que opacan este momento hermoso y nos hacen sentir vulnerables y dudosas. Será cuestión de hacer oídos sordos, y escuchar sólo a aquellas personas que quieren darnos una mano en este camino tan lindo —pero a veces difícil— que es la maternidad. El amor es la clave, no existen recetas mágicas.