La aceptación del cuerpo pos parto
Si después de tener a tu bebé no te gusta la imagen en el espejo, sigue leyendo.
Denhi Chaney
Las mujeres quienes tenemos el honor y la dicha de ser madres, conocemos la sorpresa que implica vernos en el espejo después de dar a luz. No puedo negar que después de mi primer embarazo, cuando me vi al espejo por primera vez, quise llorar: ingenuamente, no esperaba tan grandes cambios en mi cuerpo ni verme tan inflamada después del parto. Creo que muchas se podrán identificar con ese impacto que yo sentí, así como con el deseo que tenía de verme como lucía antes, o por lo menos un poco mejor que como me veía en ese momento. Así que, si has sentido lo mismo, ahora sabes que no estás sola.
Aunque no deja de ser difícil, he aprendido a tener más admiración por mi cuerpo y lo que ha hecho, y más paciencia respecto del tiempo que tarda en regresar a su forma “normal”. Debemos aceptarlo: nuestro cuerpo después de gestar y cargar un bebé por nueve meses, para luego abrirse de forma impresionante con el fin de traerlo a este mundo, difícilmente volverá a ser el mismo. Sin embargo, podemos amarlo y respetarlo con sus muchísimas virtudes, y también con sus defectos. Aquí algunas sugerencias:
El sacrificio
Ninguna otra cosa que hagamos con nuestro cuerpo, puede compararse con el sacrificio que implica traer una vida más a este mundo. Para tu cuerpo, desde el momento en que te embarazas y aún más después, la gestación implica cierto grado de abnegación. Agradece y siente respeto por el gran sacrificio que ha hecho tu cuerpo en pro de una nueva vida.
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La paciencia
No sé por qué, pero como mamás a veces pensamos que los cambios físicos que nuestro cuerpo construyó durante nueve meses, nosotras podemos revertirlos en tan solo uno o dos. Considera que tu cuerpo requiere al menos ese mismo tiempo, nueve meses, para regresar a su forma y funciones habituales, y eso requiere de ti un gran esfuerzo: para lograrlo, deberás hacer ejercicio y comer sanamente. Ten paciencia y recuerda que nuestro cuerpo es un ser orgánico, no una máquina.
El milagro
Lo más importante, en mi humilde opinión, es el milagro que nuestro cuerpo es capaz de producir. Piénsalo: tu cuerpo, en tan solo unos meses, crea un ser humano completo y perfecto a partir de un conjunto de células más pequeñas que un grano de maíz. Luego, por su misma sabiduría, en el momento justo pone en marcha un proceso para acomodar a tu bebé en la posición adecuada para nacer y así asegurarse de que llegue sano a este mundo. Por si todo esto fuera poco, es también tu cuerpo quien, con su química portentosa, produce la leche que alimentará a tu bebé, con una fórmula perfecta de propiedades nutricias que ni las mentes más brillantes del mundo han podido replicar. Agradece y ama tu cuerpo, que es tan espléndido al producir tales milagros.
Tómate tu tiempo no solo para aceptar, sino para amar tu cuerpo. Procura sentir un grado enorme de gratitud y respeto por lo que hizo por sí mismo, sin que tú fueras consciente de ello. No te digo que te resignes al cuerpo que tienes, mantente activa y busca fortalecerlo; sin embargo, acepta los cambios: aquellos que te va a costar mucho esfuerzo revertir y aquellos que simplemente ya no podrás combatir. Es muy importante todo esto que te digo, porque la no aceptación puede ser uno de los caminos de entrada a la depresión post-parto. Por lo mismo, en cuanto más aceptes y ames tu cuerpo, más fácil será cuidarlo y disfrutar no solo cómo te ves, sino lo que eres capaz de hacer con él.