6 experiencias básicas que tiene que vivir tu hijo
¿Qué cosas tiene que vivir un niño para tener una infancia plena? Muchas, pero con éstas basta
Arturo Leonardo
La verdad yo fui un niño muy feliz, nada inquieto y muy bien portado (bueno eso último quiero creer, pero al ver a mis hijos me hacen dudar). El asunto es que tengo que agradecer enormemente a mis padres por lo que me ofrecieron, más a aun a mi madre que confió siempre en mí, lo que me permitió desarrollar un carácter… digamos, aventurero.
Años, muchos años después (los suficientes), volteo hacia atrás y me doy cuenta de muchas cosas que hice, las cuales tengo que dejar que hagan mis niños. Dicen que para ser papá no se estudia, y tienen razón, a veces los padres se preocupan más por darles lo que NO tuvieron a los hijos y olvidan brindarles lo que SÍ experimentaron.
Bajo este concepto, quiero presentarte 6 experiencias que tiene que vivir un niño. Por supuesto, no es en un afán totalitario y tal vez incluso tú tendrás tu propia lista: son realidades que le ayudarán a comprender el mundo en que viven y crecer con una sonrisa en el rostro.
1. Subirse a un árbol
¡Y caerse!, si no, cuándo van a aprender las posibilidades que les ofrece su cuerpo, puede ser el inicio de un campeón de alpinismo.
2. Saltar en los charcos
Crecemos y olvidamos que las cosas divertidas nos llegan, como dice Baloo el de la película El Libro de la Selva, gracias a mamá naturaleza. Hace unos días, en una tarde lluviosa, llevé a mi hijo a la tienda, se colocó unas botas, las cuales le dije que eran mágicas, y él caminó por los charcos casi media hora. Su alegría me causó una sensación de tanta paz, que me dieron ganas de comprarme las mías.
3. Escuchar el canto de un ave
La música de un ave es el poema que nos regala el mundo. El contacto con la naturaleza lo ayudará a sensibilizarse y en una de esas, a aprender a silbar.
Lee: 10 lecciones que puedes aprender de tu hijo, para vivir una vida más feliz
4. Agarrar la fruta de un árbol y comérsela
Claro, que esté madura, si no le pasará como a cierto autor que tuvo algunos problemas estomacales por la necedad. Una fruta directa de donde sale ayudará también a explicarle el proceso de equilibrio que tiene la naturaleza con sus frutos, y tal vez, hasta ese escabroso tema de cómo llegan los niños al mundo.
5. Rodar hacia abajo en una colina o monte
Eso sí es diversión, rodar hasta que tus costillas se impacten con un árbol (ok, vean que no haya un árbol abajo), además de que pueden comprobar el aerodinamismo de su nueva playera (y ensuciarla monumentalmente para el agrado de mamá) eso de girar también puede ayudar para que les expliques a los niños sobre gravedad sin usar al quemado Isaac Newton y su manzana.
Lee: El valor del contacto con la naturaleza en la vida de tus hijos
6. Volar un papalote
O “cometa”, como también les dicen. Volar un papalote les enseña paciencia e incluso algo muy cercano a la meditación, al tiempo de que se vuelven hábiles (no como sus servidor) en temas de enrollar el hilo de 200 metros en una madera casi como un palillo.
Y tú: ¿cuáles practicaste? ¿Cuáles harás que practiquen tus hijos hoy?