Quien crea que whatsappear es inofensivo que no lea esto
¿Qué escenas de vida serán capaces de rememorar tus hijos? ¿Esas escenas tendrán la poesía del Tango Sur? Quien crea que whatsappear es inofensivo que no lea esto.
Marta Martínez Aguirre
Sur,
paredón y después…
Sur,
una luz de almacén…
(Homero Manzi)
Crecí escuchando a Edmundo Rivero cantar ese bello tango llamado “Sur” de Homero Manzi, musicalizado por Aníbal Troilo. Es un tango de una belleza lírica inigualable. Maravillosa expresión de un amor que se disipó en el recuerdo, enmarcado en la zona sur de Buenos Aires. Recalca el paso del tiempo, el amor que se marchitó y los cambios efectuados en el barrio. Se mencionan lugares históricos para la pareja y para Argentina misma, como la esquina de San Juan y Boedo, el paso del ferrocarril, un taller de herrería y el cruce de pantanos de Pompeya. En la letra se rememora la melena de la joven y sus frescos veinte años. Estas escenas evocan, pese a la pérdida, un amor dulce y juvenil, que supo alojarse en el corazón para ser preservado en el tiempo.
Este artículo no pretende ser una apología al pasado, pero sí me permito reflexionar sobre ciertos acontecimientos recientes que han salido a la luz: una mujer de 34 años ha sido diagnosticada de WhatsAppitis. Es asombroso, pero su enfermedad fue provocada por responder saludos navideños recibidos en su WhatsApp. Y Quien crea que whatsappear es inofensivo que no lea esto. Todo comenzó días previos a las fiestas. Al terminar su turno en un centro de salud sintió un dolor en los tendones de la muñeca. Los médicos le diagnosticaron que la lesión se había producido por usar su smartphone.
Le suministraron analgésicos y le recomendaron no usar su teléfono móvil, pero ella, al ver que se le acumulaban los mensajes, hizo caso omiso y continúo respondiendo durante seis horas seguidas. Al terminar el dolor era ya insoportable, y consultó de nuevo a un médico: resultó la primera persona diagnosticada de una afección tal.
WhatsApp tiene mil 350 millones de clientes en todo el mundo, es el sistema de mensajería para instantáneo que se asemeja a un chat y es gratuito. Parece que el “whatsappeo” está generando nuevas adicciones y ansiedades. Según un estudio publicado por la Universidad de Worcester y presentado en la Sociedad Británica de Psicología, existe un síndrome llamado de la “vibración fantasma”: esa sensación que tal vez ya has experimentado creyendo que tu teléfono ha vibrado y lo miras para checar quién te ha llamado o enviado un mensaje. Lo curioso del caso es que esto sucede aun cuando el celular está lejos de ti, o ni siquiera lo tienes contigo; se le ha comparado con el “Síndrome del miembro fantasma”. Lo que más preocupa de esto es el uso y abuso de los jóvenes frente a estas aplicaciones.
Este verano en el Camping de Santa Teresa en Uruguay, ocurrió una situación que en pocos minutos vía esta aplicación se difundió como un virus. Fue un hecho lamentable: una joven protagonizó, bajo los efectos del alcohol y las drogas, un encuentro íntimo colectivo, que fue registrado por uno de los jóvenes participantes, y que minutos después lo subiera a la red como trofeo de su vivencia.
La joven estudiante de Medicina horas después se dio cuenta del alcance de ese acto transgresor y fatídico. Su imagen corrió como reguero de pólvora a través de esta aplicación móvil. La filmación fue intercambiada miles de veces en las redes sociales, y recibió la calificación 98% de calidad en un sitio especializado de la República Checa. Más allá de lo repudiable en todo esto, es horroroso cómo en segundos una vida puede destruirse.
No podemos culpar a los medios de comunicación, pero sí pensar en el uso que se hace de ellos, y reflexionar sobre la falta de límites y sueños de estas generaciones instantáneas que absorben la vida a su paso, involucrándose al punto de dañarlas ya sea por una tendinitis o por un descontrol de sus impulsos. Y a medida que pasa el tiempo surgen nuevas adicciones.
¿Qué necesidad lleva a estar seis horas con el móvil?, ¿qué principios rigen una vida para participar de un acto así?, ¿qué noción de hombría o feminidad se tiene cuando se sube un video a la red con este tipo de contenido?, ¿hablamos de machismo?, ¿de desvalorización de la mujer? Muchas interrogantes que enmarcan un factor común: necesidades insatisfechas de amor, reconocimiento y aceptación.
El instrumento más eficaz que tienes como padre para ayudar a tus hijos es fortalecer su estima:
Valora las experiencias de tus hijos
Esto permite que sienta que aprecias sus esfuerzos pese a que no alcance los resultados esperados.
Reacciona
Niños y adolescentes necesitan conocer tus reacciones, si nunca te ven comunicarte, difícilmente sabrán evitar el conflicto o actuar de forma satisfactoria. Expresa tu gozo, tu enojo, tu desaprobación o tu alegría frente a sus actos. Si no te ven reaccionar pueden interpretarlo como indiferencia, que no te importan.
Separa la conducta de tu hijo de su valía personal
Con ello tus hijos sabrán que repruebas su conducta negativa, no a ellos. O son buenos porque asisten a la iglesia o porque no hacen esas cosas; tus hijos son buenos porque existen, los amas y los cuidas más allá de sus errores.
Evita elogios ambivalentes
“Has ordenado muy bien tu cuarto, teniendo en cuenta que te llevó horas”, es un elogio que por un lado señala lo positivo (el orden del cuarto) y por el otro, remarca un fracaso (la demora); mejor expresa, “Tu cuarto quedó bellísimo, sabía que lo lograrías”.
¿Qué tipos de historias rememoran tus hijos en sus vidas? ¿Cuáles imágenes y escenas atesoran en sus recuerdos? ¿Qué melodías le ponen a su vida? Permite que con tu sostén y presencia puedan evocar las escenas más bellas de sus días sin caer en adicciones que desmoronen sus vidas.