Mi responsabilidad ante la corrupción

El mundo puede ser un lugar mejor para vivir, en especial para nuestros hijos, pero también es responsabilidad nuestra. El temor y el amor a Dios, y a nuestra familia, debe ser el timón que guíe nuestras acciones en el tiempo.

Diana Cantor Martinez

La corrupción se ha convertido en una epidemia que ha calado en muchos ámbitos. Es un mal que aqueja al mundo y trae consigo la consecuente falta de credibilidad en las instituciones gubernamentales, sociales e incluso religiosas. Está presente cuando en una sociedad o comunidad determinadas priman los intereses particulares sobre los intereses comunes. Incluso puede encontrarse en el diario vivir, al enfrentar a personas que atentan contra la buena moral.

De acuerdo con Transparencia Internacional (una organización no gubernamental que supervisa y difunde crímenes corporativos y corrupción política a nivel internacional), “la gente tiene la concepción de que la corrupción en el mundo va en aumento”. A esta conclusión llegó Transparencia Internacional luego de entrevistar a más de 114,000 personas en 107 países, a fin de elaborar el informe barómetro global de la corrupción 2013.

Según este mismo informe, 27 por ciento de los encuestados admitió haber pagado, en el último año al menos, un soborno a cambio de servicios públicos. 77 por ciento calificó de ineficaz la lucha contra la corrupción y 92 por ciento de los encuestados en Rusia, sugirió que los más corruptos son los funcionarios públicos, policías, jueces y parlamentarios. En Latinoamérica, por su parte, los pilares de la corrupción son el crimen organizado, la desigualdad y el desgaste de las instituciones, según Alejandro Salas, director para las Américas de Transparencia Internacional.

Esta es una mirada superficial, pero que muestra el panorama al que nos enfrentamos en materia de corrupción en el mundo. Cabe entonces la pregunta, ¿cuál es tu responsabilidad como ciudadano del mundo ante este fenómeno? Conviene asumir una posición activa frente a este flagelo, evitando del todo cruzarse de brazos. A continuación desgloso algunas acciones que se pueden hacer al respecto:

Todo empieza en casa

. La familia es la primera estructura social a la que pertenece el ser humano, donde se aprende el valor moral fundamental de toda existencia, la honestidad. Enseña a tus hijos a amar la verdad, lo correcto y lo justo. Lee, http://familias.com/mujeres-fuerza-moral-en-el-hogar-y-el-mundo.

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Ejerce tus derechos ciudadanos

. La mejor forma de influir en el destino de un país es participar de forma activa en la elección de sus gobernantes y hacerlo con responsabilidad. Ejerce tu derecho a elegir, participa, pero antes entérate de los programas de gobierno y de los antecedentes morales de los candidatos.

Evita la tentación de dejarte sobornar o de sobornar a otros

. Entre más arraigada esté la moral en la vida de una persona, más difícil resultará el que pueda ser sobornada o, por el contrario, intentar sobornar a otros. Las sociedades están regidas por normas que buscan la sana convivencia que beneficien a todos los miembros de una comunidad. Recuerda que si rompes las reglas debes asumir las consecuencias y no caer en la tentación de pagar para evitar el castigo. Por otro lado, si eres un funcionario público, ten en cuenta que ya recibes un salario por tu trabajo y que no estás obligado a hacerle favores especiales a nadie, mucho menos a cambio de dinero.

Denuncia

Guardar silencio ante situaciones irregulares te hace igualmente culpable. No lo admitas, ¡denúncialo!

Evita el camino fácil

Es posible que una persona haya tenido una alta moral, pero por circunstancias adversas tal vez se vea involucrado en alguna actividad al margen de la ley, enriqueciéndose ilícitamente y de manera fácil y rápida. Piensa siempre en las consecuencias de tus actos, en tu familia y en tu tranquilidad, antes de tomar decisiones equivocadas.

Nunca te desesperes ante una situación económica difícil

Mantén la confianza en Dios y no desesperes, su providencial ayuda llegará; pero, mientras tanto, no cometas errores irremediables.

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El mundo puede ser un lugar mejor para vivir, en especial para nuestros hijos, pero también es responsabilidad nuestra. El temor y el amor a Dios, y a nuestra familia, debe ser el timón que guíe nuestras acciones en el tiempo.

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Diana Cantor Martinez

Hay un momento de la vida en que descubrimos que necesitamos un cambio para poder avanzar y crecer reconoce el momento y no pierdas la oportunidad.