Mejor mirarles a los ojos

En una noche fría, una chica y su bebé esperan bajo una leve lluvia, ¿cuál es su historia?

María del Pilar Ochoa Méndez

Sucedió una noche lluviosa y fría. Mi niña mayor tendría poco más de un año, apenas la había acostado cuando escuché a mi marido llegar. Es impresionante cómo puedes adivinar el estado de ánimo de una persona por sus pasos. Esa noche, los de mi esposo eran lentos y pausados, algo no andaba bien. Cuando entró, sus ojos confirmaron mi sospecha.

A tan sólo unas cuadras de la casa, a eso de las diez de la noche, él encontró a una chica de unos 25 años con un bebé de brazos, envueltos los dos en una cobija. ¿Mencioné que llovía? Cuando se acercó, ella le contó su historia: Venía de un pueblo de la sierra, una señora le había prometido trabajo en su casa pero al verla llegar con su bebé, se retractó. La chica se vino a la ciudad sin dinero y no tenía a nadie a quién llamar, por lo que pasaría la noche en la calle con su bebé.

Rápidamente nos pusimos a investigar sobre albergues; les preparamos una cenita, les llevamos leche, pañales, cobijas y tratamos de convencerla de que nos dejara llevarla a un albergue por la noche. No aceptó, dijo que otra señora ya le había ofrecido hospedarla en su casa. Nos fuimos a dormir con el corazón triste, con el peso de saber que esta chica y su pequeño estaban solos en el frío, esperando a alguna señora que había prometido ayudarles.

Unas dos semanas después, la volvimos a encontrar mientras manejábamos de regreso a casa, ya muy tarde. Me bajé del auto, también llovía. Le rogué durante unos 15 minutos que me dejara llevarla a algún albergue, hotel, incluso a la central de camiones para que regresara a su pueblo.

¿Cómo ayudar realmente?

¿Te ha pasado? Encontrarte en la calle a personas que piden dinero, trabajo o ayuda con historias desgarradoras? Yo, al ponerme a buscar medios para ayudarla, descubrí una historia aún peor. Platicando con otras mamás, resultó que ¡esta chica llevaba años haciendo lo mismo! Especialmente en noches frías se sentaba en distintas calles de la zona, contando siempre la misma historia. Algunas personas le habían dado fuertes cantidades de dinero, la habían llevado a la central de camiones o a sus casas, y al cabo de unos días reaparecía por ahí. Lo denunciamos porque, ¿cómo es que llevaba años haciendo esto y el bebé no crecía? Comprendimos entonces que usaba distintos bebés.

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Día a día nos encontramos con personas que piden ayuda y lo lógico, lo humano, es querer ayudarles. Mas debemos ser conscientes, pues está documentado que las más de las veces estas personas son víctimas del crimen organizado o de grupos que las explotan y maltratan. Si supieras que cada moneda va al bolsillo de un explotador, ¿seguirías dando limosna en las calles?

Como la historia de esta chica y “su” bebé, hay miles. ¿Te gustaría ayudar? Para hacerlo, te recomiendo lo siguiente:

1. Educa a tus hijos

Haz de esta una ocasión para educar a tus hijos en la generosidad y el amor, explicándoles por qué hay personas necesitadas y cómo podemos ayudarles.

2. No des dinero

No des dinero a quienes mendigan: mírales a los ojos, regálales una sonrisa y una palabra amable.

3. Ayuda a saciar sus necesidades básicas

Ofréceles algo que realmente les sirva y alivie sus necesidades inmediatas. Lleva siempre contigo (en el coche, en la bolsa) alimentos saludables: botellitas de agua, leche o jugo, nueces, frutos secos o frutas. Por supuesto, a tus hijos pueden antojárseles estos alimentos, otra excelente ocasión para hablar de la generosidad.

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4. Dona objetos que les sirvan

Dona ropa, juguetes o artículos que puedan revender. Los niños pueden elegir qué quieren donar y lavarlo o remendarlo especialmente para ello.

5. Ora por aquellos que lo necesitan

Hagan una pequeña oración por ellos, encomiéndense a sus oraciones. Recuerda que son “bienaventurados los pobres y los que sufren”.

6. Apoya a fundaciones o centros de ayuda confiables

Dona a fundaciones establecidas y confiables, procura que te den recibo de las donaciones y te entreguen un informe de sus actividades. Recuerda que puedes donar en especie, dinero, tiempo o incluso tus habilidades (voluntariado).

7. Visita albergues y participa de sus actividades

Habitúense a visitar en familia a alguna fundación de ayuda, conociendo su trabajo e invitando a otras familias a involucrarse. Las fechas típicamente consumistas como Navidad, día del niño o del amor y la amistad, son excelentes ocasiones para visitar a quienes menos tienen.

8. La pobreza no solo es un asunto económico

Recuerda que la pobreza es mucho más que la ausencia de bienes materiales, ayuden también a quienes necesitan consuelo o simplemente compañía.

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Mi esposo se encontró con la chica del bebé, la primera vez, hace casi dos años. Esta noche la volvimos a ver. Sé que le ofrecerán apoyo y confío en que más pronto que tarde, recibirá no la ayuda que pide, sino la que verdaderamente necesita. Que muy pronto no necesite salir a la calle con un bebé que no es suyo; que pueda estudiar, trabajar y procurarse una vida mejor.

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