Nunca traiciones la confianza de tus hijos
"La confianza, como el arte, nunca proviene de tener todas las respuestas, sino de estar abierto a todas las preguntas." E. Wallace Stevens
Yordanka Pérez Giraldo
Hace poco hablaba con una persona allegada, sobre lo beneficioso que puede ser solicitar apoyo psicológico para superar situaciones que tenemos. Aquellas cosas que nos molestan y que no nos permiten avanzar en nuestro crecimiento emocional, impidiéndonos dejar ir lo que nos ha hecho daño.
Su respuesta fue tajante, “yo no creo, ni confío en psicólogos”. La razón de esta respuesta se encuentra en su infancia, cuando en una ocasión decidió acudir por ayuda con el psicólogo de la escuela, quien lejos de ayudarle, pidió la presencia de los adultos de su casa y les contó con lujo de detalles lo que en confianza y deseoso de auxilio él le había contado. Creo que todos podrán imaginar cómo le fue; el resultado es que, incluso ahora que es una persona adulta, no se atreve a confiar en estos galenos.
Niños con confianza en ellos mismos
¿Por qué les cuento esta historia? porque esa conversación me dejó pensando en la importancia de no traicionar la confianza de un niño; porque hacerlo no solo lo afectará en el presente inmediato, sino que condicionará sus conductas y creencias en su vida adulta.
Lo que pasa con los niños es que son como lienzos en blanco, lo que escribas en él quedará de manera permanente. Quizá pase que al crecer comprendan muchas cosas, por ejemplo que los blancos y negros no son los únicos colores, que la vida tiene matices; y que tenga la capacidad para lidiar con todo lo que carga, pero puede pasar, y pasa, que al crecer es su lienzo lo que lo define, y no a la inversa.
Es cierto que niños y jóvenes no están preparados para muchas cosas, y nos toca a nosotros protegerlos bajo la suposición de que sí sabemos lo que es mejor para ellos, y eso está bien. De eso se trata, pero lo recomendable es hacerlo con cautela, sin tomarnos libertades que no nos corresponden, respetando siempre la persona a quien deseamos ayudar y contando con su consentimiento.
Cómo sanar una confianza fracturada
Como la mayoría de las personas cuando se ven traicionadas, los niños ya no vuelven a confiar. Lo peligroso es que no será únicamente en nosotros, sino en todas las personas, provocando así que se aíslen, que teman, que les cueste abrirse emocionalmente, con todos los aspectos negativos que esto conlleva, como es el guardarse sus emociones, sus miedos y sus problemas.
1. Escucha
Por ello te recomiendo que, si te encuentras en una situación así, lo primero que debes hacer es ofrecerte a escuchar en ese momento, y en todos los que sean necesarios para servir de desahogo. Muchas veces sólo necesitamos un poco de atención y un hombro para apoyarnos.
2. Está dispuesto a ayudar
Segundo, ofrece tu ayuda, pero pregunta qué clase de ayuda desean de ti, muchas veces tomar la iniciativa puede ser contraproducente y perjudicar más que ayudar.
3. Infórmate
Busca información sobre lo que le pasa, y cómo ayudar adecuadamente. No sólo se trata de tener buenas intenciones, sino que esta debe estar bien fundamentada. Procura conocer su entorno para confirmar sus dichos, y ayudar a que se den cambios positivos para el niño, sin comprometer su persona.
4. Cumple
Sé honesto en cuánto a lo que puedes ofrecer y/o puede esperar de ti. Nada es más doloroso que ver nuestras expectativas defraudadas. Lo que sea que hayas prometido busca cumplirlo, y si acaso no puedes, discúlpate, explica tus razones y procura encontrar otras alternativas para que no sienta que quedó a su suerte.
La confianza no es solo la capacidad que tenemos de creer en los demás y viceversa. La confianza es un vínculo que se genera y la generamos basándonos en el actuar del otro y de nosotros mismos, pero con la diferencia de que es frágil y difícilmente puede llegar a recomponerse una vez que haya sido lastimada. En las sabias palabras del psiquiatra y psicoterapeuta Augusto Cury, “La confianza es un edificio difícil de construir, fácil de demoler y muy difícil de reconstruir”.
