No dejes que el resentimiento anide en tu corazón
El resentimiento es una emoción tóxica que impide lograr la paz y solo contribuye a dañar más nuestra vida de relación. Aprender a evitar que haga nido en nuestro ser es fundamental para alcanzar una vida plena.
Marta Martínez Aguirre
Jefté era de Galaad –allí creció–, provenía de un hogar dividido y vulnerable desde lo social y lo económico. Su madre ejercía la prostitución y su padre brillaba por su ausencia (seguramente era su cliente). Así que Jefté se crió como pudo, hasta quién sabe por qué causa –tal vez remordimiento, culpa o vergüenza– su padre lo llevó a su hogar. Ahí comenzó el dolor más profundo para él, pues la madrastra y sus medios hermanos lo trataban mal y abusaban de él. Un buen día lo echaron de la casa, y empezó a rondar por las calles polvorientas de su pueblo.
No tardó mucho en hacer amistad con los muchachos “de la vuelta”, esos que rondan por los vecindarios, mirando qué trastada hacer. Aquella familia no lo hacía sentir a gusto, así que empezó a armarse la propia y la calle fue su lugar de afectos, sueños y sensaciones. Allí, entre sus pares, en la región de Tob, abrió con seguridad su corazón y se animó a contar sus dolores y tristezas más profundas; ellos lo entendieron, pues también venían de familias disfuncionales. Dicen las Escrituras que ellos eran “hombres sin escrúpulos, que salían con él a cometer fechorías” (Jueces 11:3) (NVI).
La vida da vueltas. Cuando los israelitas estaban en problemas recurrieron a él para que los librara de la opresión de los amonitas. Sin resentimiento, Jefté los ayudó y logró la paz que tanto necesitaban. De alguna manera, reaccionar como él no es fácil, lo habitual ante la injusticia y el sufrimiento es resentirse y atrincherarse con el enojo sin resolver.
El resentimiento, como la palabra lo expresa, es eso: “re-sentir”, volver a sentir lo que tanto duele y perturba. Es el resultado de no haber resuelto ese dolor y ese enojo con alguien, de este modo se incrusta en el alma y se genera un proceso de fermentación emocional, donde, con el paso del tiempo, los recuerdos de lo vivido son tóxicos y nocivos. Se inicia cuando se pasa por una experiencia que es frustrante, que perturba y ante la cual no se puede tramitar el dolor y el enojo por lo sufrido. Por otro lado, hay un trasfondo de autoimagen dañada, donde quien experimenta el resentimiento cree de sí misma que es una “mala persona” y, por consiguiente, al sentir esas emociones tan nocivas no apela a resolverlas sino a reforzarlas.
Entonces, te estarás diciendo, ¿cómo hacer para no sufrir este mal?:
Aprende qué es el enojo
Es un estado emocional que varía en intensidad, y va desde una rabia leve hasta una furia e ira intensas. Es una emoción que produce cambios psicológicos y biológicos, el corazón late con más intensidad, la presión arterial se eleva y hay aumento de las hormonas de energía, la adrenalina y noradrenalina. Date cuenta de que es un monto de energía exacerbado que se da durante un tiempo y cuya energía hay que disipar. El tema es cómo hacerlo de un modo que no te dañe, ese es el punto siguiente.
Reconoce y expresa el dolor
Es fundamental sentir el dolor con dignidad y ser capaces de darlo a conocer, “Mira, esto que me has hecho me dolió muchísimo”. No te avergüences de dar a conocer el dolor sin entrar en reproches, porque te permite no arraigar el resentimiento dentro de tu corazón. Este es el camino más honesto que puedes transitar, el del enojo que resuelve, donde te autoafirmas y no dejas que el dolor se vuelva crónico.
Enójate apropiadamente
Esa energía hay que disiparla, para ello existen dos caminos: explotas como una caldera hirviendo, lo cual no es nada sano o lo haces de un modo adecuado, y para ello utilizas esa energía en resolver el tema que te enoja. Sigue estos tres pasos:
Realiza catarsis para descargar la energía
Puede ser contar hasta diez, retirarte a otro lugar y respirar; poner música para calmarte, moverte; busca un canal adecuado para disminuir la acumulación de hormonas energéticas.
Da a conocer sin vueltas lo que sientes
Para que la otra persona sepa el efecto que origina en ti lo que ha hecho o dicho, recuerda no usar agravios o malos modos; deja que tus palabras sean mágicas.
Incluye una propuesta para reparar la situación, a fin de tratar de evitar que se repita en el futuro
resolver
Este punto te permiteresolverel enojo, “Has traído el bolso roto, esto me disgusta y me duele porque me costó mucho comprarlo. ¿Crees que puedas repararlo o ver la forma de que alguien lo haga?”.
No dejes que el resentimiento haga nido en tu corazón, libérate hoy mismo de ese dolor y llénate de paz. Una vida plena solo anida emociones saludables en sus ramas.