Ser un adulto soltero en el mundo actual
Si tienes entre 18 y 30 años, estás soltero, y a veces la vida te parece abrumadora, este artículo es para ti.
Oscar Pech
Hecho: Los estudios indican que cada vez más jóvenes adultos solteros (es decir, entre los 18 y los 35 años de edad) se resisten a la religión organizada. Una cantidad cada vez mayor de ellos vive una vida dedicada al consumo hedónico y, por lo mismo, están continuamente endeudados. Viven con sus padres y, lo que es todavía peor, no tienen un trabajo de planta.
Sí, claro, muchos los estigmatizan, como si fuera su culpa la situación laboral actual, e incluso se les llama “Ninis”. Lo cierto es que algunas de estas situaciones mencionadas arriba no son una muestra de inmadurez o rebeldía, sino que muchos de estos jóvenes menores a los 35 años simplemente están desesperados porque no hallan qué hacer para encontrar su lugar en un mundo que laboralmente no tiene un lugar para ellos.
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La mayoría de ellos prefieren la idea de la unión libre, en vez de pensar en el matrimonio. Esto no es una mera moda: aunque hay entre ellos quien simpatiza con el matrimonio, una cantidad abrumadora nunca han logrado tener un empleo fijo y, por lo mismo, temen no poder mantener una familia y, por lo mismo, evitan pensar en la posibilidad de tener hijos.
Ese temor no es fortuito: cada vez más, las prestaciones laborales van desapareciendo, los empleos de planta han cedido su paso para el surgimiento de los conceptos abominables: “Outsourcing”, y “free lance“. Vale decir, que ya no hay vacaciones, aguinaldo, jubilación, prestaciones, seguro social, o antigüedad en casi ninguna empresa.
En condiciones como esas no es válido, creo yo, criticar las posturas que toman nuestros jóvenes solteros que se rehúsan —imagino yo que menos por abusivos, flojos, incapaces, o taimados, que por franco temor— a dejar el nido de la casa materna.
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Yo creo que pocas veces en la historia de nuestra cultura la juventud se ha enfrentado a un futuro más oscuro, y no porque no se hayan dado circunstancias más difíciles —por ejemplo, a principios de la Revolución industrial— sino porque nuestros jóvenes pueden mirar la estabilidad que caracterizó la juventud de sus padres y abuelos, y la manera en que esos años contrastan con los nuestros.
Por fortuna, recientemente Robert D. Hales —con maestría en Administración de negocios por la Universidad de Harvard, y fue CEO de tres grandes compañías antes de retirarse del mundo de los negocios— acaba de compartir cuatro grandes consejos a esta generación que batalla tanto para encontrar su lugar en el mundo:
1. Salda tus deudas
Sí, es posible hacerlo. Siempre es posible salir de la lógica de esta sociedad consumista, y crear tus propias normas de austeridad, por el simple gozo y satisfacción de ser autosuficiente. Ahorra cada día. Se puede. Aunque sea unas pocas monedas, pero ahorra. Eso elevará tu autoestima.
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2. Obtén una educación
En mi humilde opinión, es sumamente conveniente que tengas una profesión y un oficio. Así, si te falla una, siempre está la otra como una opción. En las ocasiones en que en esta economía inestable he llegado a perderlo todo, siempre el haber aprendido algo más (un segundo idioma, habilidades en la computación, etc.) me han salvado de pasar hambres. Busca aprender cada día. Cierto, hoy día hay más desempleados entre los que tienen un doctorado, que entre quienes tienen una carrera técnica, pero el esfuerzo que hagas siempre se verá recompensado: la oportunidad siempre nace de la preparación. No dejes de prepararte un solo día de tu vida. La educación no es solo de tipo formal, y en estos días el ciberespacio posee lugares (no, no me refiero a Facebook precisamente) en donde de veras puedes obtener mucho conocimiento de manera gratuita.
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3. Ten citas inteligentes
De nuevo, la cultura de nuestros días va hacia lo superficial, hacia vivir el momento, a buscar solamente los placeres. Antes uno pensaba que el noviazgo era la oportunidad de conocer a tu novia a fin de, con ese conocimiento, decidir si querías pasar el resto de tu vida con esa persona. Ahora no. Tengo la fuerte impresión de que en la mente de muchos jóvenes el noviazgo es una oportunidad de “pasarla bien”. Y ese “pasarla bien” puede significar algo diferente para cada persona, pero conlleva la idea de no pensar en el futuro, ni de profundizar mucho, de vivir el momento. Y la propuesta de este autor es lo opuesto: sal con alguien del sexo opuesto con una idea clara en mente: “Quiero conocerte bien para ver si somos compatibles; para determinar con tanta certeza como sea posible, que en el futuro no me voy a arrepentir de haberme acercado a ti; si puedo edificar mi felicidad a tu lado, o si es mejor tener una sana amistad de lejecitos”.
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4. Vive una vida recta y religiosa
Créeme que he visto a muchas personas talentosas, brillantes, que desperdiciaron su vida y oportunidades enormes, por causa de los vicios. Por otra parte, la vida también me ha enseñado que vivir tu religión siempre te será de gran ayuda. No estoy diciendo que quien es ateo es malo, o indecente, o pecaminoso, no. Pero vivir una vida cerca de Dios es algo que le va a dar estructura a tu persona: es un sistema óseo, que te da fuerza, forma y apoyo en momentos de crisis.
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Yo no sé si se nota, pero cada uno de estos pasos lleva al siguiente. Cuando era niño muchas veces visité bosques y, en ellos, muchas veces crucé arroyos cantarinos. La experiencia me enseñó que, si no quería terminar con los pies empapados, antes de empezar a cruzar tenía qué fijarme una ruta en mi mente. Primero saltar sobre esta piedra, de allí a esta otra y de allí a esa tercera. Si uno no hacía eso, al improvisar sobre la marcha, sin un plan, casi siempre implicaba disminuir la velocidad, o perder el ritmo, o tener que frenar en seco y terminar dándome un chapuzón.
Y lo que es más: al hacer ese plan, siempre uno tenía qué preguntarse: “¿Y esa piedra se ve firme?” Una piedra que fuera demasiado pequeña, demasiado inestable no sólo implicaba terminar en el río, sino terminar con un tobillo lastimado. Lo mismo con estos cuatro pasos: cada uno te lleva al otro, y todos, a una vida estable y feliz.
Creo que te entiendo, querido joven adulto soltero: la vida en este siglo puede ser abrumadora, atemorizante, Pero si tienes el valor de seguir estos pasos, te aseguro que va a ser plena, satisfactoria, y con esfuerzo constante encontrarás las puertas del éxito y la felicidad plenas. Estos cuatro puntos son piedras grandes, firmes, seguras, sobre las cuales puedes confiar a lo largo de toda tu vida.