¿Y si tu forma de tratar el bullying no ha sido para nada correcta?

Si un compañero molesta a tu hijo se enciende en ti el instinto de protección, y quieres reaccionar. Es importante antes ver si con ello arreglaremos el problema o haremos daño a nuestro hijo.

Marilú Ochoa Méndez

En este artículo quiero hablar sobre lo que pasa en los padres cuando uno de sus hijos es víctima de acoso, y cómo es importante pensar muy bien nuestras reacciones y acciones para sacarle el máximo provecho a la experiencia.

Cuando la mamá protege al hijo

Samuel, el hijo menor de Diana, es serio y retraído. No suele hablar mucho. Después de la primera experiencia de bullying (sus compañeros le tiraron sus libros al piso y se rieron de él), lo primero que hizo su madre fue presentarse con el director de sección, y pedir cuentas. Al día siguiente ya se habían aplicado acciones con los compañeros que molestaron a su hijo, y Diana se sentía satisfecha porque “su hijo no era de los que se dejaban”. Este episodio se repitió al menos cada ciclo escolar hasta que Samuel cumplió once años. Diana volvía a recorrer el mismo camino, hasta que tuvo un encuentro con un docente que la ayudó a asumir otra actitud.

Mamá: ayúdame a valerme por mí mismo

Aquel día, los reclamos de Diana en la oficina de la dirección no tuvieron el eco que esperaba. Es más, lograron desestabilizarla. Antes de “tomar acciones con los culpables”, el director le pidió tener dos sesiones con él, analizando en cada una los puntos que a continuación te anoto:

1. “No hay inocentes, solo distintos grados de responsabilidad”: Stieg Larsson

Diana se desconcertó, ¿qué culpa podría tener su hijo Samuel de que unos miembros de su grupo aventaran sus zapatos? El director la invitó a buscar responsables fuera del aula, de los alumnos. No lo podía creer, ¿era responsable ella de lo que sucedía?

Según el maestro en filosofía Rafael Arce, el fenómeno del bullying carece las más de las veces de una base antropológica, porque se sataniza la interacción negativa entre niños y se olvida que la historia de la humanidad se fraguó con luchas entre quienes atacan y quienes se defienden. Para él, “la dialéctica entre quien molesta y es molestado nos permite construirnos, pues solo así aprendemos a defendernos”. (Revista ISTMO, n. 337).

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Reflexionemos: al “defender” a tu hijo como primera respuesta ante el bullying, ¿qué estás haciendo realmente? ¿Es lo que él necesita? Notar el bullying es necesario, hacer algo al respecto también, pero tal vez convenga detenernos un poco a planear una estrategia que haga crecer a nuestro hijo.

Te invito a leer: ¿Por qué existe el bullying?

2. ¿Le has colocado ya el escudo anti-bullying?

Es cierto que la humanidad ha ido desarrollándose cuando el más fuerte se impone. Pero no te dejes llevar por la palabra, no siempre el más fuerte es el que más duro pega. Es más fuerte la gota de agua que la roca con el impacto continuo y perseverante. La seguridad interior de tu hijo es la que le dará las armas para defenderse y salir victorioso si sufre esta experiencia. Pero, ¿cómo se le brinda? Ayudándolo a construir valores y virtudes, y con tu confianza.

¿Le has ayudado ya a expresar lo que siente con las personas adecuadas? ¿Reconoce cuando está sufriendo una situación injusta y exige respeto? ¿Estás realmente disponible para él? No para “arreglarle la vida”, sino para hacerle saber que crees en él y que puede arreglarse la vida, porque no siempre estarás allí a su lado.

Continúa el maestro Arce: “El niño que no se defiende no cambiará si se reglamentan la intimidación y el abuso, solamente que su cobardía no será visible”. ¿Te imaginas? Hoy el bullying levanta polvo en todas partes, y solamente escuchar la palabra ya duele. Es delicado que algunas soluciones actuales no eliminen el problema, sino que solamente lo maquillen.

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Profundiza en el tema, leyendo: Pasos a seguir cuando uno de tus hijos es víctima de bullying

El lugar más idóneo para proteger a tu hijo y prepararlo para la vida es –lo sabes ya– la familia. ¡Qué alegría! Hay mucho ahí, en las paredes de tu hogar, que puedes hacer por él. Si tu hijo está siendo molestado, ¡adelante! Hay que hacer algo, comenzando por nosotros los padres. La escuela tiene también que generar dinámicas de solución, pero no tiene toda la responsabilidad. Es un trabajo que la sociedad debe hacer en conjunto, comenzando por dar a nuestros pequeños la fortaleza interior que les proporciona venir de unos padres amorosos y firmes que creen en ellos.

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Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.