Y tú, ¿ya usas la copa menstrual?

Si eres una mujer activa, moderna y nada te detiene --excepto tu periodo menstrual-- esta información es para ti.

Emma E. Sánchez

La historia cuenta que nuestras abuelas usaban pañitos gruesos sujetos a la ropa interior con seguros o pequeñas puntadas para que no se cayeran a la vista de todos. Si mientras que las niñas jugaban algo así sucedía, ellas eran obligadas a estar en casa y a no salir a jugar más pues ya eran “señoritas”. Con el paso del tiempo, la industria farmacéutica desarrolló algunos productos de higiene femenina que rápidamente tuvieron una gran aceptación y difusión. Primeramente las toallas sanitarias desechables, que continuaban usando seguros para afianzarlas a la ropa interior, fueron evolucionando hasta tener cintas adhesivas e incluso “alas”, las cuales siguen garantizando que todo permanezca en su lugar; y entre los productos mencionados no podemos olvidar los tampones vaginales. Con esto y muchos otros cambios más, las mujeres comenzaron a incorporarse con más comodidad y confianza a la vida productiva, a la educación y hasta a los deportes, pero la pesadilla de los “accidentes” en la ropa o al sentarse sigue siendo el terror de cualquier mujer.

El uso de tampones fue menos fácil de aceptar y asimilar sobre todo en la cultura latina. Además, el descubrimiento del síndrome de choque tóxico relacionado a su uso, ha hecho que un gran sector de las mujeres los rechace; y justo cuando creíamos que ya habíamos visto todo en higiene femenina aparece la copa menstrual, que nos ofrece principalmente: Cero accidentes, ningún riesgo de salud y ayuda a nuestra economía y al medio ambiente. ¿Quieres saber cómo? ¡Sigue leyendo!

¿Qué es la copa menstrual?

Muy sencillo: es eso, una copita (como una campanita) hecha de látex o silicón, siendo este último el más favorecido pues no genera alergias como el látex, que se introduce en la vagina y que colecta el flujo menstrual. Existen diversos tamaños: chico, mediano y grande para tener un mejor ajuste vaginal. La verdad es que este producto de higiene no tiene nada de nuevo, su origen está en los años treinta pero por diversas razones económicas y culturales no tuvo difusión ni aceptación hasta hoy en día.

¿Cómo se usa?

Su aplicación es igualmente fácil: la copa es muy flexible y suave, se dobla y manipula fácilmente para que puedas introducirla con suavidad. Cuando compras una copa y la vas a usar, vas a comenzar hirviéndola para esterilizarla y entonces puedes comenzar a usarla. Las primeras veces puede ser que batalles un poco en colocarla pero con un poco de paciencia se logra con facilidad. Lo ideal es retirar la copita cada 10 horas. La retiras, descargas el contenido, la enjuagas y listo, puedes volver a introducirla. Cuando tu ciclo termine, solo debes lavarla y ponerla en su cajita o bolsita hasta el siguiente periodo.

¿No es incómoda o dolorosa?

Lo más seguro es que el primer día y en especial las primeras horas te resulten eternas, pero solo es cuestión dejar de pensar en ello y continuar con tu vida diaria. La copa no debería molestarte, ni siquiera deberías sentirla si es tu medida correcta. Generalmente cuando vas a comprarla, deberás verificar cuál es la medida recomendada para tu talla y complexión. Una vez que se introduce la copa, se hace un vacío, lo que asegura que no habrá escurrimientos ni fugas sorpresa.

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¿En verdad es tan maravillosa como dicen?

Yo estaba muy escéptica a intentar usarla, pero lo que me convenció fue la promesa de no tener “accidentes” y de poder realizar las actividades deportivas que acostumbro hacer sin temor y con comodidad. La verdad es que una vez dominado el miedo a lo nuevo, la copa menstrual es fantástica; comienzas a ver todos los beneficios como:

  • El ahorro económico; tal vez de momento pienses que la copa es un poco cara, pero si haces cuentas, solo bastarán algunos meses para recuperar el gasto pues dejarás de comprar otros productos higiénicos. La copa la compras una vez y jamás vuelves a gastar pues dura hasta diez años.

  • No importa lo abundante del flujo que tengas, la copa tiene la capacidad de retención suficiente.

  • Al dejar de usar productos desechables dejas de contaminar el medio ambiente pues solo requieres un poco de agua para lavarla. Te olvidarás de los malos olores característicos del periodo.

  • ¡Ah! ¡Y se acabaron los accidentes! Solamente por eso vale la pena.

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¿Y las consecuencias?

La verdad es que no hay consecuencias negativas asociadas a su uso, de hecho su uso previene muchas infecciones y es realmente cómoda y práctica.

Algunas familias donde hay muchas mujeres usan una sola copa, la verdad, es que esta práctica no es recomendable. Lo correcto es que cada mujer de la familia tenga la propia. Es una inversión que vale la pena.

En internet puedes encontrar mucha información de su uso, las medidas, recomendaciones e inclusive dónde las puedes obtener y sus costos. Anímate a conocerla, seguro te va a encantar.

Si quieres saber más del tema, lee: Solo para mujeres, y uno que otro curioso
O puedes leer: Cosas de mujeres… que todos los hombres en casa deberían saber

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.