Ser auténtico, o vivir de las apariencias. Una decisión compleja en nuestros días

Vivimos en una sociedad que nos exige mantener una falsa imagen frente a los demás. ¿Te has puesto a pensar cuáles pueden ser las consecuencias?

Marta Martínez Aguirre

La señora Esposa Excelente ha muerto:

“Pobre, era una santa, ella siempre se desvelaba esperando al marido”, comentan algunas mujeres mientras no salen del asombro de tan amarga noticia. Pero lo que no saben es que cuando don Esposo llegaba tarde, cansado de trabajar, ella le reprochaba que no era hora aquella para llegar y que le importaban tres rábanos si había perdido el ómnibus.

“Qué mujer tan hacendosa”, comentan otros, pues siempre compraba telas e hilos de bordar para hacer ella misma todo en la casa. Lo que se llevó a la tumba, sin embargo, fue una lista de gastos interminables de modistas que desarmaban y rehacían sus gentiles labores, mientras el esposo trabajaba horas extras para pagar sus gastos.

“Qué amor tan grande hacia la familia”, comentaban los familiares lejanos. Lo que nadie sabía es que ante las visitas ella siempre los elogiaba, pero cuando todos se iban, de su boca salían insultos y reclamos por no haber participado en las charlas o elogiado su comida.

“Qué mujer de fe extraordinaria”, decían por último en coro las hermanas de la iglesia; mas lo que ellas ignoraban era que en el camino a casa ella criticaba con arrojo al predicador y se quejaba de los gastos que las reuniones de damas implicaban. Todos tenían una y mil frases para la señora Esposa Excelente cuando bajaron el ataúd. Nadie entendía, sin embargo, porqué en el rostro de los deudos se pintaba una calma anhelada.

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“Las apariencias engañan”, dice el refrán, pero tarde o temprano las fachadas se despintan y el verdadero color sale a la luz. No puede nadie pretender sostener una farsa de amor generoso, de entrega total cuando se tienen características similares a la señora Esposa Perfecta.

Un automóvil cero kilómetros en la puerta, vacaciones en El Caribe, besos pegajosos a los niños, miradas de amor televiso al esposo pueden ser en apariencia el amor perfecto, la vida placentera y la felicidad eternizada. Pero detrás de toda esa máscara, al interior del hogar hay facturas impagas, cuotas del colegio atrasadas, gritos y reproches al esposo y maltratos psicológicos a granel hacia los hijos.

Una vida basada en las apariencias duele a todos los implicados. Esto es algo que crece en el día a día y, aunque parezca mentira, algunas personas al borde de perderlo todo se animan a confesarlo en el diván del terapeuta:

Necesidad de ser aceptado

La gran necesidad de ser aceptado lleva a que se viva en el exterior, mostrando una máscara frente al verdadero ser que necesita aprender a aceptar que vale más ser amado que ser reconocido. Recuerdo a una señora de casi 50 años de matrimonio que vino a consulta una sola vez, para decirme una frase que podría sonar espantosa: “Estoy en paz, ahora ha muerto”, refiriéndose a su esposo. Enseguida me relató una lista de blasfemias e insultos que recibía a diario, pero los domingos la trataba delicadamente en la iglesia, la besaba e incluso le acercaba la silla cuando iba a sentarse. Pero nadie sabía de la violencia física que recibía a menudo.

Sobre-adaptación

En un inicio esa fachada falsa es una forma de defenderse emocionalmente frente al temor de no ser aceptado por los demás, pero con el paso del tiempo se torna en una máscara que ni el herrero más versado puede sacar del cuerpo. Se logra así una sobre-adaptación enfermiza que logra que olvides quién eres realmente. Ya no eres tú, sino la pose, el antifaz.

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Para liberarte de la imagen de la señora Perfecta, entonces, sé tú misma, busca dentro de ti lo que te hace única e irrepetible. Quizás muchos critiquen tu forma de ser, pero eso no tiene que derrumbarte si puedes cambiar para bien. Pide ayuda si no puedes tú misma ser tú. Descubre tus virtudes y acepta tus defectos para modificarlos, integra tu imagen en una estima saludable donde puedas integrar tus luces y tus sombras.

Ojalá que puedas ser amada y reconocida por lo que eres, y no por lo que representas.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: