¿Madre agotada? No es un asunto para tomar a la ligera.
¿Sientes que eres una madre agotada? No, no es una percepción mental, y es mucho más delicado de lo que a veces consideramos. No debes esperar hasta último momento, así que te recomiendo poner ahora en práctica estos consejos.
Laura Abbott
Ser madre sin duda es una de las mejores profesiones del mundo aunque, a veces, puede ser una tarea agotadora. La mayoría dedicamos nuestro día a otros: hijos, pareja, casa, trabajo, obligaciones, etc. Y hasta que no llegamos al límite no percibimos que nos estamos olvidando de un factor esencial para poner la maquinaria en acción: nosotras mismas. No esperes a estar agotada y pon en práctica HOY algunos de estos consejos.
Tómate un respiro
Es necesario, imprescindible y hasta obligatorio tomar unos minutos al día. Que sean 10, 15 o más depende de ti. La vida apresurada, los horarios y las jornadas que parecen cada vez más cortas nos hacen vivir cada vez más deprisa, y, cuando tenemos un momento de respiro, seguro lo utilizamos para sacar la ropa de la lavadora. No. Ahórrate la tentación y usa esos minutos para tomar un té sin pensar en nada, para darte una ducha con unas gotitas de algún aceite esencial o para leer algo en Internet. O simplemente para respirar en silencio.
Descansa y aliméntate bien
Mantener el cuerpo sano es tan importante para ser madre como para la vida, pero no alcanza con no enfermarte. También debes procurar contar con las energías para afrontar todas las demandas diarias que requieren un esfuerzo extra. Tengo una amiga que en cierta etapa de su maternidad se encontraba muy desbordada y le costaba mucho mantener la paciencia con sus hijos, luego de enfocarse en descansar bien y que su médico le recetara unas vitaminas, logró recomponerse y disfrutar el día a día.
Busca una pasión
La intención es remarcar que no te olvides de ti misma. Antes de ser mamá y de que “tu tiempo” perteneciera a otros, probablemente tenías alguna actividad que te hacia feliz. ¡Recupérala! Y si no es posible, busca otra; y si no la tenías, es hora de buscarla …pero no te quedes sin apasionarte. ¿Piensas que no tienes tiempo? busca algo que puedas hacer cada 15 días o una vez al mes. Alimentar tu espíritu es tan importante como alimentar tu cuerpo. Si tú estás feliz, tus hijos lo estarán. Si ellos ven que, además de los espacios familiares, posees tu propio espacio de disfrute, ellos aprenderán que está bien tenerlo. No es egoísmo. Aprende a lidiar con tu culpa.
Aprende a lidiar con tu culpa
¿Suena repetitivo? Es porque lo es. Algunas somos más culposas que otras. Unas porque trabajan, otras porque se dedican de tiempo completo a la crianza y se sienten culpables cuando están agotadas. Habrá más motivos, pero entiende que no es un sentimiento que te hace bien ni te ayuda a tomar las mejores decisiones. El amor debería ser el sentimiento que prime en tu familia. Deja la culpa para casos más importantes y donde realmente cuadre.
Aprende a pedir ayuda
No te hace ni mejor ni peor persona y en la incesante labor de criar hijos una ayuda alguna vez es necesaria. No esperes a que ocurran imprevistos para entrenarte en esto. Aprende a delegar en aquellas cosas que te resultan más engorrosas o más difíciles. No trates de ser la súper mamá a costa de tu salud o tu energía porque vas a salir perdiendo y seguramente tus hijos más.
No descuides a tus amigas, familiares, seres queridos
Emocionalmente ellos ocupan un rol importante en tu vida, el día que necesites hablar, descargar o dormir una siesta vas a poder contar con ellos. Además, está comprobado científicamente que la amistad ayuda a liberar las endorfinas que mantienen nuestro cuerpo saludable. Así que cada vez que puedas, date una escapada para pasar una horita con alguna amiga, y si no, alcanzará con un llamado telefónico para reír un rato.
No te olvides de tu pareja
Si estás en pareja, esto de ser una familia y trabajar en equipo ocupa demasiado tiempo. Tanto, que a veces nos olvidamos que empezamos siendo pareja y que mantener y consolidar el amor también es necesario. Por eso inventa, crea, busca la manera de no perder la conexión. Algunas ocasiones resultarán más fáciles que otras, pero no dejes de intentarlo.
Sé tú la dueña de las rutinas
Sobre todo a la noche. No dejes en manos de tus hijos el manejo del tiempo. Encárgate todos los días de hacerlas cumplir, de forma que se acomoden a tu ritmo. Las rutinas son una contención para que tus hijos anticipen su día, pero también son necesarias para anticipar el tuyo. Sobre todo, no dejes que ellos marquen el horario para ir a dormir porque, cuando estés agotada, va a ser una batalla que no vas a poder librar. Además, las rutinas nos sirven para poner piloto automático las veces que hay poca energía.
También sé flexible
Puede sonar contradictorio por lo que comenté de la rutina, pero no lo es. A veces también hay que ser flexible. Por ejemplo, si los llamas a comer y en ese momento el juego se ha vuelto tan divertido que no pueden parar, en lugar de enfadarte porque no responden a tu llamado date el permiso de plegarte a su juego o quédate observándolos. Comerán más tarde o apurados, pero seguramente todos saldrán más enriquecidos que con un plato de comida.
Disfruta la maternidad
Tus hijos son tu tesoro y ser madre es para siempre, pero la infancia de tus hijos es ahora y va a ocurrir una sola vez en tu vida. No te la pierdas. No dejes que las obligaciones, las autoexigencias o el cansancio te quiten ese privilegio. Cuando sientas que no estás disfrutando toma cartas en el asunto porque con seguridad hay algo que modificar.