¿Santa Claus y los Reyes Magos es mentirle a mis hijos?

La fantasía de Santa Claus, los Reyes Magos, entre muchas otras, ¿le trae a mis hijos más daños o beneficios?

Paola Enriquez

Casi hemos pasado ya la temporada Navideña, y el Internet y redes sociales se ven envueltas en este espíritu de paz y amor. Sin embargo, eran notorias las dudas e incógnitas, de suma importancia, que se planteaban diversas personas no sólo en Internet, también en la escuela o en conversaciones casuales. La principal era esta: ¿Debo decirle a mis hijos quién le trae los regalos en Navidad? La fantasía de Santa Claus, ¿le trae más daños que beneficios?

Cada vez son más los padres que deciden no decirles a sus hijos de la existencia de Santa Claus, y optan por exponerles de manera directa de dónde vienen los regalos. Y no sólo eso, esta decisión también incluye importantes figuras como los reyes magos o el hada de los dientes.

Debo confesar que hace ya algunos años yo me vi asaltada por la misma duda: me preguntaba si invitar a Santa Claus para la Navidad; si contarle a los niños de la existencia de ese ser mágico, a la larga no afectaba su desarrollo personal, más que beneficiarlo. Esto porque todos los aspectos que involucran la creación de esta fantasía, podrían considerarse como una predisposición a los niños a ‘creer mentiras’, para posteriormente ser ‘cruelmente destruidas’. Por eso que me dediqué a investigar y a leer a diversos autores especializados en el tema.

Fue entonces cuando me di cuenta que la creación de este tipo de ilusiones es esencial para el crecimiento y desarrollo emocional sano de un niño. Esto se debe a que en esa etapa de la vida, contamos con una baja capacidad de entendimiento de los problemas “del mundo adulto”, pues no hemos desarrollado aún la capacidad cognitiva suficiente y no tenemos todavía la información necesaria hacerlo. Pero, ¿qué quiere decir todo esto?

La fantasía es necesaria

Durante la infancia, la confrontación directa de una problemática puede causar mucha confusión en un niño, llegando a repercutir de manera negativa en su vida adulta. La imaginación, la ilusión y la fantasía son vitales, pues en esa etapa el niño cuenta con un pensamiento mágico que le permite entender el mundo y vincularse con él. Algo aparentemente sin importancia para los adultos, como los cuentos, pueden ayudar a los niños a asimilar de manera más tolerable las malas noticias, incluso a resolver algunas dudas o conflictos internos. Esto último es también muy importante, debido a que tendemos a pensar que un pequeño no es capaz de entender o que no le afectarán aquellas situaciones difíciles por las que esté pasando la familia, cuando en realidad pasa todo lo contrario. Es por esto que el niño debe contar con una manera fantástica de sobrellevar el problema, de acuerdo a su edad.

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¿A qué edad desmentirlo y cómo hacerlo?

Hace algunos años, escuché el caso de un niño a quien sus padres le contarían por fin que era adoptado; él tenía 9 años. Decidieron narrarle la historia de un rey y una reina que querían tener hijos, pero por más intentos que hicieron, no pudieron. Un día, encontraron a un pequeño solitario en el reino, lo llevaron a su castillo y lo cuidaron y amaron, pues era su hijo. Antes de que terminaran de contar la historia, el niño ya la había asimilado y expresó en voz alta que el cuento era su propia historia.

Hay una edad para desmentir todas estas fantasías, y es antes de la adolescencia temprana o pubertad, es decir, entre los 8 y los 10 años de edad. A partir de entonces, el niño ya establece juicios más conscientes, realistas y equilibrados, por lo que tiene ya la capacidad de asimilarlos. Aun así, que ya cuente con estas capacidades no quiere decir que no será doloroso para él, pero es parte del proceso de crecimiento y de lo que tiene que aprender.

¿Por qué no desmentirlo después? La respuesta es simple: después de esa edad, lo tomará como un engaño. Al momento de crecer y llegar a la pubertad o adultez, podrá notar y analizar en qué momento de su vida podía considerarse la ilusión como algo necesario y cuando, para él, comienza a ser más una ‘burla a su inteligencia’. Ello puede provocar una ruptura psicológica importante o en una fractura de relación familiar, que puede quedar dañada para siempre.

Así que, si aún tienes dudas sobre la pertinencia de fomentar ese tipo de fantasías en tus hijos pequeños, te sugiero que hagas como yo: investiga, infórmate y elige aquello que consideres mejor para el crecimiento y desarrollo de tus hijos.

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Paola Enriquez

Estudiante de Psicología. Interesada en la mejora de la estructura y la convivencia familiar, así como en la crianza y desarrollo de los niños.