¿Qué hacer para proteger a mi familia en caso de que se desate una catástrofe?

Si usted es de las personas que prefieren "prevenir que curar" y estar preparados para los momentos de dificultad que la vida y el mundo actual representan, este artículo va a ser de su interés.

Erika Otero Romero

La situación actual del mundo demanda PRECAUCIÓN y PREVENCIÓN. ¿A qué? A dos aspectos –general y particular– que por igual afectarían a las familias.

Desde un punto de vista general, la familia podría verse afectada por:

  • Guerra civil o entre países hermanos.

  • Hambruna generalizada.

  • Desplazamiento forzoso a causa de rebeldes.

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  • Epidemia de una enfermedad y su cuarentena.

  • Catástrofes medio ambientales.

Y, de manera particular:

  • La pérdida del empleo del padre o la madre de familia.

  • Deudas e hipotecas.

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  • Enfermedad grave de uno de los cónyuges.

  • Separaciones y divorcios.

Cualquiera que sea la situación, una familia que se vea afectada por alguno de estos escenarios debería estar preparada para lo inesperado; esto, sin embargo, muchos no lo tomamos en cuenta o lo dejamos para último momento, exponiéndonos a un sinnúmero de dificultades producto de tales situaciones.

A continuación expongo algunas medidas de las que una familia puede hacer acopio para evitarse algunos dolores de cabeza:

Almacenamiento de alimentos no perecederos y perecederos

En los mercados o supermercados podemos conseguir alimentos enlatados, en paquetes de plástico o en recipientes de vidrio que, poco a poco, puedes ir comprando y almacenando para épocas difíciles: arroz, arvejas secas, frijoles, garbanzos, lentejas, pastas o espaguetis, azúcar, sal, condimentos y especias, etcétera. Designa un lugar en tu cocina o casa libre de humedad que puedas utilizar para almacenarlos, y coloca la fecha de acopio de cada producto, con el fin de que cada cierto periodo de tiempo (según el rótulo de caducidad de cada uno) consumas alguno de los productos almacenados y lo reemplaces por comida más fresca.

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Almacenamiento de agua

Ahorra dinero

Aunque muchos padres de familia lo hacen con la idea puesta en el estudio de sus hijos, pocas veces llevan a cabo esta acción para prever situaciones difíciles, y el dinero –un mal necesario– siempre nos saca de momentos difíciles. Cada quien decide si guardarlo en una caja fuerte en casa o en un banco, pero siempre es bueno que una reserva esté al alcance de la mano.

un bolso de emergencias

Mantén siempre cerca un bolso de emergencias que contenga: algunas prendas de vestir de todos los miembros de la familia, un botiquíncon medicinas básicas para aplicar los primeros auxilios; silbatos, linternas, velas, fósforos, pilas o baterías, radio transistor, mapa de la ciudad, carpa o bolsas para dormir y demás implementos que consideres prácticos y que los sacarán de aprietos en tiempos de dificultad. Ojalá que cada miembro tenga su propia mini-maleta con estos instrumentos en caso de evacuaciones.

Planes alternos de ubicación

Esto para situaciones en las que los miembros de la familia no se encuentren juntos. Consiste en establecer un punto o lugar fijo de encuentro de todos, a fin de poder reencontrarse en caso de un desastre natural.

Números telefónicos de emergencia

No hay mucho que decir en este aspecto, únicamente que son los que deberían anotarse primero en una agenda; tales como: bomberos, policía, ambulancia, defensa civil (protección civil) y familiares cercanos; esto haría más simple las cosas, por ejemplo, si un desconocido ingresara a nuestro hogar.

Plan B

En momentos de desastre o caos siempre es bueno tener un plan b o alterno; es decir, si ustedes viven en un lugar que podría verse afectado por una inundación provocada por el desbordamiento de un río y tienen acordado un “plan A” para dirigirse a un lugar alto, a fin de evitar el agua, pero al momento de ejecutarlo se dan cuenta de que las vías directas que podrían llevarlos se encuentran destruidas u obstruidas, un “plan B” siempre los sacará de apuros.

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Estas son solo algunas maneras útiles con las cuales tú y tu familia pueden estar preparados para momentos difíciles, pues nunca sabemos qué situación podría presentarse que ponga a prueba nuestra supervivencia. Y puesto que en momentos de presión o angustia nos podemos “bloquear”, es mejor estar preparados para lo impensable o súbito; como dicen por ahí, “es mejor prevenir que lamentar”.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.