Los milagros suceden: este hombre encontró la fuente de la eterna juventud, y la comparte contigo
Y la verdad es que —como es parte de la naturaleza humana— a nadie nunca se le ocurrió patentarla. Es deliciosa, es tuya y es gratis, si la deseas.
Oscar Pech
Imagino que estarás de acuerdo conmigo en que pocas cosas son tan deliciosas como el satisfacer una necesidad física: la que sea. Claro, que hay cosas que el cuerpo exige y después de algunas horas se vuelven urgentes (dormir, comer, ir al baño, por ejemplo), y hay otras que son más sutiles, menos evidentes y aunque no son menos importantes, podemos pasar más tiempo sin ellas: ver a nuestros seres queridos, percibir algo hermoso, mover nuestro cuerpo con ritmo.
Yo tengo para mí —como una más de mis teorías caseras— que tanto la música, como el ritmo, son una parte esencial de nuestra existencia y que quien pierde al ritmo de su vida, pierde la salud, porque pierde su contacto con el universo. Entonces, ¿Cómo retomar tu contacto con el ritmo?
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Toma a tu pareja, o a tus hijos, o simplemente párate frente al espejo
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Selecciona algo de música con buen ritmo. Mientras tenga más calidad, no solo te ayudará físicamente, sino que nutrirá tu mente y sanará tus sentimientos
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Inicia tu terapia de baile con la música que más te guste. No es tan complicado: hazle como este viejito: solo escucha, y trata de sentir el ritmo: él, y tu oído, te enseñarán a bailar. O, si necesitas de la vista, pon un vídeo en YouTube y observa cómo bailan los grandes.
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Dosis mínima diaria, 10 minutos para principiantes. Ya luego pasarás a los niveles intermedio, avanzado, y Gran Gurú del Baile.
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Resultados garantizados: antes de que te des cuenta, arrojarás tus muletas como este anciano. Sí, me refiero tanto a las físicas o las mentales, porque la música y el buen baile hacen eso: te sanan, te hacen estar en contacto con el mundo.
La música, Decía Borges, es la única de las artes que existe en el tiempo, sin necesidad de espacio. La Literatura puede hacerlo, cuando es oral, y acaso por lo mismo son tan importantes en la formación de lo que somos. Don E. Beck, dijo, con profunda sabiduría: “Si ustedes quieren saber con certeza cuáles serán las condiciones del mundo dentro de cinco, diez años, o incluso más, es muy fácil: solo escuchen con atención qué tipo de música están escuchando los jóvenes”. Y eso es una gran verdad porque nosotros, los humanos, somos o nos convertimos en lo que escuchamos. Así que no hay de otra: si quieres ser joven para siempre, ponte de pie y repite conmigo las palabras de mi buen amigo el rey Julien: “I like to move it, move it. We like to move it!”.