Los dos grandes culpables de la infidelidad
La necesidad de conquistar el amor del ser amado y el encontrarle atractivo son dos aspectos básicos que deben cuidarse día a día en un matrimonio para que la infidelidad no ronde.
Diana Cantor Martinez
¿Quién tiene la culpa de una infidelidad? ¿El esposo por su falta de consideración y de compromiso o la esposa por darle motivos?, o ¿quizás la otra mujer que no conoce de límites y respeto? Justamente buscar culpables es el primer recurso al que se acude ante la inminencia de la infidelidad. Dicen que nunca ayuda buscar a un culpable, sin embargo, hoy vamos a hablar de culpables y no solo eso, vamos a juzgarlos y también a desafiarlos.
Dar por sentado el amor
Aquí tenemos al primer culpable. Pues como bien lo decía Pierre Corneille, dramaturgo francés del siglo XVII: “el amor satisfecho pierde todo su encanto”. Cuando se da por sentado el amor de la pareja, la otra persona simplemente deja de esforzarse. Si un esposo siente que ha ganado el amor de su esposa de una vez y para siempre, pierde el interés y deja de esforzarse. No digo que entremos en el típico juego de la conquista, pero mi sugerencia es que dejes que tu esposo se gane tu amor todos los días.
Pero, ¿por qué tu esposo cree que le amas tanto que ya no necesita conquistarte? Porque das más de lo que recibes. Porque SIEMPRE estas dispuesta para él olvidándote un poco de ti misma. Porque le sigues profesando tu amor a pesar de sus maltratos o indiferencia. Porque haces de tu esposo tu único proyecto de vida, olvidándote un poco de tus propios sueños y aspiraciones. O también, puede pasar que estás tan segura de su amor que eres tú quien olvida conquistarlo; ponerte bonita para él; seguir tratándolo con amor; seguir sorprendiéndolo cada día. Igual puede pasarles a ellos.
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Seguir siendo la misma persona sin intentar un cambio positivo en tu vida
Este es un gran culpable al cual es necesario desafiar, porque aún muchos siguen escudándose en él para ser infieles. Si bien la mayor muestra de amor que alguien puede darnos es aceptarnos como somos, una respuesta a ese amor sería tratar de ser mejores cada día. No es posible que después de diez años de casados sigamos reaccionando igual ante los problemas y las diferencias. Podemos esperar con el paso de los años y con los aprendizajes que dejan las experiencias, ser mucho más asertivos para enfrentar las diferentes situaciones.
Cuando tienes qué cambiar tú, para salvar tu matrimonio
Por otra parte, en el caso de las mujeres que toman la decisión de quedarse en casa para dedicarse a sus hijos, mientras sus esposos van al trabajo y alcanzan un mayor crecimiento personal que ellas (lo cual las deja aparentemente rezagadas), no deben usar como motivo el hecho de ser madres y amas de casa para detener sus vidas y dejar de ser atractivas. Si este es tu caso, no olvides que aunque estés en casa, es posible crecer y evolucionar hacia tu realización personal. Puedes estudiar virtualmente, aprender otro idioma, hacer un curso de fotografía o simplemente leer libros. Reserva siempre un tiempo para tu crecimiento personal.
En cuanto a los hombres hay muchas conductas y comportamientos que pueden mejorar en pro de su matrimonio, por ejemplo, muchos se quedan estancados un poco en su egoísmo de “yo no soy un hombre romántico” o “yo siempre he sido así”. Nunca está demás esforzarse y mejorar por la persona que se ama.
En conclusión, los dos aspectos básicos que debes cuidar día a día en tu matrimonio para que la infidelidad no ronde son: la necesidad de conquistar el amor del ser amado y el encontrarle atractivo, y esforzarte en no ser la misma persona de quien tu pareja se enamoró porque con los años te has mejorado.