No me dejan ver a mis hijos

Cada vez se escuchan más historias de madres y padres a quienes les impiden el contacto con sus pequeños; se trata de un fenómeno del que poco se conoce más allá de los juzgados familiares y de quienes lo sufren.

Omar Cortés

Una madre o un padre que no puede ver a sus hijos después de una separación. ¿Cuántas veces has escuchado una historia así? Es tan típica que tal vez la estés viviendo y no sabes qué hacer. O quizás conoces a alguien que la está sufriendo ahora mismo (a quien podrías hacerle llegar este artículo).

Para empezar, tienes que saber que esto produce diversas emociones en la persona que no puede ver a sus hijos, entre las que predominan la tristeza y la ira; los hijos, sin embargo, también se ven profundamente afectados por este fenómeno, que apenas comienza a ser considerado como otra forma de maltrato infantil. En este artículo puedes encontrar un poco más de información acerca del tema.

La mayoría de quienes pasan por esto son hombres, en una proporción de ocho por cada dos mujeres; esto se debe a que en muchos países se privilegia la custodia materna. En la actualidad en algunas naciones se discute la pertinencia de legislar la custodia compartida y en otras, como en Chile, ya se ha legislado, porque los cambios que se han dado en el último medio siglo han llevado a que la mujer se incorpore al mercado laboral, mientras que el hombre se involucra más en las actividades de crianza.

Entre los especialistas se le conoce cada vez más ampliamente como “alienación parental” al proceso de obstruir el contacto, mientras se manipula a los niños para que rechacen al progenitor separado. (En un subsecuente artículo abordaremos con amplitud este concepto). Mientras tanto, puedo decirte que entre las personas a las que he podido entrevistar, pacientes, la escasa información disponible y los casos de éxito, he vislumbrado algunas acciones básicas para salir adelante ante esta circunstancia.

Antes, una advertencia: se trata de un camino difícil que exige lo mejor de ti, que puede ser muy largo y desgastante, pero cuya meta es el más preciado de los tesoros: el amor de tus hijos.

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Siempre búscalos

No cometas el error de creer que un día te buscarán porque “la sangre llama a la sangre”; esto no es así. Los hijos pueden convencerse de que los abandonaste, de que nunca te preocupaste por ellos. En cambio, saber que hiciste todo lo que pudiste por estar con a su lado, será fundamental. Hay quienes logran verlos en lugares neutrales, como los centros de convivencia o en la escuela. Sin embargo, debes tener cuidado de no exponerlos a episodios en los que las cosas puedan salirse de control, cosa que sucede típicamente al buscarlos en su casa.

Aporta la pensión alimenticia en todo momento

Algunos creen que una forma de presionar para que se les permita ver a sus hijos es dejar de cumplir con las responsabilidades de manutención. Esto, por el contrario, favorece a quien impide el contacto, porque puede utilizarlo como argumento frente a los hijos (“¿Ya ves? No le interesas porque no da para tu comida”). Además, dependiendo del país existen diferentes sanciones, y eso va a jugar en tu contra ante un juzgado.

Investiga todo lo que puedas para tu proceso

Aunque no seas abogado, aprende sobre leyes, ayuda a tu defensor, involúcrate por completo en el proceso legal, porque quizás no siempre tendrás suficientes recursos económicos para pagarle. Si estudiaste abogacía, utiliza tu conocimiento pensando en el bienestar de los niños, no en dañar a tu expareja.

Encuentra algo que te motive

Hay quienes escriben cartas a sus hijos, o recuperan alguna pasión o un deporte que habían dejado, o encuentran su sentido en ayudar a los demás. El objetivo es tener algo que fortalezca tu salud emocional, para mantenerte en equilibrio. Esto te permitirá sobrellevar la tristeza y la ira, para convertir esa energía en algo constructivo. Ayúdate para que te ayuden.

Únete a otras personas en circunstancias similares

Un gran apoyo radica en el intercambio de información e ideas, además de compartir todo lo que sientes con otras personas que entienden tu situación y dar una mano a otras tantas a través de tu experiencia. En las redes sociales, por ejemplo, puedes encontrar ayuda en grupos como Alienación Parental Internacional y Colectivo Invictus.

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Aprende a perdonar

En su dolor, hay hombres que califican a muchas mujeres y todo lo que suene a derechos de la mujer como “feminazis”; por su parte, las madres que luchan por recuperar a sus hijos, cuando lo consiguen, tienen la tentación muy fuerte de vengarse. De ser así, la guerra se perpetúa y ya sabemos quiénes serán las víctimas; lo más difícil es mirarse en el espejo y ver qué hicieron mal para que las cosas llegaran a ese estado, lo cual les permitiría arreglarlo. Es más fácil el odio que asumir la responsabilidad sobre las fallas que llevaron a esta situación. Pero, atención: perdonar no significa olvidar, ni confiar ciegamente en quien te ha hecho daño. El mejor ejemplo de ellos nos lo dio el recién fallecido Nelson Mandela, que perdonó a quienes lo encarcelaron por veintisiete años. El resto lo conocemos muy bien, y es una lección para la humanidad entera.

Construir un camino positivo que perdurará en la memoria de tus hijos, e incluso en la de tus nietos, es una herencia invaluable. Enfócate en eso. Por tus hijos, deja huella.

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Omar Cortés

Omar es Psicólogo Social. Ha trabajado en diversos medios de comunicación. Además, es activista por los Derechos de los Niños, junto con su esposa y sus hijos.