¿Será que no tengo suficiente autoridad con mis hijos?
Si te has preguntado alguna vez si tienes o no suficiente autoridad para mandar a tu hijo, te comparto algunos consejos que te ayudarán a tomar el control en tu hogar y a ejercer una correcta autoridad.
Paola López Martínez
La semana pasada se presentó en mi consultorio una mamá angustiada que no sabía qué hacer con su hijo. El pequeño no la obedecía en nada. Llamó mi atención la forma en que ella le hablaba a su hijo: era excesivamente fría, intransigente con él y lo culpaba de todo. Entonces la mujer hizo la gran pregunta, esa pregunta que muchas veces nos hemos hecho tú y yo como padres en algún momento: ¿qué pasa conmigo, por qué mi hijo no me hace caso, será que no tengo suficiente autoridad?
Mi respuesta en ese momento fue clara y sencilla, y la dije convencida porque la he puesto en práctica con mi hija: para ejercer una correcta autoridad hay que mandar con amor.
Un padre de familia es un líder que tiene la responsabilidad de tomar decisiones para el bienestar de toda su familia. Y, como todo líder, necesita tener suficiente autoridad y ser comprensivo al mismo tiempo. Tu autoridad como padre es similar a la labor de un jefe: si él es frío y solo quiere ejecutar, trabajarás de manera obligada y de mal humor; pero, en el otro extremo, si es un hombre benevolente y consentidor, nadie hará nada. Lo mismo pasa en tu casa, si pretendes educar a tus hijos para que obedezcan necesitas encontrar el equilibrio entre el amor y la autoridad. Para hacer que nuestros hijos obedezcan en todo es necesario cambiar nuestra forma de mandar. Por eso, te doy algunos consejos que a mí me han funcionado para hacer que la calma vuelva a mi hogar y que mi hija haga lo que le pido:
1. Gánate su respeto
No basta con ser sus padres y tener todo el derecho sobre ellos, sé pulcro en todo lo que haces, predica con el ejemplo. Nuestros hijos se dan cuenta si seguimos las reglas, si somos responsables, respetuosos y ordenados. Si ellos ven que tú no te esfuerzas, ellos tampoco lo harán.
2. Encuentra el equilibrio
Mandar solo por mandar es autoritarismo, mandar pero terminar cediendo es consentimiento. Ten en cuenta que al educar, cariño y exigencia van de la mano.
3. Enséñale a hacerlo
Debes mostrarle la forma en que debe hacer lo que le has mandado, no esperes que lo adivine. Si le hablas de forma amable y le enseñas a hacer cumplir, lo hará.
4. Establece las reglas
Comunícale qué consecuencias le traerá el no obedecer; estas tienen que establecerse de acuerdo con la falta. Cumple todo lo que prometes, no cedas ante nada, porque si lo haces sabrán que pueden jugar contigo.
5. Da instrucciones cortas y claras
A veces nuestros hijos no hacen lo que les pedimos porque no entendieron lo que iban a hacer. Las madres estamos acostumbradas a hacer mil cosas a la vez, nuestros hijos no. Dales instrucciones paso por paso y lo más claras posible.
6. No pierdas el piso
Nuestra vida familiar está llena de sucesos estresantes, procura no perder el control. Evita los gritos y la violencia,el caos desata más caos; tus hijos, aunque pequeños, entienden con palabras.
7. Pónganse de acuerdo
. Es probable que en tu familia haya dos autoridades: mamá y papá; ambas son importantes y deben respetarse. Si papá da una orden, verifica que se lleve a cabo, nunca te interpongas a ella y si esta no es acatada y trae consecuencias, no intercedas. No debe existir una lucha de poder o de dominio. Si no se ponen de acuerdo ambos pierden el prestigio frente a sus hijos.
8. No temas mandar
No es malo hacer que nuestros hijos recojan su cuarto o apaguen el televisor por dos horas. No le temas a presenciar un berrinche o a causarles un “trauma”; más vale educar a tiempo que no educar.
9. No necesitamos intrusos
Aunque la intención de la abuela o de la tía sea buena, quienes mandan en casa solo deben ser mamá y papá. Consideren todo consejo que tenga buena razón, pero no permitan que alguien más que no sean ustedes instruya a tus hijos.
10. Modifica tu manera de ordenar
Nuestras instrucciones más comunes incluyen las palabras NO y POR FAVOR.
La mente de nuestros niños no asimila la palabra NO, al contrario, los reta: Cambia la frase “No te subas a la mesa” a “Bájate de la mesa, ese no es lugar para sentarse”.
Utiliza la palabra POR FAVOR al finalizar tu orden, si la usas al principio no mandas a tu hijo, le pides permiso: “Por favor, tiende tu cama” es menos eficaz que “Tiende tu cama, por favor”.
Hazle saber que toda acción tiene una consecuencia, e incluye una motivación al principio de la frase: “¿Quieres salir a jugar futbol? Entonces, haz la tarea”.
Todos estos consejos te ayudarán a que tus hijos te obedezcan y traerán calma a tu hogar. No importa que tan viciados estén tus niños, si no te das por vencida ellos aprenderán a respetarte. Recuerda que el secreto está en mantener la calma y ordenarles de manera firme y amable. Yo lo llevo a cabo con mi hija y me ha dado excelentes resultados.