Sé el Robin Hood de tus hijos varones
Tú tienes que tomar tu arco y las flechas y salir a defenderlo de depredadores y cuantos quieran someterlo y hacerlo sentir un menesteroso afectivo. Creo que ya te has dado cuenta de lo que te estoy hablando.
Marta Martínez Aguirre
¿Con qué ojos mira el amor de padre a un hijo cuando lo ve con el helado recorriendo su carita sonriente?
No tengo dudas: si te dan a elegir entre los rezongos y las tardes de bicicleta, tienes todas las entradas compradas. El amor de padre tiene los bolsillos llenos de dulces pero también de sabias palabras sobre cómo tratar con respeto a las maestras, qué actitud tomar cuando un amigo lo golpea a la salida del colegio, la elección de un deporte, cómo encantar a las niñas y cómo no sentirse derrotado cuando el equipo rival de fútbol le perfora la red del arco.
La protección también es acción de amor
Sé que te gustaría que todo fuera sobre ruedas, que no tuvieras necesidad de alzar la voz o suspender por una semana las horas de internet. Pero para desgracia tuya y de muchos padres, debo confesarte que el amor de padre también necesita la mirada de Robin Hood para protegerlo cuando se siente intensamente desamparado.
Tú tienes que tomar tu arco y las flechas, y salir a defenderlo de depredadores y cuantos quieran someterlo y hacerle sentir un menesteroso afectivo. Creo que ya te has dado cuenta de lo que te estoy hablando.
Según estudios de la Universidad de Princeton y Columbia conjuntamente, sobre familias frágiles, se llegó a la conclusión que los padres están cada vez más ausentes de la crianza de los hijos, en especial de sus hijos varones. Y esto trae graves consecuencias: “Más del doble de probabilidades de ser arrestados por delincuencia juvenil; casi el doble de probabilidades de ser tratados por problemas emocionales y de conducta; aproximadamente el doble de probabilidades de ser suspendidos o expulsados de la escuela y un tercio de mayores probabilidades de dejar los estudios secundarios (bachillerato) sin completarlos… a los hijos de hogares rotos y monoparentales les es tres veces más probable acabar en prisión para cuando alcancen los 30 años que a los hijos de familias casadas intactas”.
Noticias abrumadoras del efecto de tu ausencia, ¿cierto? Y no faltará quien aquí diga: “¡Pero Marta, yo no me he ido de casa!” Sí, eso ya lo sé, pero no necesitas irte de casa para ser el cero a la izquierda.
Cuando asumes que tu rol de padre es más importante que las horas extras y las tardes lustrando el automóvil, te das cuenta que el amor de padre no solo corre en la cancha de fútbol-5, sino que también salva vidas, protege corazones y ahuyenta estos males.
Participa de sus estudios y sus actividades
No te involucres solamente en aquellas actividades que son placenteras y te hacen sentir orgulloso. Asume con el mismo entusiasmo el trazado del triángulo isósceles y la conjugación de los verbos. La ternura también se hace presente cuando reconoces que junto a él puedes repasar o reaprender algunos conceptos olvidados. Parte de tu heroísmo se demuestra en esa maqueta sobre la superficie del territorio, o en aquella cartelera sobre las vitaminas y los minerales.
Involúcrate en sus sentimientos
Así como Robin volvía loco al tirano príncipe Juan Sin Tierra, es hora de que hagas una visita al reino de los corazones rotos cada tanto. Abre el cajón de sus tristezas, siéntate y escucha por qué llegó derecho a encerrarse en el dormitorio. No creas que tu tarea consiste en solo proveer jugosos churrascos, juguetes, útiles y tecnología: Ser padre es ser un proveedor, pero tu tarea también es acariciar su soledad, su frustración y su desesperanza cuando una chica lo rechaza o sus amigos le critican sus gustos deportivos.
La presencia paterna en la vida de sus hijos varones, es el ingrediente que los prepara para una vida de esperanzas y desafíos conquistados.