¡Unas palabras de reconocimiento a los padres, los buenos padres, en su día!

¡Gracias a todos esos padres maravillosos que con su actuar mantienen vivo el mito del príncipe azul!

Yordy Giraldo

El nacimiento

Ser padre es cosa difícil; para empezar, convertirse en padres es por lo general una noticia que les llega de pronto, el hecho de que la naturaleza los privara de ser protagonistas directos del proceso los deja en una posición de desventaja, no sólo frente a su contraparte femenina, sino frente a la sociedad misma que ve al padre como actor secundario del proceso de procrear.

Como resultado pasan cosas tales como que ante el nacimiento del hijo, la madre tiene derecho a tres meses de licencia de maternidad, el hombre hasta hace muy poco nada, y actualmente escasos quince días es todo a lo que tiene derecho; como si su vida también no se viera repentinamente envuelta en una vorágine de acontecimientos.

Ante un divorcio

En esos casos, automáticamente la guarda y custodia de los hijos pasa a las madres y los padres sólo tienen derecho a disfrutar de sus vástagos unos pocos días al mes, y otros pocos días más en vacaciones y días festivos, eso si la madre decide que no hay problema. Si forman una nueva familia lo primero que preocupa es si se harán cargo de la responsabilidades económicas y se asume que seguramente se desentenderán de sus hijos.

Ser solo un proveedor

La capacidad de los padres es cuestionada usando como rasero su poder adquisitivo. Si da dinero, si paga las colegiaturas, la ropa, la cuenta médica, las vacaciones, entonces nadie dice de él nada; incluso si su vínculo con los niños no es muy cercano, ser proveedor es casi su única finalidad, al menos este es el arquetipo más aceptado.

En casa incluso es mal visto que se involucren en lo que hace el menor en su tiempo libre, la ropa que usa, los programas que ven y sólo es solicitada su intervención cuando ha habido un mal comportamiento, malas calificaciones o alguna travesura para la que las amenazas y regaños de mamá no has sido suficiente.

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Los estereotipos que lo limitan

Así pues un buen padre, uno de esos que se toma su vínculo y compromiso con sus hijos en serio, debe lidiar con los estereotipos que denigran su papel en la crianza de sus retoños, debe resignarse a que toda la gloria se la lleven las madres, mientras ellos en el pecado llevan la penitencia, al aceptar la educación ancestral del hombre distante abastecedor de los recursos del hogar.

Si bien es cierto que abundan los hombres que rehuyen de sus obligaciones como padres, hoy no hablamos de ellos, sino de los otros, los que se levantan temprano a preparar el desayuno, los que llevan a sus hijos a las escuelas cada mañana, los que no invierten su dinero en cantinas, ni estadios, sino en colegiaturas.

Los que gustosos cumplen el mandato legal de dar hasta el 45% de sus ingresos para la manutención de sus pequeños; a los que renuncian a sus casas, coches, y demás bienes materiales para cederla a sus hijos.

Padres extraordinarios

A los que están al pendiente de las necesidades emocionales, los que dan consejos, los que protegen hasta con los puños si es necesario la integridad de sus pequeños, los que sienten mayor orgullo por los logros de sus hijos que por sus propios logros.

Los que ven en la paternidad su más grande logro en la vida, y para los que todo esfuerzo es poco si es por el bienestar de sus hijos, aunque no gocen del reconocimiento de la sociedad, y a veces incluso de su propia familia, por todo el empeño que ponen para tener a los suyos gozando de una buena calidad de vida.

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A todos esos que cumplen la muchas veces ingrata labor de ser padres, en este día de los padres, no sólo felicidades, sino sobre todo, !muchísimas gracias!

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Yordy Giraldo

Yordanka Pérez Giraldo, Cubana de nacimiento, mexicana por elección.