Los niños con Síndrome de Down pueden aprender a leer
Cuando uno tiene un miembro con síndrome de Down en la familia, uno busca que progresen tanto como sea posible. Leer y escribir parecía una tarea imposible para las personas con discapacidad, pero ahora es una realidad.
Isis Lugo
Quien tiene una persona con Síndrome de Down en la familia, sabe que éste es un trastorno genético causado por la presencia de un cromosoma adicional en el par número 21, denominado también trisomía 21. Según las estadísticas, uno de cada setecientos bebés en el mundo nace con dicho síndrome, por lo que se convierte en uno de los más comunes. Las características físicas son inconfundibles: ojos rasgados, cuello corto, complexión robusta, exceso de piel en la nuca, entre otras por lo que a simple vista podemos reconocer a una persona con esta discapacidad. Aunado a esto y a las enfermedades del corazón o de la vista que podrían presentar, su principal desventaja para la inserción en el mundo laboral y social había sido su capacidad cognitiva, pues todas las personas con síndrome de Down presentan discapacidad intelectual en diferentes niveles, por lo que por mucho tiempo se consideró que no era posible que aprendieran a leer y escribir, hasta que hace unos cuarenta años un par de mujeres se dieron a la tarea de demostrar lo contrario. Esto da esperanza a los familiares, quienes ahora pueden ver cómo una persona con este síndrome puede crecer mucho más de lo que antes se esperaba.
Las maestras de Educación Especial María Victoria Troncoso y Mercedes del Cerro, quienes trabajan con niños con Síndrome de Down, se dedicaron por muchos años a la investigación, diseño y aplicación de actividades inspiradas en el método global de lectura, basándose en la premisa de que todas las personas con discapacidad intelectual tienen la capacidad de leer y escribir. Durante los años setenta y ochentas las probaron con diferentes personas hasta lograr instituir un método al que llamaron: “Síndrome de Down, lectura y escritura” que ha demostrado funcionar y brindar una oportunidad de vida.
El método es muy sencillo de seguir y está plasmado en un libro de libre distribución de manera electrónica a través de la fundación Down21, además de que no requiere una preparación académica profesional para aplicarlo o comprar materiales especiales costosos, pues todo es personalizado según los intereses y personalidad de cada alumno, utilizando muchas veces materiales de reúso o de uso común como cartulinas, hojas blancas y plumones.
De manera general podemos decir que consta de varias etapas o ciclos, precedidas por unos requisitos previos que deben tener dominados antes de empezar, es decir, habilidades como mantener la atención durante unos segundos o un minuto; tener un mínimo de nivel de lenguaje comprensivo, es decir, que aunque no se exprese oralmente, comprenda que todas las cosas tienen un nombre; también una percepción visual y auditiva que le permita distinguir entre diferentes sonidos o imágenes, así como el ser capaz de recordar algunas cosas, minutos después de haberlas visto u oído.
Cuando el alumno presente cierto nivel de dominio sobre estos conocimientos previos empieza la primera etapa, que consiste en el reconocimiento global de palabras escritas, iniciando con los nombres de familiares, amigos y seres queridos, además de comida o juguetes favoritos, para posteriormente leer frases combinando estas palabras. Esta fase es la que lleva un poco más de tiempo, pues tiene que recordar unas 300 palabras antes de avanzar a la siguiente, donde se analizan las palabras separándolas en sílabas, para formar nuevas combinaciones y finalizando en la etapa de progreso lector, donde la persona con discapacidad intelectual empieza a acceder a textos cada vez más complejos.
Las maestras Troncoso y Del Cerro brindan muchas sugerencias de actividades que se pueden realizar en cada etapa con el fin de orientar a los interesados en aplicar el método, lo único que se tiene que hacer es adaptarlas a la persona que se enseñará a leer, lo que lo hace un método muy flexible y eficaz en la mayoría de los casos donde sea aplicado.
De manera personal puedo decir que en mi experiencia es el mejor método para enseñar a leer y escribir a las personas con discapacidad intelectual, requiere mucho trabajo personalizar el material, pero vale la pena pues ellos aprenden conforme a sus intereses por lo que leer deja de ser una carga, para convertirse en una actividad motivadora. Si hay alguna persona con discapacidad intelectual o síndrome de Down en tu familia, no dudes en brindarle una oportunidad de vida, dándole acceso a la información escrita. Eso la ayudará de manera enorme a desenvolverse mejor en un trabajo, o simplemente disfrutar de más independencia en su diario vivir.