Presión arterial: un tema de cuidado durante el embarazo

Dicen que "es mejor prevenir que lamentar", y en cuanto a salud se refiere la precaución puede salvarnos la vida o, en este caso, reducir riesgos. La presión arterial debe ser supervisada correctamente para evitar que un embarazo se compliqu...

Josseline Flores

Ese día me habían organizado el baby shower. Al llegar a casa me descalcé las botas porque sentía los pies tan pesados, pero en cuando bajé la vista y fijé los ojos en ellos me percaté de que no se veían como siempre, no se me notaban los huesos de los tobillos y mis dedos parecían estar envueltos en un tamal. Al día siguiente, al ver que no había un cambio, no dudé en hacerle una visita al doctor; sin embargo, no estaba angustiada, porque ni en mi anterior embarazo ni en el actual había padecido de la presión arterial; atribuía la hinchazón al cansancio del día anterior y al peso que mis pobres pies debían soportar con una panza de casi nueve meses. Faltaba una semana para la cesárea que me habían programado; acudí entonces a la clínica para recibir las indicaciones últimas y acordar la hora de la cirugía, pero el rostro del doctor se puso serio cuando me dijo que mi presión estaba alta, aunque no había de qué angustiarseme recetó un medicamento y me pidió que me checara la presión todos los días, como una medida preventiva.

La mañana de la cirugía no pude evitar estar emocionada, claro, pero nerviosa al mismo tiempo; y es que una madre no debe pasar por alto los riesgos de un parto, a pesar de que el embarazo se haya desarrollado de lo más lindo. Así que pensaba en mi hijo: “Solo tiene dos años, es quien más me necesita”; pero me ganaba la idea de que todo iba a estar bien. En cuanto me preparaba para la cesárea comencé a sentirme mal, mi hija ya no podía esperar a nacer; recuerdo los rostros de mi familia deseándome lo mejor y a mi esposo ponerse una bata para entrar al quirófano y grabar el alumbramiento. Se inició la cirugía y la charla inevitable con el cirujano, el anestesista y el pediatra; en el instante en que platicaba con ellos, como si estuviéramos tomando café y comiendo pastel, todo cambió, pero apenas pude percibir un poco de movimiento y escuchar algunos comentarios que no entendí. Como en un pestañeo recuerdo que mi cuerpo se desplazaba a una gran velocidad a través de un túnel rosa, y que me repetía en mi mente “Esto no puede ser todo”, “No puede ser posible que mi vida ya concluyó”.

No supe de tiempo, para mí fue una eternidad ese paseo, que no dudé que sería el último. Angustiada y desesperada escuché a lo lejos, muy lejos, un llanto y de repente abrí los ojos, confundida pero consciente de lo que me había pasado, y al girar un poco la cabeza vi el hermoso motivo que me había despertado, que lloraba a gritos en mi oído. Mis lágrimas rodaron por la sien; no pregunté, nada dije y al salir del quirófano lo primero que vi fue el rostro de mi esposo, preocupado y pálido. Al llegar a mi habitación no podía dejar de temblar y de llorar discretamente. Yo misma me decía, “Cálmate, ya pasó lo peor y todo va estar bien”. El doctor entró al cuarto y me preguntó cómo me sentía y nos confirmó que había sufrido preclamsia.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMG) la preclamsia es una de las principales complicaciones, causantes de 80 por ciento de las muertes maternas. Es por ello que no debemos minimizar los cuidados antes, durante y después del embarazo.En mi caso tardé cuatro meses para que mi presión arterial se estabilizara; no pude darle leche materna a mi hija, por el medicamento, y todo esto me provocó angustia y señales de depresión durante este tiempo.

Con el pretexto de saciar mis antojos, durante el embarazo, comía toda clase de golosinas saturadas en sal y papas fritas, sin meditar en las repercusiones que estos excesos podían desencadenar. El propósito de compartirte mi historia no es asustarte; al contrario, es animarte a que sigas al pie de la letra los cuidados que tu médico disponga para evitar riesgos y complicaciones. Todos los días le agradezco a Dios por la maravillosa oportunidad de abrir mis ojos; valoro estar con mi esposo y disfrutar de mis hijos. No dejes de tomarte unos minutos cada día para dar gracias por todo lo que tienes, porque aún en las pruebas vas a encontrar bendiciones.

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Josseline Flores

Josseline es egresada de la carrera de comunicaciones en la Universidad Insurgentes, colaboró en la agencia mexicana Notimex y en la revista Guía Universitaria de Reader's Digest. Se desarrolló de manera laboral en el ámbito de publicidad exterior. Actualmente se dedica a cuidar a su esposo y a sus dos hijos, disfruta este rol sin embargo considera que una mujer puede dedicarse al hogar sin descuidar su faceta profesional.