5 maneras de arruinar la autoestima de tus hijos, sin darte cuenta
Tus hijos son personas independientes, con gustos y rasgos de carácter definidos. Como madre tienes el placer y la responsabilidad de encausar su forma de ser hacia el buen manejo de las emociones.
Elitania Teresa Ruvalcaba Blancas
Si tienes la idea que de que los hijos llegan a tu vida para darte la oportunidad de formar una existencia a tu imagen y semejanza, pero corregida y aumentada, te aviso que estás en un error. Llegan, en realidad, para ser personas, hechas y derechas, independientes, con gustos y rasgos de carácter ya definidos. Como madre tienes el placer y la responsabilidad de encauzar su forma de ser hacia el buen manejo de las emociones; de fomentar en ellos la seguridad necesaria para enfrentar la vida, acrecentar el amor propio y la autoestima hacia sí mismos.
No hay duda de que no quieres desaprovechar esta oportunidad, y como meta te impones transmitir todo tu conocimiento, valores y, en ocasiones, rasgos de tu propio carácter. A la par, infortunadamente también les puedes heredar aquello negativo que se traduce en miedos, inseguridad, complejos y frustraciones; sin darte cuenta estás cumpliendo tu cometido, pero al contrario, con una facilidad extraordinaria y con un daño severo hacia tus pequeños. De tu parte hay actitudes que sin darte cuenta están dañando su autoestima, y entre las más comunes están estas cinco:
1. Impedir que se aventuren
La manera más fácil de aprender es experimentando: deben tocar, oler, saborear, escuchar y ver, poner en acción sus sentidos para percibir el mundo que están descubriendo. Si cada vez que a su modo quieran conocer, y tú los limitas con el pretexto de que es peligroso cuando en realidad no lo es; decirles que no se debe de hacer sin dar una explicación lógica o por el simple hecho de decirles que NO, llegará el momento en que se volverán retraídos e inseguros, y no sabrán desenvolverse en nuevos lugares y con gente nueva.
2. Imponer gustos
Como parte de su personalidad, desde pequeños muestran afinidad hacia ciertos gustos, que pueden ser heredados o adquiridos. La manera de vestir, la música que escuchan, las amistades con las que congenian, los lugares que les gustan frecuentar. Verás que, poco a poco, darán muestra de sus preferencias, y si tú criticas esos gustos e impones los que crees convenientes por tus propias razones, tus hijos se convertirán en las copias de otras personas.
3. Aplicar la ley mordaza
¿Les has dicho frases como éstas: “Si no sabes, mejor no abras la boca”, “No digas tonterías, esas son estupideces”, “No hables”, etcétera, y todo lo que dicen está mal y lo corriges de mala manera haciéndolos sentir ignorantes? Tus hijos van creando su acervo intelectual de lo que ven y escuchan en casa, en la escuela, con los amigos; están expuestos a un bombardeo constante de información que no siempre es la ideal, de modo que tu papel en estos casos es corregir esa información si es errónea y confirmarla, si es correcta. Y si puedes darles información extra, sería genial.
4. Comparar con personas con rasgos negativos
¿Les has dicho que se parecen a algún primo exaltando los defectos o los has comparado con el amigo berrinchudo y caprichoso de la escuela; con el pariente que al llorar consigue de sus padres lo que quiere o con algún adulto de la familia que tiene todo para criticar, menos cosas positivas? No lo hagas, porque esto les crearás muy poca autoestima, además de mucho resentimiento hacia ti.
5. No felicitar por sus logros
Un gran logro para tus hijos puede ser lograr trepar un árbol o amarrarse las agujetas, aprender a andar en bicicleta o usar por primera vez el horno de microondas, no se diga hacer bien las tareas de la escuela y obtener buenas calificaciones; cuestiones cotidianas que para ti pueden ser algo común. Pero ten en cuenta que son sus logros, no pierdas esto de vista y por insignificante que te parezca lo que hacen, recibir de ti una felicitación, una palabra de aceptación porque hicieron bien las cosas será una gran motivación y esto hará que lo sigan intentando, más aún, los incentivará a hacerlas bien.
Motivar a tus hijos día a día, respetarlos en todos los sentidos y orientarlos cuando se equivocan, todo con paciencia y amor, creará en ellos una autoestima elevada que les permitirá ser personas seguras y en camino de ser felices.