Que tu hijo adolescente no te ponga de mal humor

Nadie sabe cómo ser un padre perfecto, mucho menos con un hijo adolescente en casa. Por eso, te invito a leer algunas ideas que te ayudarán a no ponerte de mal humor por cada discusión que tengas con ellos.

Camila Ignacia Gómez González

Para ninguna madre o ningún padre es un misterio que la tarea de criar niños es realmente agotadora. Y que hay ciertos días en que lo único que atraviesa sus pensamientos es la frase, “Ya no puedo más”. De pequeños nos agobia que hagan alguna travesura que les ocasione daño y de adolescentes, los principales dolores de cabeza provienen de las frecuentes discusiones o cambios a las que se ve enfrentada la familia completa. Y es que esa etapa, en que han dejado de ser niños para comenzar a convertirse en adultos, parece ser eterna.

De pronto son muy “grandes” para esperar que se sienten a jugar tranquilamente con sus amigos en casa, como lo hacían cuando eran niños, pero son menores para realizar múltiples actividades que ellos esperan vivir y experimentar cuanto antes. Para que tu casa no se convierta en un campo de batalla y tu hijo adolescente no te ponga de mal humor, te invito a leer las siguientes ideas al respecto:

Escucha sus puntos de vista

Sus creencias y puntos de vista frente a la vida comienzan a formarse. Es probable que lo que a ti no te parece lógico para él sea absolutamente normal dentro de sus pares. No te desesperes, ponte en su lugar y escúchalo, trata de ver desde afuera la situación para buscar una respuesta que satisfaga a todos.

Aconséjalo, pero no lo hostigues

Durante este periodo la opinión de sus amigos será más relevante que la de los adultos. Cuéntale tus historias, comparte con él tu experiencia, pero no pretendas que le sirvan como lección; piensa siempre que antes de aprender a caminar te caíste unas cuantas veces para saber cómo llegar sano y salvo a tu destino.

Hazle saber que siempre tendrá tu apoyo

Todos alguna vez hemos escogido el camino incorrecto, y tu hijo no será la excepción. Sin embargo, dile que podrá contar con tu apoyo incondicional cada vez que lo necesite.

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Establece reglas claras

La actitud desafiante es típica entre los adolescentes, pero te evitarás muchos malos ratos si desde pequeño lo preparas para el camino con reglas claras, sin dualidades que puedan causar titubeos. Es decir, si todos siempre han cenado juntos, no es tiempo de que permitas que comience a hacerlo a solas en su habitación.

Las discusiones son parte de este proceso

No pretendas que discutir con tu hijo sea algo ajeno que nunca ocurrirá en tu hogar, porque lamento informarte que todos los cambios que está sufriendo su cuerpo, su forma de pensar, sus nuevas creencias y tantas otras cosas más, son difíciles de soportar por él mismo. Cuando se vean enfrascados en algún tipo de discusión, subráyale que es mejor que conversen más tarde, cuando ambos estén calmados y puedan platicar sin herir al otro.

Empieza a relacionarte con los aspectos adultos de tu hijo adolescente

Es en absoluto normal que tu hijo comience a exigir ser respetado y reconocido en aspectos como: autonomía, libre albedrío, pensamientos, creencias y opciones a tomar para su vida. Así que cada vez que converses con él escucha, analiza y luego expresa tu punto de vista. Esto te ayudará a entender el por qué de muchas cosas.

Crea estrategias de comunicación

Muchos adolescentes se resisten a ser tratados como niños a los que se les exige obediencia; por lo mismo, es importante recurrir a pequeñas tácticas que ayuden a la colaboración a nivel familiar, haciéndoles saber que su aporte es en verdad valioso para todos.

Asígnale responsabilidades

Es vital que sepan que DEBEN realizar actividades de adultos, por lo tanto, dile que es hora de que se encargue de arreglar y acomodar su habitación. Con seguridad los primeros días serán un “festín”, y no querrá dejar ordenada su cama antes de salir, ni tirar la basura, ni abrir las ventanas, porque, al fin, es “su” territorio. Pero con el pasar de los días comenzará a ver que la suciedad no es parte de una vida cómoda, y se planteará empezar a ordenar y limpiar poco a poco. No te desesperes mientras esto suceda y si comienzas a enfrentarlo con diferentes argumentos, solo lograrás desatar una batalla que no vale la pena vivir, pues empañará la armonía de tu hogar.

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Admite que se puede equivocar

Cuando le pidas que colabore con algún quehacer de la casa no critiques su formar de hacerlo. Por el contrario, agradécele por su buena intención de ayudar y recuérdale lo importante que es para ti que participe activamente en las tareas familiares.

Debes saber que no existe una receta mágica para “sobrevivir” a la adolescencia, pero con: amor, paciencia, sabiduría y unión familiar todo será más llevadero. Nunca dudes de tus capacidades como padre, y olvídate de la frase, “Ya no puedo más”, porque ¡SIEMPRE, SIEMPRE se puede!

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Camila Ignacia Gómez González

Camila, es Relacionadora Pública, con orientación en Marketing, actualmente reside en Villa Alemana, Chile. Es esposa y madre, y ama escribir para ayudar a fortalecer los lazos familiares.