Mejor no castigues a tus hijos
Si tu hijo está presentando conductas agresivas o hasta violentas, inicia revisando tu método de disciplina en casa.
Emma E. Sánchez
Niños que muerden, patean, golpean o insultan a sus compañeros de clase o a la maestra, pueden tener mucha agresividad y frustración contenidas. Cuando la maestra detecta a uno de estos pequeños en su grupo, se debe a que ya comenzó a causar estragos entre el resto de la clase. Es decir, aquí ya no se trata de prevención, sino de atención.
Generalmente, llama a los padres del menor, habla con ellos y si resulta bien la plática, ellos entenderán que tienen un problema serio en sus manos y asumirán el compromiso de hacer algo al respecto; de lo contrario, se sentirán ofendidos, tildarán a la maestra de desequilibrada mental, ignorarán el problema o hasta retirarán al hijo de su grupo; de aquí puede resultar que la maestra será muy feliz, pero el niño -el protagonista de la historia- no dejará de sufrir. Aquí es donde hay poner el acento.
Ahora, en los padres que le prometen a la maestra que “se ocuparán de la situación” suceden dos cosas: unos cambiarán hábitos, tal vez visiten a un terapeuta o a un psicólogo y las cosas mejorarán, pero habrá otros que en cuanto regresa el niño de la escuela lo regañarán a gritos por agredir a sus compañeros, e invariablemente le pegarán.
En muchos casos, la agresividad es la manera de manifestar que algo está sucediendo en casa, que algo les preocupa o hay algo a lo que le temen.
Si tu hijo tiene poca tolerancia a la frustración o reacciona de manera agresiva es importante que intervengas pronto, de lo contrario, lo que ahora sólo es un comportamiento puede llegar a convertirse en un patrón o un hábito que lo dañará irremisiblemente.
¿Qué puedes hacer si tu hijo manifiesta comportamientos agresivos? Lee estas cinco propuestas:
1. Evita castigar la agresividad con más agresividad
Tal vez ese sea el origen de la violencia de tu pequeño: tú lo violentas y lo agredes. No sólo los golpes son agresividad, lo es también algunas acciones, las palabras e ignorar al niño. Despreciarlo, no acariciarlo y tratarlo con rudeza nada más le enseña a violentar a quienes lo rodean. Si pega, ¡por favor, no le pegues para castigarlo!
2. Refuerza conductas no agresivas
Felicítalo cuando se comporte de manera amable y gentil, cuando use las palabras mágicas “gracias” y “por favor”. Dile lo feliz que te hace y con frecuencia hazle saber que te enorgullece su buena conducta, su buen carácter y su ayuda en las tareas del hogar y su buen desempeño escolar.
3. Explica las cosas y conductas no adecuadas
Tal vez al mirar una caricatura en el televisor o leer un cuento se preste la oportunidad para hablar de las cosas que no son adecuadas y de las que lo son. Explícale con pocas palabras, a su nivel y con claridad, las maneras correctas de reaccionar y resolver problemas con otros niños.
Sumérgete en esta lectura que sin duda te ayudará en este trance: Consejos para madres de hijos hiperactivos.
4. Aprovecha los juegos de roles para enseñar
En familia, a modo de juego, papá, mamá, la abuela y los niños pueden “actuar” un problema y juntos buscar las diferentes maneras de resolverlo sin necesidad de recurrir a la violencia.
Sólo ten cuidado de no presentar la violencia como una situación chistosa y divertida, como si se tratara de una comedia; hablen mejor sobre cómo se sienten o sobre cómo crees que se sentiría una persona cuando la lastiman, y conduce el razonamiento de tu hijo.
5. Elimina la violencia del hogar
Tal vez, sin notarlo, tu hogar esté lleno de violencia. ¿Cómo puede ser eso posible? Muy fácil: programas de televisión donde se presentan infinidad de conductas violentas, deportes con violencia física explícita, música demasiado estridente, e incluso, juegos de video. Si hay problemas en casa o en tu matrimonio, sé inteligente, no grites y resuelve los conflictos en privado; si no se puede, usa un tono de voz tranquilo y piensa que te están observando y leyendo cada uno de tus gestos, tus movimientos; que el niño “te absorbe” totalmente y del modo en que reacciones él reaccionará cuando tenga problemas en la escuela o en el barrio con sus amigos.
Es muy importante leer:
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Si los problemas de agresividad continúan, no dudes en visitar a un médico o un psicólogo para descartar un problema neurológico. La violencia tiene un remedio, se llama amor, y tú eres la mejor para darlo.
Por último, aquí encontrarás cómo sobrellevar esas malas conductas de tu hijo fuera de casa: El comportamiento inadecuado de los niños en lugares públicos.